Si en algo coinciden todas las formaciones políticas que concurren a las elecciones vascas es en el mensaje que lanzan a la ciudadanía para que no se quede en casa la jornada electoral. Los comicios se celebran en plenas vacaciones estivales y con las incertidumbres que rodean a la situación sanitaria, lo que ha activado todas las alarmas sobre un posible descenso de la participación.

Sin embargo, las encuestas no auguran un aumento significativo de la abstención. Hace cuatro años, en las elecciones de 2016 la abstención fue del 39,98%, una cifra similar a la que predice el último Sociómetro.

Un elemento clave para paliar la abstención ha sido el voto por correo. La Junta Electoral Central ha otorgado por primera vez capacidad a los carteros para recoger los votos en los domicilios. Además, se permite el voto delegado y un apoderado podrá depositar el sufragio de las personas consideradas población de riesgo.

La participación ha ido descendiendo de forma paulatina en las últimas citas electorales. En los comicios de 2016 votó el 60,02 % del censo. En 2012 lo hacía el 63,96 %, el 64,68 % en 2009 o el 67,88 % cuatro años antes.

El máximo de participación en una elecciones vascas se alcanzó en 2001, cuando los candidatos del PP vasco y del PSE, Jaime Mayor Oreja y Nicolas Redondo Terreros, se postularon para gobernar en coalición. El PNV ganó las elecciones y Juan José Ibarretxe asumió un segundo mandato como lehendakari.