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Modelo energético a debate

La descarbonización es un objetivo imperioso para la sostenibilidad y las energías limpias, una solución; pero el cambio de modelo energético es lento, lleno de carencias y demanda mayor inversión

La estadística que constata el modo en que el precio de la electricidad desciende gracias a la aportación de la generación renovable se suman estos días al debate suscitado por el informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) -una estructura de la OCDE- que destacaba el final de la primacía de los hidrocarburos en las próximas dos a tres décadas y el auge de la electricidad como motor del desarrollo económico. El informe ha levantado ampollas entre los productores de petróleo agrupados en la OPEP, que ayer mismo aseguraba que su mensaje principal es ciencia ficción. Intereses de cártel al margen, lo cierto que es que el impulso dado a la generación eléctrica como sustitutivo de la economía de los hidrocarburos es una oportunidad evidente pero también pone de manifiesto que materializar el potencial en materia de desarrollo sostenible implica responder a retos que no se están acometiendo con equilibrio y eficiencia. En primer lugar, la electricidad es tan limpia y sostenible como son sus fuentes de generación. Aún hoy, pese al incremento exponencial de los proyectos de energías limpias, el gas, el fuelóleo y el carbón siguen estando en el centro de la generación eléctrica de una mayoría de países. Sobre todo en aquellos con dificultades económicas para transformar su propia economía, aún en desarrollo, con otras energías. el debate de si es lícito privar de su derecho al desarrollo a amplísimas poblaciones de Asia, África y América incide en ello: sin inversión para producir energías que no emiten a la atmósfera -incluso si consideramos la nuclear- no queda más que la generación por combustión. El desarrollo de las renovables, como también advierte la AIE, es regional, está vinculado mayoritariamente a los países más desarrollados y su concentración en ellos, con China a la cabeza, puede dar lugar a una nueva dependencia en el suministro limpio. Antes incluso de ello, la insuficiencia de redes eléctricas se erige también en un problema severo para hacer llegar la energía desde su producción a su consumo y su tecnología de almacenamiento sigue aún siendo incipiente. Sin contar con el coste y la carencia de los minerales críticos para un modelo de movilidad y consumo eléctrico. Los objetivos de descarbonización son oportunos y pertinentes; los medios para lograrlo van con retraso.