Los dos empates, frente a Suecia y Polonia, en sus dos primeros encuentros de la Eurocopa han hecho saltar todas las alarmas en el seno de la selección española. Por lo pronto, estaba previsto que ayer saliera algún protagonista a dar la cara en rueda de prensa en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, pero con el claro objetivo de disminuir el ruido y de evitar polémicas y respuestas sacadas de contexto, el departamento de comunicación de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) decidió cancelar la comparecencia. Luis Enrique Martínez quiere aislar a sus futbolistas de todo el ruido mediático tras el mal inicio de torneo. España se bunqueriza.

Si Álvaro Morata fue el objeto de las críticas más feroces tras el debut de la selección española frente a Suecia, después de empatar contra los polacos en un encuentro bastante más gris que el disputado ante los nórdicos, las críticas han alcanzado a un buen puñado de jugadores y al propio técnico, al que no le pasan ni una. La afición española no le perdona a Luis Enrique su tozudez en determinadas decisiones. Muchos, eso sí, siguen sin olvidar que en la convocatoria no figura ningún futbolista del Real Madrid y así es muy difícil hacer piña y que ese lema tan manido de ir "todos a una" se haga realidad.

Y es que la selección española no engancha. A la falta de resultados, a su gris imagen en el campeonato, no tanto frente a Suecia pero sí ante Polonia, se le une la falta de un referente claro -atrás quedó la época de los Xavi, Iniesta, Villa, Puyol y compañía-, lo que dificulta las cosas. Por si fuera poco, el continuo runrún de la grada, los pitos a los futbolistas y demás cuestiones extradeportivas -se intentó hacer un mundo de la nacionalización de Aymeric Laporte...- tampoco ayudan.

Este hecho ha generado cierta inquietud en el seno de la RFEF. Muchos de sus directivos están preocupados por la falta de tirón del combinado español. Las dimensiones de La Cartuja, campo en el que caben 60.000 espectadores pero al que únicamente se permite acceder a 15.000 personas, así como la lejanía de la grada con el césped y las distintas medidas de seguridad, especialmente en lo que a la distancia social se refiere, dificultan la creación de un ambiente de partido.

La sensación de improvisación debido al poco tiempo que ha tenido la Real Federación Española de Fútbol en consonancia con la UEFA para trabajar en la adecuación del campo, ya que inicialmente iba a ser San Mamés quien acogiera los encuentros de España en la fase de grupos, tampoco ha pasado desapercibida para los asistentes al campo. Además, tampoco puede pasarse por alto el elevado precio de los billetes, hasta 125 euros, o que en el choque ante Suecia, en lugar de las 15.000 entradas, únicamente se pusieran a la venta en torno a 12.500.

el césped y el calor

Y luego está el asunto del césped y su pésimo estado, lo que no ha hecho sino provocar cierto malestar en Luis Enrique y su cuerpo técnico. Tal y como ocurrió ante Suecia, el sábado, a la conclusión del choque frente a Polonia, fueron varios los protagonistas del combinado estatal que se quejaron por el mal estado del césped de La Cartuja. Es lo que tiene disputar un torneo en Sevilla en pleno verano y en un campo casi fantasma. Al parecer, el verde mejoró entre un partido y otro, pero los milagros, en Lourdes. Lo asume de mala manera Luis Enrique, al que no le queda más que resignarse y aceptar las condiciones.

Por si fuera poco, en el choque de este miércoles, que se disputará a partir de las 18.00 horas, se esperan más de 30 grados a la hora del partido, lo que ha generado cierto malestar en el combinado eslovaco. "Nos asusta que en Sevilla vaya a haber cuarenta grados y mucha humedad. Como sea, jugaremos en eso", apuntó ayer Hubocan, defensa de Eslovaquia. El termómetro no se disparará hasta los 40 grados, pero el calor, que será elevado, puede marcar el devenir del choque.