Apoco menos de un mes para la celebración de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el país se encamina a una confrontación extremadamente polarizada en la que el resultado final se decantará, probablemente, por un puñado de votos en algunos de los siete estados “clave”, dado el peculiar sistema norteamericano. Las encuestas vaticinan un empate técnico en la práctica, con el candidato republicano Donald Trump en vías de superar la distancia que hace unos meses le llevaba la demócrata Kamala Harris tras la renuncia del actual presidente, Joe Biden, a presentarse a la reelección después de protagonizar un desastroso debate televisivo que amenazaba con arruinar sus opciones. La campaña desde entonces ha sido una montaña rusa, caracterizada tanto por la polarización como por los dos intentos de atentado contra su vida que ha sufrido Trump. No en vano, ayer, a cuatro semanas de los comicios, el candidato republicano regresó al mismo lugar y al mismo escenario de Butler, en el estado de Pensilvania, donde recibió un disparo que le rozó la oreja y dejó para la posteridad una imagen icónica, ideal para sus intereses. Explotando el victimismo, Trump reiteró allí sus mensajes más populistas: “Nuestro movimiento para hacer que América vuelva a ser más grande está más fuerte, más orgulloso, más unido, más decidido y más cerca de la victoria que nunca”, afirmó. Trump representa como nadie el peligro del extremismo populista exacerbado, del insulto y la descalificación como arma política, del antifeminismo, la homofobia, la xenofobia y del desprecio a la democracia liberal. De ahí que siga alimentando las dudas sobre la legitimidad de las elecciones si no es él quien llega a la Casa Blanca. En el mismo sentido se expresó también el magnate Elon Musk, estrella invitada en el mitin de Pensilvania en apoyo a Trump, quien aseguró: “Quieren arrebatarnos nuestro derecho a votar. Si no ganamos no podremos votar nunca más”, dijo el dueño de la red social X, aún muy influyente en la política estadounidense. Es de esperar que en este tramo final de la campaña las tensiones, las teorías de la conspiración, la manipulación y las mentiras aumenten no solo del bando republicano, sino también del demócrata, que ha comenzado a responder con la misma moneda. Mientras, el mundo contiene el aliento.
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