Las ciudades del futuro llegarán más pronto que tarde y en ellas es impensable no contar con espacios pensados por y para los ciudadanos, priorizando su bienestar y calidad de vida; mientras se sigue apostando por el desarrollo económico de dichas urbes y su apuesta por la sostenibilidad ambiental y social. La sostenibilidad será fundamental, integrando energías renovables, transporte ecológico y espacios verdes que promuevan la salud y el equilibrio con el medio ambiente en todas estas ciudades que cada vez están creciendo más. Además, el desarrollo urbano debe ser inclusivo, fomentando la igualdad y la participación activa de todos los habitantes que residen en ella. En este sentido, la tecnología jugará un papel clave, facilitando servicios inteligentes y conectados. 

En definitiva, las ciudades del futuro serán lugares donde la innovación, la sostenibilidad y la comunidad se unan y caminen de la mano en el objetivo compartido que no es otro que crear entornos más humanos, resilientes y sostenibles para las generaciones venideras; pero también para hacer que un territorio crezca económicamente y sea competitivo en un mundo global. 

Estas fueron a grandes rasgos las pinceladas que ayer sirvieron como eje central de un foro organizado por DEIA con los principales agentes implicados en el territorio de Bizkaia para conocer de primera mano la realidad presente de estas ciudades por y para los ciudadanos, pero sobre todo, de las ciudades del mañana.

Un espacio de encuentro que todos los presentes agradecieron como parte de un camino de cambio hacia a una estrategia más verde y hacia una Bizkaia más green como era el lema de la jornada de ayer martes celebrada en el Palacio Euskalduna de Bilbao. Un lugar de encuentro que reunió a representantes de administraciones, instituciones y empresas del sector en Euskadi y donde se intercambiaron ideas acerca de cómo será el futuro de nuestras ciudades, qué papel jugará la movilidad, la arquitectura urbana y/o la forma de relacionarnos con la ciudad, cuánto se ha avanzado en sostenibilidad o qué se está haciendo desde las empresas para acercarnos a ese objetivo de la neutralidad climática. 

Dicho de otro modo, hablar de sostenibilidad y poner el foco en la ciudadanía y en las iniciativas que pueden decidir el futuro de nuestro territorio como recordaron los participantes de este interesante encuentro. Ellos fueron Asier Abaunza, concejal de planificación urbana, espacio público y proyectos estratégicos del Ayuntamiento de Bilbao; Amaia del Campo, alcaldesa de Barakaldo y Laura Gutiérrez, técnica de proyectos en acción climática de Ihobe como integrantes de una primera mesa redonda moderada por Olga Martín, directora general de Aclima. Tras esa primera mesa de debate fue el turno del periodista de Onda Vasca Txema Gutiérrez que hizo lo propio moderando a los integrantes de la segunda mesa donde estaban nombres como Janire Bijueska, responsable del Gabinete de Apoyo a Presidencia-Gerencia en Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia; Mónica Oviedo, responsable de Desarrollo Sostenible y Agenda 2030 de Iberdrola; Koldo Nieto, delegado de la zona norte en Valoriza y Erik Sandonis Martín, responsable de Oficina Técnica e I+D+i en la empresa Lezama Demoliciones. 

Como cierre de oro a este foro que tuvo lugar ayer martes, nada mejor que escuchar de primera mano a Ibon Areso, arquitecto y alcalde de Bilbao entre los años 2014 y 2015, que sacó más de una sonrisa a los presentes recordando cómo ha cambiado la ciudad de Bilbao desde aquella imagen más gris e industrial de los años 80.

Video encuentros Deia "Bizkaia Green: ciudades por y para los ciudadanos"

Video encuentros Deia "Bizkaia Green: ciudades por y para los ciudadanos" Peio Agirre

Las ciudades del mañana

Las ciudades del mañana serán espacios en constante transformación, impulsadas por la tecnología, la sostenibilidad y la inclusión social. Serán urbes inteligentes, resilientes, ecológicas y participativas, que prioricen la calidad de vida de sus habitantes y el cuidado del planeta; pero sin por ello olvidarse del desarrollo económico de las mismas. 

