En palabras del Departamento de Trabajo y Empleo del Gobierno vasco, la logística y el transporte representan “una actividad económica estratégica en Euskadi” y un importante “nudo de comunicaciones y flujo de mercancías”. Son tres los motivos que promueven este contexto: la posición del territorio, su avanzado grado de industrialización y sus modernas infraestructuras capaces de asumir altos niveles de tráfico. De hecho, la CAV cuenta con importantes centros logísticos destinados a la comercialización nacional e internacional, como las europlatforms Zaisa, CTV o Aparcabisa. Con todo ello, ha logrado consolidarse como uno de los enclaves logísticos de mayor influencia en el norte de España, y así lo demuestran los 82.7 millones de euros invertidos en este ámbito a fecha del año 2023 (cifras extraídas del Informe sobre el Mercado Industrial y Logístico en el País Vasco, CBRE).
Asimismo, Navarra goza de acceso privilegiado a los mercados españoles y europeos que aglutinan más de 100 millones de consumidores, según detalla el portal Invest in Navarra. Esto se debe a que la Comunidad Foral se emplaza en el cruce de los corredores logísticos que conectan París y Madrid por un lado y Bilbao y Barcelona por otro. Su compleja red de transportes y su estatus de autonomía fronteriza le conceden importantes ventajas, a las que se suma la presencia de la Terminal Intermodal de Noáin, un nodo que integra operaciones por ferrocarril y carretera.
Si bien el punto de partida es positivo, los sectores de la logística y el transporte de ambos territorios atraviesan ahora un intenso periodo de cambios para implementar la sostenibilidad y la digitalización en sus actividades diarias. Las entidades de la esfera pública y las empresas privadas trabajan en conjunto con el impulso de los fondos Next Generation EU para hacer realidad esta visión en los próximos años. En concreto, estas son los retos que se han detectado en el mundo de la logística:
Impulsar un modelo de e-commerce compatible con los entornos rurales.
Muchas de las zonas más alejadas de los grandes núcleos urbanos no disponen de infraestructuras adecuadas. Esta carencia dificulta el proceso de distribución de la mercancía y conlleva retrasos, pérdidas y costes adicionales, en especial cuando se trata de áreas con una baja densidad de población. Uno de los focos principales es el diseño de un sistema que garantice la sostenibilidad en el envío de productos frescos a las localidades más remotas tanto en términos económicos como medioambientales. Para paliar esta situación se barajan alternativas entre las que destacan el uso de drones como vehículos para el reparto de mercancías, las taquillas inteligentes para depositar los pedidos, la construcción de almacenes y puntos de entrega locales o la cooperación con transportistas que conozcan de primera mano el terreno y ayuden a acortar tiempos y distancias innecesarias en los trayectos.
Reducir la huella de carbono derivada de las operaciones logísticas.
Concienciación, visibilidad y compromiso con el impacto positivo. Estas son algunas de las premisas que marcan la hoja de ruta en el sector logístico actual, sobre todo en cuanto a transporte de mercancías con vehículos pesados y en la fase de almacenamiento. En este punto de la cadena es primordial la apuesta por el hidrógeno renovable, que resuelve ciertas limitaciones existentes en los vehículos eléctricos de baterías. No obstante, esta revolución no se aplica solo a los vehículos, sino que es necesario ir un paso más allá y dotar a las infraestructuras logísticas de puestos de recarga y repostaje, además de optimizar cada fase de la actividad. Es por ello que ya se habla de Certificados de Ahorro Energético (CAEs) de cara al próximo año 2030. Así, la mirada está puesta en estrategias como buscar fuentes alternativas de energía para no depender del combustible fósil, reducir las emisiones de gases con efecto invernadero o conseguir que el 50% del tonelaje de carga que se desplaza más de 300 km se mueva por agua o por ferrocarril en las siguientes décadas.
Progresar en la digitalización del sector.
