A simple vista, el gran reto para la innovación en Euskadi y Navarra parece obvio: igualar, para después superar, el desarrollo alcanzado por algunos de los países más destacados de la Unión Europea en materia de innovación, como son Suecia, Bélgica, Austria, Alemania o Dinamarca, donde la contribución al PIB de la actividad innovadora, concretamente de la inversión en I+D, supera el 3%.

Esta premisa es necesaria si ambos territorios buscan, como fin último, convertirse en referentes innovadores dentro de la UE, una mayor competitividad de sus sectores punteros y la respuesta a los desafíos de la UE para la presente década: la implantación de un sistema de economía circular, la digitalización o la consecución de los objetivos y metas de desarrollo sostenible establecidos por Naciones Unidas (ODS), entre otros.

Para ello, urge mejorar el nivel de algunos indicadores determinantes. El incremento de la inversión en I+D+i es uno de ellos, especialmente por parte de las empresas. La Ley Foral 15/2018 de Ciencia y Tecnología de Navarra, por ejemplo, estableció ya entonces un objetivo de inversión en I+D+i en el 3% del PIB para el año 2030 (hoy, el gasto en I+D es del 1,9% según datos de Nastat). Desde esa fecha, Administración y agentes privados han trabajado para lograr dicho objetivo, apuntalado en el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación de Navarra 2021-2025. La agenda de la I+D+i para 2030 de Euskadi marca como meta duplicar su inversión según el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación, PCTI, 2030 (Euskadi llegó al 2,08% de gasto en I+D interna respecto al Producto Interior Bruto, en 2019 fue del 1,86 %, según datos de Eustat).

Sin embargo, no solo el aumento de la inversión es importante, también son necesarias herramientas y estrategias que promuevan y consoliden un ecosistema innovador fuerte y dúctil en ambos territorios. Dichos instrumentos deben ser capaces de alentar la formación de profesionales, la creación de patentes, la innovación en sistemas productivos pero también organizativos y de gestión, o la salida al mercado de bienes y servicios de alta tecnología. Para alcanzar dichos objetivos, la implicación de las pymes en el desarrollo innovador es esencial, como también lo es un tejido cada vez mayor de startup con clara vocación innovadora. Se trata, en definitiva, de lograr que más empresas innoven.

Además del aumento de la inversión, también son necesarias herramientas y estrategias que promuevan y consoliden un ecosistema innovador fuerte y dúctil

Por encima de la media

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística a través de su Encuesta de innovación de las Empresas 2020, el gasto en actividades innovadoras alcanzó en el Estado español los 17.074 millones de euros en 2020, lo que supone un descenso del 11,9% respecto al año anterior. Esta cantidad representa un 40% menos que la media europea y el 1,1% de la cifra de negocios de las empresas estatales. Por territorios, Madrid (30,8%), Catalunya (26,4%) y Euskadi (8,7%) fueron las que asumieron un mayor gasto en actividades innovadoras, situándose así muy por encima. La aportación de Navarra fue del 2,1%. Por otra parte, Euskadi se sitúa a la cabeza del ranking de territorios con mayor porcentaje de empresas innovadoras en el periodo 2018-2020, con un 28% de sus empresas. Navarra ocupa el cuarto puesto con un 24,2 %. En cuanto al gasto en I+D, el Estado español quiere elevar la cifra hasta 2,12% del PIB en 2027 (en 2019 fue del 1,25%, frente al 2,23% de la Unión Europea; ahora es del 1,41% frente al 2,32% de la UE27).

Innovar para responder a los grandes desafíos de la década

Ser más competitivos es uno de los objetivos inherentes a la innovación, el otro es responder a las necesidades de la sociedad y a los retos que esta debe afrontar en los próximos años. En Orizont, la aceleradora de innovación para el sector agroalimentario de Navarra, conocen muy bien cuáles son los grandes escenarios en los que deben moverse las empresas del sector para responder a la demanda y necesidades sociales: proteína alternativa; economía circular: valorización de subproductos y reducción de residuos; nuevas soluciones saludables y limpias; sostenibilidad; vinculación con el consumidor; e industria 4.0 y digitalización.

De hecho, algunas de las empresas líderes en el sector especifican más aún algunos de los grandes retos del sector para los cuales el esfuerzo innovador en general y eco-innovador en particular resulta decisivo: la consecución de productos con texturas y sabor cárnico sin proteína animal, el ahorro de agua en el proceso productivo y de depuración, la optimización de carga en contenedores marítimos, la consecución de films flexibles biodegradables, la incorporación de la inteligencia artificial para la predicción de accidentes de seguridad o riesgos, la tecnología para la detección de cuerpos extraños no metálicos o la articulación de soluciones para lograr una agricultura de precisión que procure la mejora de los suelos.

No en vano, Navarra participa en los Planes Complementarios del Mecanismo de Recuperación de la Unión Europea con sus sectores estratégicos de Agroalimentación y Energía, áreas priorizadas en la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación 2021-2022.

La necesidad de implicar a las pymes

La implicación de las pymes en el proceso de innovación es decisiva para la consecución de un ecosistema consolidado, especialmente en aquellos sectores donde la pequeña empresa representa casi la totalidad del tejido industrial. AFM, con sede en Donostia y dedicada a promover la innovación e internacionalización de tecnologías avanzadas de fabricación, es consciente de este reto. De hecho, a través de la iniciativa Tkgune, ofrece a sus socios el apoyo necesario para innovar en procesos y ensayos cuando el presupuesto es limitado o carecen de las herramientas o el conocimiento adecuado.

