El Gran Premio de México ofreció grandes similitudes con la carrera de Austin. Ferrari volvió a mostrar un excelente rendimiento, lo que permitió a Carlos Sainz firmar su segunda victoria del año. En el debate por el título, Max Verstappen y Lando Norris volvieron a encontrarse en pista, con toque incluido y expulsiones de la pista, pero esta vez el neerlandés sufrió dos sanciones, cada una de 10 segundos, y acabó sexto. La segunda plaza de Norris, a 4,7 segundos de Sainz, le permitió recortar 10 puntos a Verstappen y quedar a 47 del liderato del Mundial con 124 aún en juego. Charles Leclerc cerró el podio.
Sin embargo, todo arrancó a pedir de boca para Verstappen, que en la salida rebasó al poleman Sainz antes de que un safety car detuviera la carrera en la vuelta inaugural por los accidentes de Yuki Tsunoda y Alex Albon. Pero la alegría duró poco. En el séptimo giro se relanzó la prueba y en el noveno abrazo al circuito Sainz ya había recuperado la cabeza aprovechando el rebufo. El madrileño se escapó a por el triunfo en quizás su mejor versión en el Gran Circo, mostrando un dominio incontestable.
Solo una vuelta después fue Norris quien lanzó el coche sobre Verstappen. Max asfixió al piloto de McLaren en la curva 4 hasta sacarle de la pista. Unos metros más tarde, en la curva 8, Verstappen buscó la zona interior pero entró colado, se salió de la pista expulsando de nuevo a Norris. Incluso hubo contacto entre el Red Bull y el McLaren. “Este chico es peligroso; está haciendo lo mismo que el otro día”, protestó Norris. La FIA apenas tardó en adoptar decisiones: 10 segundos por forzar a un piloto a salir de la pista y otros 10 por salir de la pista y ganar una posición. Ruina para Verstappen, que al cambiar de neumáticos y cumplir la sanción apareció en la decimoquinta posición. “Respeto a Max, pero no ha sido un pilotaje limpio”, dijo Lando a la postre.
Los lances entre Verstappen y Norris abrieron la puerta de la segunda posición a Leclerc, que aceptó la invitación y se lanzó a por el segundo doblete consecutivo de Ferrari. Los monoplazas italianos parecían dominar con holgura. Norris rodaba tercero en tierra de nadie. De pronto, el británico imprimió ritmo. Acabó dando caza a un Leclerc que perdió velocidad de manera drástica. Cuando ya tenía a Lando a distancia de DRS, el monegasco fue víctima de la presión. Perdió el control del coche en el acceso a la recta de meta, evitando lo que podría haber sido un peligroso accidente, y fue superado.
Mientras, Lewis Hamilton batió a George Russell para ser cuarto y quinto, respectivamente, por delante de un Verstappen que se quedó sin ritmo para concluir sexto, con el vago consuelo de que Sainz, ávido de recibir honores antes de su despedida de Ferrari, privó a Norris de un botín mayor. “Necesitaba rematar la faena con Ferrari”, sentenció el madrileño. Con este nivel, Ferrari puede ejercer de juez en este tramo final del campeonato.
Fernando Alonso protagonizó en la vuelta 16 su primer abandono del curso, por un problema mecánico, coincidiendo con su carrera número 400 en la Fórmula 1. Sergio Pérez, por su parte, fue decimoquinto confirmado un día más la crisis de Red Bull, que tiene cuatro carreras y dos esprints por delante para defender el liderato de Verstappen, que sigue agonizando y suma ya diez carreras sin ganar.