La actividad logística se desarrolla en un escenario en constante metamorfosis e innovación. Los hábitos de consumo se han visto alterados, dado que el cliente puede acceder a un catálogo infinito de opciones de forma inmediata, lo que aumenta la competencia entre empresas y obliga a las compañías a adaptarse con rapidez a las nuevas demandas. Estas expectativas están relacionadas con los plazos de entrega puntuales y fiables, la gestión ágil de las devoluciones, el seguimiento del envío a tiempo real o la defensa ante las amenazas cibernéticas. Como respuesta, las organizaciones están volcando sus esfuerzos en optimizar sus procesos según los principios del I+D+i, instruir a sus trabajadores en cuestiones tecnológicas y explotar las posibilidades de Internet para sus rutinas de producción y distribución. La implementación de la inteligencia artificial, la Big Data, el blockchain o bloques con información codificada de transacciones en red y la robótica pueden mejorar la eficiencia en la cadena de suministros. Las oportunidades de crecimiento de negocio son más que evidentes, y es que la economía digital o e-commerce a nivel estatal alcanzó cuotas del 24,2% del Producto Interior Bruto a fecha del año 2023. La tendencia, claro está, continúa al alza.
Superar la escasez de mano de obra cualificada.
La pandemia de covid-19 supuso una etapa de expansión significativa en el sector logístico, y a raíz de esto, se produjo un desequilibrio entre la oferta y la demanda de trabajadores. Algunas de las causas que justifican dicho fenómeno son la falta de visibilidad y el desconocimiento general sobre el ámbito, además de que ciertas condiciones laborales no terminan de atraer a la población juvenil. Precisamente, los perfiles más solicitados son los profesionales con preparación en sostenibilidad e innovación, camioneros, gestores de flota, conductores, personal de almacén, carretilleros, repartidores y los responsables de logística y desarrollo de negocio, entre otros (Informe de Empleo y Talento realizado por Foro Logística, 2021). Como cabe esperar, la falta de mano de obra obstaculiza la eficiencia en las operaciones, provoca costes adicionales y hace que el sector pierda capacidad de respuesta ante las nuevas exigencias de los usuarios. Algunas posibles soluciones son el fomento de la formación, el refuerzo interno de las empresas para mantener el compromiso por parte de los empleados y el impulso de políticas y beneficios que faciliten la conciliación familiar.
Incorporar la perspectiva de género en la movilidad.
De acuerdo con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno español, el género supone un elemento diferenciador en materia de movilidad. En el informe se subraya que el grueso de tareas domésticas y de cuidados (hacer la compra o llevar a los niños al colegio, por ejemplo) suele atribuirse a las mujeres, lo que condiciona sus patrones de viaje y acentúa las preocupaciones sobre la seguridad personal o la percepción del miedo. “Las mujeres recorren menos distancia en cada viaje y optimizan el tiempo de sus recorridos. Pero al final del día, recorren más kilómetros por la cantidad de actividades que entrelazan debido a su doble y triple jornada, e invierten más tiempo en los viajes por la falta de mejores conexiones intermodales vinculadas a la movilidad activa sostenible”, según se expone en la Guía Metodológica para la Planificación y el Diseño del Sistema de Movilidad y Transporte (CAF).
Muchos de estos factores pasan desapercibidos en las valoraciones de transporte convencional que únicamente toman en cuenta los desplazamientos lineales por motivos laborales y perjudican a colectivos como las personas con diversidad funcional, el grupo de tercera edad o los menores. Por tanto, la inclusión de la perspectiva de género invita a plantearse cómo los roles de género influyen en el modo de vida de las ciudades y busca reforzar la movilidad a pie, en bicicleta y en transporte público a fin de minimizar las desigualdades sociales y la crisis medioambiental. En esta reestructuración de la movilidad se contemplan protocolos más estrictos para prevenir las agresiones sexuales y el acoso a bordo, programas de parada a demanda y espacios diseñados para los cuidados entre los itinerarios.
Navegar con fluidez en un panorama geopolítico complejo.
La industria logística ha sido testigo de cómo las convulsiones geopolíticas han hecho mella en el comercio internacional: tensiones entre estados, medidas arancelarias abusivas, sanciones, bloqueos… Todo ello ha propiciado la necesidad de explorar nuevas estrategias comerciales, renegociar los acuerdos comerciales y las relaciones gubernamentales, diseñar otras rutas de transporte y diversificar la red de proveedores con el objetivo de que la actividad no tenga que frenar en seco en caso de conflicto. En este contexto cabe reseñar los cambios derivados del Brexit o los gravámenes abusivos que se han impuesto mutuamente China y Estados Unidos, una realidad que ha puesto a prueba la resiliencia empresarial de los territorios.