TKgune es una red formada por centros de Formación Profesional para facilitar la transferencia bidireccional del conocimiento entre centros y empresas, es decir, para promover la innovación aplicada en pymes que necesitan un impulso científico-tecnológica para competir mejor. Actualmente, dicha iniciativa cuenta con la adhesión de más de cuarenta centros en todo Euskadi que, hasta la fecha, han desarrollado más de 1.000 proyectos para más de 3.300 empresas participantes.

A pesar de los esfuerzos por recuperar y mejorar los niveles necesarios de innovación para situar a Euskadi y Navarra a la altura de sus homólogos en la Unión Europea, queda mucho camino por recorrer. Si bien los resultados en ambos territorios mejoran la media estatal en buena parte de los indicadores, adolecen la escasez de inversión y la falta de herramientas necesarias para extender esa capacidad innovadora a las pymes o a ciertos sectores económicos.

Para solventar dichas carencias, ambos territorios han articulado planes de ayuda financiera, así como herramientas y plataformas de cooperación público-privada. Todas ellas se enmarcan dentro de planes estratégicos de desarrollo al amparo de estrategias europeas y nacionales que persiguen los mismos objetivos.

Los grandes retos

El departamento de Desarrollo Económico y Empresarial de Navarra lanzaba a principios de este año una convocatoria de ayudas estimadas en 16 millones de euros para los próximos años con el fin de favorecer la innovación a través del desarrollo de proyectos de I+D (2022-2025) y de la cooperación entre empresas privadas y organismos de investigación. Dichos proyectos debían alinearse con la iniciativa Horizonte Europa, Programa Marco de Investigación e Innovación para la UE, y con los retos planteados por la Estrategia de Especialización Inteligente RIS4.

Por su parte, el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco presentaba hace escasas semanas su nuevo catálogo de ayudas y servicios a las pymes para el año 2022. Este articula un total de 74 programas de apoyo con un importe total de 617 millones de euros, y capítulos específicos para el área de innovación y desarrollo tecnológico I+D. De hecho, más del 70% del presupuesto recaerá sobre proyectos de I+D+i y transición energética. El objetivo, salvar uno de los grandes escollos de la innovación en el territorio: la fragilidad de las pequeñas y medianas empresas a la hora de abordar proyectos de I+D+i. A esta convocatoria se suman otras, como la denominada M-ERA.NET 2022, que financia con al menos 25 millones de euros proyectos de investigación e innovación relacionados con materiales avanzados.

El papel de las mujeres

Aumentar la presencia de las mujeres en el ecosistema innovador es otro de los grandes desafíos de esta década. Según datos del Instituto de Estadística de Navarra, el personal empleado en 2020 en actividades de I+D a jornada completa ascendió a 4.758 personas; de ellas, un 41,45% eran mujeres. En Euskadi, ese porcentaje se quedaba en el 36,5% según cifras del Instituto Vasco de Estadística (el reto es alcanzar el 40% en 2030).

Según el informe Mujeres e Innovación 2022, presentado el pasado 8 de marzo y que analiza la presencia de las mujeres en el sector para orientar las políticas públicas de I+D+i, la brecha de género existe y entorpece la consolidación del ecosistema innovador en España. Datos como que el número de inventoras en las solicitudes de patentes presentadas es de un 37,6% frente al 62,4% de inventores, que tan solo un 15% de las pymes innovadoras cuentan con una mujer como representante legal o que solo un 3% participa en las juntas de gobierno de agrupaciones empresariales innovadoras que han recibido financiación resultan esclarecedores.

También que solo un 20% de quienes cursan estudios de doctorado en Informática e Ingeniería son mujeres o un 32,8% en Industria y Construcción. En 2020, tan solo el 28,9% del personal interno en innovación en empresas eran mujeres. En sectores de alta y media-alta tecnología la cifra es similar, del 29%. Datos más alentadores nos deja el sector de la biotecnologi?a. La industria biotecnológica, intensiva en conocimiento, cuenta con casi un 60% de mujeres trabajando en actividades de I+D según datos del Instituto Nacional de Estadística. El porcentaje de biotecnólogas que investigan en las empresas representa un 56,1%, frente al 43,9% de los investigadores.

Retos propios y comunes

Los desafíos en materia de innovación no son exclusivos de Euskadi y Navarra, sino que resultan ampliamente compartidos a nivel estatal. Estos retos han sido recogidos por Agustí Segarra Blasco en su artículo El papel del Estado en el fomento de la innovación en España, publicado en Papeles de Economía Española, N.º 169 (2021). En el mismo, Segarra habla de un sistema innovador aún frágil. Señala el autor que, a nivel estatal, destacan los capítulos de la formación de doctores y las publicaciones científicas; sin embargo, son insuficientes las inversiones en I+D, tanto públicas como privadas; la innovación tecnológica (productivas, organizativas o de marketing), la solicitud de patentes internacionales y las exportaciones de bienes y servicios intensivos en tecnología y conocimiento.

Ayudas a la innovación

74

Programas de apoyo en Euskadi

El departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco presentaba hace escasas semanas su nuevo catálogo de ayudas y servicios a las pymes para el año 2022, en el cual articula un total de 74 programas de apoyo con un importe total de 617 millones de euros.

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Convocatoria navarra

El departamento de Desarrollo Económico y Empresarial de Navarra lanzaba a principios de este año una convocatoria de ayudas estimadas en 16 millones de euros para los próximos años con el fin de favorecer la innovación a través del desarrollo de proyectos de I+D.