EL diputado del PSE Josu Montalbán no pudo ser más directo en una tertulia de la pasada semana en Onda Vasca al afirmar que su partido tiene que empezar a poner orden en el ámbito de la gestión cultural del Gobierno Vasco. Y es que, precisamente la tarea que está desempeñando el equipo que dirige Blanca Urgell está dejando un lastre cuyas consecuencias aún son difíciles de adivinar. Al margen de los vaivenes internos que ha vivido este Departamento desde que Patxi López llegó al poder, el equipo de Urgell lleva año y medio desmontando las principales actuaciones por las que se caracterizaba este área, no sólo en la legislatura anterior sino durante decenios. Es grave, sin ir más lejos, la notoria caída de audiencias que están viviendo la radio y televisión públicas, ámbito de responsabilidad directa del Departamento de Cultura en la medida en la que es el que financia EiTB a través de un contrato-programa. Las últimas cifras señalan que ETB-2 registró un 8% de audiencia, mientras que el canal en euskera un 1,8%. Se alegó en un principio que la llegada de la TDT había restado márgenes de audiencia al ente vasco, pero la implantación de nuevos canales ha afectado también al resto de las televisiones públicas del Estado sin que estén viviendo un descalabro de tal magnitud. Las cifras son un reflejo de que la sociedad vasca está empezando a dar la espalda a EiTB y, con ello, pierde también poder de influencia un medio de comunicación sobre el que hasta ahora pivotaba la percepción de la ciudadanía de su sentido de pertenencia a una realidad política, social y cultural determinada. Entre los errores de gestión de este Departamento está también su negativa a convocar el Consejo Vasco de la Cultura y la puesta en marcha sin consenso del Contrato Ciudadano de las Culturas (en sustitución del Plan Vasco de la Cultura) que, como su propio nombre indica, no apunta ni siquiera en el enunciado su origen vasco. El mismo inspirador y hombre fuerte de este Departamento desde su posición de viceconsejero, Antonio Rivera, ha protagonizado recientemente otro capítulo de esta errática política en Brasil donde calificó el museo Guggenheim de "franquicia McDonalizada". Si lo vasco no sirve y lo internacional hay que despreciarlo, sería interesante conocer cuál es la apuesta cultural de este Gobierno.
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