bilbao. Las despedidas suelen ser tristes. Se suele caer un velo oscuro que descarga de vez en cuando alguna lágrima. El que se va dice adiós con dolor, con cara de pesadumbre, con amargura. Porque las despedidas lo son. Tristes. Pero José Ángel Iribar ayer anunció su adiós con una sonrisa en la boca. Con dulzura. Porque El Txopo dijo ayer que se va, que ya no será más el seleccionador de Euskadi, que el banquillo de la tricolor se queda en parte huérfano porque su sombra, la que ha inmortalizado durante ni más ni menos que 18 años, no volverá a posarse tras el banco de San Mamés. El de ayer, el partido que supuso el regreso del combinado vasco, fue el último para la leyenda de la portería del Athletic. Quedará un vacío. "Ha sido mi último partido como seleccionador", pronunció Iribar como que la cosa no iba con él. Sonriendo. Porque estaba sumamente feliz.
Estaba hablando uno de los seleccionadores de la tricolor del gesto de Iker Muniain. Porque marcó gol el travieso delantero del Athletic y se fue a abrazar a su entrenador. "Me ha hecho mucha ilusión, el chaval tiene esos detalles y se agradece un montón", estaba contando Iribar cuando se puso a explicar que quizá había tenido ese detalle con él porque en la charla técnica previa al amistoso había dicho a sus jugadores que se iba, que lo dejaba, que el de ayer iba a ser su último partido como seleccionador vasco. "Pero Mikel (Etxarri) sigue, ¿eh?", esbozó El Txopo, con esa sonrisa perenne. "Hemos hecho las cosas lo mejor que hemos sabido. Les he dado las gracias a los jugadores por haber contado conmigo también en esta ocasión y me he ofrecido a ellos para ayudar en lo que sea, menos para dirigir y seleccionar", explicó el exrojiblanco.
Y señaló Iribar que "no hay motivos" para su adiós, que "era el momento". Así lo entiende el ex guardameta de Zarautz, que ha llegado el momento de decir adiós. "He reflexionado y lo he hablado con mi gente, han sido 18 temporadas, muchos años y muchos más los que tenemos encima. Es un buen momento para dar el relevo", argumentó Iribar, que no se cansaba de dar las gracias, de agradecer a todo el mundo, de acordarse de todos los jugadores y de todas las personas que en todo este periplo en el que ha estado al frente del combinado vasco, de las distintas etapas por las que ha pasado, porque han sido muchas y tan dispares.
Pero Iribar se va de la primera línea, de los focos, del protagonismo pero estará cerca de todo lo que tenga que ver con la selección de Euskadi, próximo a ese camino del que él ha formado parte y del que no quiere separarse. "Seguiré de cerca todo lo que ocurra con mi selección. Me tienen a su disposición", destacó el presidente de honor del Athletic.
satisfacción por el partido Y el adiós de Iribar no podría haber tenido un telón de fondo mejor que el triunfo del equipo. 3-1 en una nueva fiesta del fútbol. "Estoy muy contento por el resultado porque para la historia es lo que queda", afirmó Mikel Etxarri, compañero de viaje de Iribar los últimos años. "Venezuela nos ha presionado y ellos han tenido la primera ocasión clarísima que ha sido solventada con una buena acción de Gorka. En el segundo tiempo sí hemos tenido más suerte y hemos podido materializar las ocasiones que hemos tenido también porque ellos han tenido un desgaste físico importante. Nosotros hemos ido de menos a más y a ellos les ha pasado al contrario", desarrolló Etxarri.
Los dos seleccionadores vascos subrayaron el gran ambiente que se vivió en la noche de ayer con un San Mamés a rebosar. 40.000 gargantas entregadas a la causa. "El ambiente ha sido increíble y esperemos que todo esto tenga continuidad. Nosotros siempre hemos estado apoyando esta iniciativa de jugar este partido porque creemos que es el mejor camino para lograr la oficialidad", indicó Iribar el día en que dijo adiós al banquillo de su selección tras 18 campañas de servicio.