Habría que remontarse hasta la temporada 2020 para encontrar un lapso de cuatro carreras consecutivas sin victoria de Max Verstappen, a quien le crece la competencia en un campeonato que arrancó mejor que todos aquellos en los que a la postre se alzó campeón, pero que alcanzado el parón veraniego, tres semanas de descanso para reflexionar y recobrar ánimos, encuentra rivales nuevos en cada gran premio. En esas cuatro últimas carreras sin triunfos del líder del Mundial, tres pilotos diferentes han tocado la gloria, con Lewis Hamilton como protagonista por partida doble. Si McLaren venía lanzado a disputar la posición jerárquica de Red Bull, ahora es Mercedes la escudería que acapara cuota de pantalla con tres victorias en las cuatro últimas citas.

En el Gran Premio de Bélgica, Mercedes trazó dos alternativas a la victoria con dos estrategias bien diferentes para cuadrar ambas posibilidades en un enconado duelo por el triunfo. Cuando Lewis Hamilton –que partió tercero– parecía que tenía la gloria en el bolsillo, Russell –que arrancó sexto– lanzó una arriesgada apuesta de una sola parada en lugar de las dos que se antojaban como lógicas. Ello obligó a Russell, que pasó a ocupar la cabeza, a completar 33 de las 44 vueltas programadas con los mismos neumáticos. Terminó defendiéndose como gato panza arriba de su compañero de equipo. Hamilton atacó con un ritmo muy superior, con gomas frescas, pero tuvo que claudicar ante una ingeniosa obra maestra. Si bien, Russell no dio el peso mínimo de 798 kilos y fue descalificado. La báscula dejó su coche en 796,5 kilos. 

Así, Mercedes no pudo rubricar su primer doblete desde Brasil 2022, aunque reafirmó que ha progresado. “Es un resultado increíble. No podía predecirlo. Para nada se esperaba una sola parada. Ha sido una gran estrategia. Hemos jugado, hemos apostado y el coche era muy bueno”, expresó Russell antes de conocer la pena impuesta. El equipo reconoció su culpabilidad. Un final tremendamente cruel para una actuación épica. Y posiblemente el grave error sea debido a que en este circuito no se completa una vuelta para alcanzar el parque cerrado en la que los pilotos aprovechan para rodar por las zonas sucias para coger goma y asegurarse dar el peso mínimo.

En Spa-Francorchamps se desarrolló una disputada prueba que bien refleja la igualdad imperante en el Gran Circo. Porque detrás de los Mercedes rebasó la meta Oscar Piastri a solo 1,1 de desventaja del ganador, y a la postre segundo tras la sanción de Russell; incluso, dio la sensación de que el australiano podría haber comprometido la victoria de Mercedes de haber durado más la carrera. “Pensaba que podía cogerles”, afirmó el vencedor de la cita anterior. Los seis primeros en alcanzar la meta finalizaron la prueba en una diferencia de 9,8 segundos sin la aparición de un safety car. Los podios están caros.

Conformismo de Verstappen

Con la reorganización provocada por el pesaje de Russell, el quinto lugar fue para Lando Norris, de algún modo el gran derrotado del día, puesto que salía desde la cuarta posición y concluyó inmediatamente por detrás de Max Verstappen, que se disparó desde la undécima pintura. “Hemos maximizado nuestro resultado. Quinto –a la postre cuarto– no está mal teniendo en cuenta que en las últimas carreras hemos batallado con muchos coches. Hemos minimizado los daños. El resultado es positivo porque he acabado delante de Lando, que es nuestro rival más cercano en el campeonato”, valoró un irremediablemente conformista Verstappen. La actuación de Sergio Pérez fue una vez más paradigmática. Salió desde la segunda posición y terminó séptimo. Ya es habitual ver al mexicano detrás de los McLaren, los Mercedes y los Ferrari. Solo Verstappen sostiene el imperio Red Bull.

Tiene la fortuna Verstappen de la alternancia de sus rivales, porque en cada gran premio que transcurre queda evidente que su monoplaza ya no es lo que era. Por eso, el tricampéon llamó a la reflexión sobre lo que ha acontecido recientemente. 78 puntos de ventaja sobre Norris pueden antojarse como un muro infranqueable, pero se han celebrado catorce carreras y aún restan diez por delante. Queda mucho y está por ver cuál es el margen de mejora de cada equipo.  

En este sentido, resultó curioso ver la situación vivida en Mercedes. Tras aterrizar en Bélgica, el viernes montaron un paquete de mejoras del que tuvieron que prescindir el sábado para el domingo copar la carrera con la versión anterior del coche. “Sin duda que no esperaba este resultado. El viernes fue desastroso, el coche no tiraba. Hicimos cambios y no sabíamos cómo iba a ir, pero el coche ha ido fantástico”, admitió Hamilton.

Ferrari, como viene sucediendo, volvió a sufrir en carrera. Charles Leclerc arrancó primero y su condición de líder se prolongó tres vueltas. Hamilton pasó al frente y el monegasco fue incapaz de intimidar. El monegasco subiría de rebote al podio. Carlos Sainz concluyó sexto. Es el cuarto equipo en el escalafón de la Fórmula 1. A rebufo aparece Aston Martin, que no termina de dar el salto. La lucha de Fernando Alonso es hoy por hoy sumar. En Spa fue octavo. “¡Sí! ¡Vamos! ¡Joder!”, gritó el asturiano cuando le dijeron que restaba una vuelta para el final, satisfecho con el mero hecho de puntuar. Su compañero, Lance Stroll, fue más descriptivo: “¡Nuestra velocidad en recta es una puta broma!”. Russell no se tomaría vacaciones para tratar de resarcirse del grave error de Mercedes, pero otros, las necesitan.