“Son los ciudadanos los que deben apoyar y liderar ese cambio que mira hacia adelante”

El éxito de esta visión dependerá de la colaboración entre gobiernos, científicos, empresas y ciudadanos ya que solo de esta manera y a través de los esfuerzos conjuntos se podrá construir entre todos urbes que no solo sean lugares para vivir, sino comunidades vibrantes y sostenibles que respondan a los desafíos del siglo XXI y más allá.

Las ciudades del mañana no serán solo concentraciones de edificios y calles, sino ecosistemas dinámicos donde humanos, naturaleza y tecnología coexisten en equilibrio.

El concepto de la ciudad como un organismo vivo implica que sus componentes se adapten y evolucionen continuamente para mantener la salud y el bienestar de sus habitantes y del planeta. En este sentido, no podemos olvidarnos del cambio climático, que representa una amenaza significativa y cada vez más para las ciudades. Las futuras urbes deberán ser resilientes, capaces de adaptarse a eventos extremos como inundaciones, olas de calor o sequías. Las infraestructuras verdes, los sistemas de drenaje sostenibles y la planificación urbana basada en modelos climáticos permitirán reducir los riesgos. Además, la generación de energía renovable y la reducción de emisiones serán fundamentales para mitigar los efectos del calentamiento global.

A pesar de los avances tecnológicos, uno de los mayores retos será garantizar que sus beneficios sean accesibles para todos. La brecha digital, la desigualdad social y la exclusión pueden agravarse si no se implementan políticas inclusivas. Las ciudades del mañana deberán promover la participación ciudadana, ofrecer viviendas asequibles y servicios básicos universales, y diseñar espacios que fomenten la convivencia y la diversidad cultural. La inclusión social será clave para construir urbes más justas y resilientes. 

Las ciudades del mañana no serán solo concentraciones de edificios y calles, sino ecosistemas dinámicos donde humanos, naturaleza y tecnología coexisten en equilibrio

El Bilbao del ayer, del hoy y del mañana

Si se echa la vista atrás, Bilbao puede servir de ejemplo de una transformación profunda en las últimas décadas, pasando de ser una ciudad eminentemente industrial a una metrópoli moderna y culturalmente vibrante donde el desarrollo y la sostenibilidad están cada vez más presentes. Un gran cambio, admirado en todo el mundo, que no hubiera sido posible sin una visión innovadora de todos los agentes implicados en lograrlo, así como de un proceso de reconversión urbana que ha permitido revitalizar su economía, su paisaje y su identidad

Y todo desde un declive industrial hace más de 40 años y que llevó a la capital a buscar nuevas alternativas de desarrollo. Así, desde la década de los 90 se dio comienzo a ese proceso de transformación urbana y económica que ha sido ejemplar a nivel internacional. La pieza clave de esta transformación fue la inversión en cultura y arquitectura moderna, con proyectos emblemáticos como el Museo Guggenheim Bilbao, inaugurado en 1997 y diseñado por Frank Gehry. Este museo no solo ha puesto a Bilbao en el mapa mundial del arte contemporáneo, sino que también ha sido un catalizador para la regeneración urbana y económica, atrayendo turismo y fomentando la inversión.

El cambio en Bilbao no solo ha sido físico, sino también social. La ciudad ha pasado de ser una urbe industrial a una ciudad centrada en la innovación, la cultura y la sostenibilidad. La educación y la tecnología han recibido un impulso, con la instalación de universidades y centros de investigación que fomentan el talento local y atraen a profesionales de diferentes partes del mundo. La calidad de vida ha mejorado notablemente, con un enfoque en la sostenibilidad ambiental y el bienestar de sus ciudadanos.

En resumen, Bilbao ha dejado atrás su pasado industrial para convertirse en un ejemplo de cómo una ciudad puede reinventarse. La combinación de una arquitectura innovadora, una oferta cultural diversa y un compromiso con la sostenibilidad han sido claves en esta transformación. Hoy en día, Bilbao es una ciudad que mira hacia el futuro manteniendo vivo su legado, demostrando que el cambio y la adaptación son fundamentales para el progreso urbano y social de las que, como ella, serán las ciudades del mañana. 

