McLaren aterrizó en Italia con la vitola de poseer el mejor monoplaza de la actualidad, condición que ratificó el sábado al situar a sus dos coches en la primera línea de la parrilla de salida. Lando Norris abriría la carrera secundado por Oscar Piastri. El británico estaba ante una nueva gran oportunidad de recortar un buen bocado de puntos en el campeonato a Max Verstappen, que partía séptimo tras el enésimo episodio de desazón.

No obstante, la salida pudo ser una situación premonitoria. McLaren ha dejado ver en varias ocasiones que no existen órdenes de equipo internas, lo que quizás termine pasando una grave factura viendo cómo sus pilotos se restan puntos con luchas internas. En esta ocasión, Piastri arrebató el primer lugar a Norris, que cayó al tercer puesto. En medio se coló Charles Leclerc, que terminaría cediendo su lugar a Norris.

McLaren parecía rodar con el doblete en la mano. Pero entonces emergió en Monza la estrategia a contrapié de Ferrari, que aparece y desaparece de forma radical como competencia. En esta ocasión la escudería italiana propuso una estrategia de una sola parada en lo que podía parecer un suicidio a tenor del estado de una pista que erosionó los neumáticos superando las previsiones generales.

De este modo se alcanzó la última cuarta parte de la carrera con los dos Ferrari al frente para protagonizar un ejercicio de agonía. Carlos Sainz fue absorbido por los dos McLaren, que solo tenían ante sí a Leclerc, quien gozaba de 11 segundos de ventaja sobre Piastri. La renta caía de forma drástica. La radio echaba fuego. “Dejadme en paz. Si no hago caso a lo que me pides, no me lo repitas”, protestó Leclerc, que trataba de sobrevivir. En McLaren, mientras tanto, se exigían ritmos de tanda de calificación para tratar de dar caza al inesperado líder.

Solo a falta de cuatro vueltas quedó claro que Ferrari había puesto en jaque al equipo de moda. El triunfo viajaba a bordo del coche de Leclerc, que no daba crédito a la maniobra de su garaje al entrar en la última vuelta con 3,5 segundos de margen. “Nuestro paquete ha funcionado muy bien en Monza”, describió el monegasco, exultante por ganar en Mónaco y en Monza, en las que considera “las dos carreras más importantes de la temporada”. 

Sin embargo, Leclerc apeló a la humildad de cara a las próximas citas, ya que al fin y al cabo la victoria en Italia llegó a sorprender a los propios autores del planteamiento. “Dudo que sea así el resto de la temporada, creo que McLaren son los favoritos, pero hemos dado un paso adelante”, se congratuló.

En McLaren la frustración era muy evidente tanto en los rostros como en los discursos. “Ferrari ha hecho una mejor carrera. Hemos considerado una parada, pero no era posible con nuestro coche. Estoy algo decepcionado”, reconoció Norris, que fue tercero y solo pudo recortar 8 puntos a Verstappen para quedarse a 62 de distancia.

Piastri, que pudo palpar la victoria y acabó segundo, también admitió la decepción. “Duele mucho. Hice muchas cosas bien. Había muchas interrogantes sobre la estrategia. Una parada parecía una decisión muy arriesgada, pero ha sido la correcta”, lamentó.

El drama de Verstappen

El gran beneficiado del fallo de McLaren fue Verstappen, que atraviesa por una preocupante situación. Acabó la prueba exigiendo que los pilotos doblados se apartaran rápido para así no poner en peligro su sexta posición definitiva, algo insólito. Y así lo hizo ver con su crítico repaso. “Ha sido otra carrera dramática. No funcionaba nada, el coche no funcionaba en absoluto. No me gustó nada la estrategia y la parada en boxes fue absolutamente una mierda. Tuvimos que conducir con menos potencia, así que básicamente todo salió mal”, pronunció. 

Verstappen fue incluso más allá para instar al cambio. “Tal y como van las cosas, no vamos a ganar más carreras, pero es lo que hay”, auguró. En Monza la escudería austríaca transmitió la sensación de estar a la zaga de McLaren, Ferrari y también de Mercedes en cuanto a rendimiento. Verstappen fue superado por Leclerc, Piastri, Norris, Sainz y Hamilton y concluyó protegiéndose de George Russell, que perdió la tercera plaza en la salida al sufrir un golpe en el alerón delantero.

Después de ganar siete de las diez primeras carreras del campeonato, Verstappen encadena seis grandes premios sin subir a lo más alto del podio. Con ocho carreras por delante, la realidad es muy preocupante para el tricampeón. Si bien, se puede ver beneficiado por la alternancia de ganadores, ya que en esas seis últimas citas se han dado cinco vencedores distintos. En Italia, Ferrari le permitió minimizar el daño que pudo haber ocasionado McLaren, que no termina de capitalizar su estado actual y encima encuentra la competencia en su propio seno, con un Norris y un Piastri que quedaron boquiabiertos con la invención de Ferrari que aupó a Leclerc.

Fernando Alonso, por su parte, corrió toda la prueba detrás del punto que le hubiera concedido la décima posición. Finalizó undécimo, superado por un Alexander Albon y un Kevin Magnussen que, al igual que Ferrari, apostaron por visitar el box en una sola ocasión.