Los suecos son chicos fuertes, serios y formales, o sea disciplinados, no van sobrados de ingenio, pero esto lo compensa Jan Andersson. Aplicado y realista, el seleccionador está harto de ver vídeos de sus rivales, también de España, y alecciona a los suyos para que hagan exactamente aquello que les permita aspirar a ganar o puntuar. La idea parte de una premisa muy clara, cual es el reconocimiento explícito de su inferioridad respecto a la tropa que dirige Luis Enrique. Y, como se comprobó anoche, cuanto Suecia desarrolla está orientado básicamente a llenar de obstáculos el césped. No le importa ceder una porción amplia de metros cuadrados, tampoco se apura por el hecho de que los que no visten de amarillo monopolicen el balón y logren un porcentaje de posesión escandaloso. El plan se completa con dos únicas consignas en ataque: la estrategia, lo que incluye los saques de banda porque no les resulta fácil forzar faltas próximas al área o córners, y la punta de velocidad de sus delanteros para salir disparados a la mínima, esto último nunca mejor dicho dado que las oportunidades de pillar a contrapié al adversario se cuentan con los dedos de una mano y sobran dedos.

Bueno, pues Suecia se ciñó a rajatabla al guión de Andersson y arrancó un empate ante la favorita del grupo. Esto significa que consolida sus probabilidades de acceder a la siguiente ronda del torneo, un recorrido que por cierto acostumbra a realizar, también en Mundiales, pese a que luego su potencial no le alcance para figurar entre las selecciones que opositan a llegar lejos. Objetivo cumplido por tanto, con algunos apuros, pero qué menos frente a un combinado en posesión de un catálogo de recursos muy superior.

¿Mereció perder Suecia? Sí y no. Lo hizo si se repara en la actuación de España, su dominio casi absoluto de la situación, la intencionalidad que rezuma su juego o las ocasiones que fue intercalando. No excesivas en cantidad ni en calidad, salvo un par o tres, aunque en el global fueran más que suficientes para sacar adelante el duelo. Ahora bien, si el análisis se realiza desde la perspectiva sueca, habría que afirmar que no, que no mereció la derrota. Hizo lo que pudo, todo lo que pudo para mantenerse en pie y las dos veces que se pasó a saludar a Unai Simón cerca estuvo de dejarle con el molde. No porque él fuese responsable, pero habría que haber visto su semblante y el de sus compañeros en el caso de que hubiese tenido que recoger la pelota de su red.

El precedente ante rusia

El comportamiento de España recordó por momentos a sus compromisos en cierto acontecimiento que tuvo lugar hace no tanto. Aquello de los mil pases y cero goles pudo venir a la memoria a ratos, especialmente a medida que el cronómetro avanzaba. Bajó el ritmo, el dinamismo se resintió, hizo mella el calor de Sevilla al igual que la paulatina desmoralización de los jugadores, impotentes para sorprender a Olsen, que se apuntó intervenciones de mérito. Lo de ayer fue mejor que lo de Rusia, desde luego mucho mejor hasta el intermedio. Luego, como se ha señalado, pudo apreciarse cómo la simpleza de la propuesta de Suecia iba paulatinamente equilibrando las fuerzas o, si se prefiere, lograba igualar la validez de dos conceptos tan dispares.

Con la lógica en la mano, Luis Enrique se hubiera metido en la cama con la sonrisa que no suele prodigar salvo para adornar su ironía y hacer ambiente con sus chicos. Sin embargo, ya se sabe que la lógica, que viene a ser el equivalente a lo previsible, nunca ha estado de moda en el fútbol. Como dice el tópico, los partidos hay que jugarlos y gracias a que esto siempre es así, pues va Suecia y se equipara a España. A ver cuál de las dos termina encabezando el grupo, que es cosa importante.

Tras su falta de puntería. El exrojiblanco Aymeric Laporte, quien se estrenó como titular en partido oficial con la selección española sin apenas trabajo en labores defensivas, salió en defensa de Álvaro Morata tras un choque en el que el delantero de la Juventus fue silbado por el público de La Cartuja debido a su falta de acierto ante la portería defendida por Olsen. El central del Manchester City, cuestionado al respecto, se expresó con contundencia al afirmar que “no es la primera vez que pasa y no hay que dudar de un delantero como Álvaro, que ha demostrado muchas cosas ya. Es verdad que no ha tenido acierto en este partido, pero en el próximo igual mete tres y calla la boca a todos. Esperemos que sea así”. Dani Olmo y Pedri González, el futbolista más joven en debutar en la fase final de un gran torneo con España, también defendieron al ariete, que fue despedido entre abucheos al ser sustituido por Pablo Sarabia.