El ser humano evolucionó para moverse, caminar y mantenerse activo. Sin embargo, la vida actual de oficinas, teletrabajo, transporte, ocio digital nos obliga a permanecer entre 7 y 10 horas al día sentados. Esa inmovilidad continuada provoca que el cuerpo entre en una especie de “modo ahorro” en el que el gasto energético se reduce drásticamente.

Estudios confirman que permanecer sentado durante periodos prolongados ralentiza el metabolismo, afecta a la circulación sanguínea y disminuye la capacidad del cuerpo para regular los niveles de azúcar y grasa en sangre. Incluso si haces ejercicio después del trabajo, el daño no se compensa del todo: el cuerpo necesita movimiento frecuente, no solo actividad concentrada en una hora.

Corazón, músculos y huesos también se resienten

Cuando pasas demasiadas horas en una silla, el flujo sanguíneo se vuelve más lento, lo que aumenta el riesgo de coágulos, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Los músculos del abdomen y las piernas pierden tono, lo que afecta al equilibrio y la postura, y la columna soporta una presión constante que puede derivar en dolores lumbares y cervicales crónicos.

Además, el exceso de tiempo sentado reduce la densidad ósea con el paso de los años. La falta de carga y movimiento impide que los huesos se regeneren correctamente, un problema que puede acentuarse especialmente en mujeres a partir de los 40 años.

El impacto metabólico y cerebral

Pasar más de 8 horas sentado al día también influye en el metabolismo y el funcionamiento cerebral. Al moverte menos, el cuerpo quema menos calorías, lo que facilita el aumento de peso y altera la respuesta a la insulina. Según una investigación, las personas sedentarias tienen hasta un 112 % más de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

El cerebro tampoco escapa: la inactividad reduce el flujo de oxígeno y nutrientes al cerebro, lo que puede provocar fatiga mental, dificultades de concentración e incluso cambios en el estado de ánimo. Algunos estudios sugieren que quienes pasan más horas sentados presentan una mayor propensión a la ansiedad y la depresión.

Mujer padece ansiedad Freepik

Cómo contrarrestar los efectos del sedentarismo

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No hace falta convertirse en atleta para reducir los daños. Los expertos recomiendan levantar el cuerpo cada 30 o 40 minutos, caminar un par de minutos o realizar estiramientos sencillos. En casa o en la oficina, los escritorios regulables o los recordatorios de movimiento pueden ser aliados clave.

Caminar al hablar por teléfono, subir escaleras, o realizar pequeñas pausas activas a lo largo del día ayuda a reactivar la circulación y mantener la musculatura activa. En esos pequeños detalles puede estar la diferencia entre una rutina sedentaria o una rutina activa y que alargue, además de mejorar, nuestra vida. En una sociedad en la que cada vez pasamos más tiempo sentados es vital entender la importancia de moverse y de mantener un estilo de vida con movimiento y buena salud alimenticia.