Un futuro que es toda una oportunidad para reinventar nuestras formas de vida, trabajo y convivencia, creando entornos más humanos, justos y respetuosos con el medio ambiente. La ciudad del mañana será, en última instancia, un reflejo de los valores y del compromiso con un mundo mejor. Sí, también del compromiso de la ciudadanía ya que, como recordaba en el foro Olga Martín, “son los ciudadanos los que deben apoyar y liderar ese cambio que mira hacia adelante”.

“La sostenibilidad ha de ser funcional”

Ibon Areso ha recordado con los presentes cómo fue esa transformación, nada fácil, que cambió Bilbao por completo

Ibon Areso durante su intervención en el cierre del foro Markel Fernández

Ha sido una pieza clave y uno de los artífices más destacados en la reconstrucción de Bilbao para hacer de ella una capital sostenible, cultural y económica como es ahora y que poco o nada tiene que ver con ese escenario industrial y gris que todos recordamos de hace unas cuantas décadas. Sin embargo, el arquitecto y antiguo alcalde de Bilbao (tras el fallecimiento de Iñaki Azkuna) siempre se ha mostrado poco a dado a llevarse los méritos y es más bien humilde en este sentido. 

“El reparto de los halagos debe ser coral ya que fue un trabajo conjunto en el que yo tuve la suerte de participar, por eso no es justo que yo me lleve todo el mérito de ese cambio transformador que se hizo de Bilbao en la década de los años 80 cuando se produjo la crisis industrial que obligó, por causa de fuerza mayor, a repensar cómo era nuestra ciudad y qué podíamos ofrecer a los que vivían en ella”, recordó ayer Ibon Areso en el cierre del foro sobre sostenibilidad y desarrollo urbano futuro organizado por DEIA. En este sentido, dejó claro que la mayor vinculación con el cambio de Bilbao fue la que desempeñó desde su trabajo profesional como arquitecto y que, gracias a su entrada en política pudo implementar y poner en marcha a base de iniciativas y estrategias para hacerlo realidad.  

Como recordó durante cambiar su intervención al finalizar el encuentro de ayer martes por la mañana en el Palacio Euskalduna, “el cambio hacia el modelo que entonces demandaba la sociedad partía de un objetivo claro y este no era otro que esas miles de personas que hasta entonces habían trabajado en los astilleros y altos hornos y ahora no tenían empleo y no tenían para llevar nada a casa. Esa gente necesitaba un trabajo para comer. Así de sencillo y de real a la vez. Fue, por tanto, esa necesidad de asegurar un empleo a toda esta gente lo que hizo que tocara transformar la ciudad en un avance que, además, se hizo acompañado de parámetros más sostenibles y con una mirada hacia la naturaleza y el medio ambiente. Se pasaba de una imagen que todos recordamos y que está en la esencia de Bilbao, a una estampa más amable que además aseguraba un futuro para todas esas personas que vivían aquí. En resumen, la razón para ese cambio tan claro fue esa demanda de empleo y uno de los medios para hacerlo fue por medio de un nuevo desarrollo urbano y social donde el medio ambiente era parte importante”, explicaba el que fuera alcalde de Bilbao entre los años 2014 y 2015. 

Durante ese recorrido por el pasado, presente y casi futuro de Bilbao, Ibon Areso destacó sobre todo ese punto de inflexión en el que la ciudad pasó a mirar hacia el río cuando antes le daba la espalda. “No era para menos ya que décadas atrás y con la revolución industrial, la orilla no era más que un escenario de actividades portuarias e industriales y era una estampa poco amable en este sentido”, enfatiza.

Fue entonces, cuando se propuso cambiar el sentido de esta mirada en esa ciudad que iba cambiando, iba creciendo y se iba desarrollando teniendo siempre presente el agua como parte de su seña de identidad. “No hay mayor potencialidad urbanística para un espacio que contar con un río como el que tenemos nosotros”, rememora este conocido arquitecto y político que no se olvida de poner el acento también en la sostenibilidad que todo desarrollo debe llevar consigo.

La sostenibilidad debe ser entendida como algo funcional y no como una religión, desde el punto de que el medio ambiente también potencia el desarrollo económico, abre nuevas oportunidades de negocio y favorece la creación de empleo de calidad, que es lo que necesitamos para las generaciones futuras”.