Jainaga augura un “futuro espectacular” para Talgo, que será una “referencia mundial”

La de este jueves ha sido una jornada de brindis en Ribabellosa, la localidad alavesa que acoge la factoría de Talgo, una empresa que recupera su identidad vasca. Después de que el miércoles se rubricara la firma de la adquisición por parte de un consorcio público-privado vasco del 27,4% de las acciones de la compañía constructora de trenes, con el consiguiente retorno de su sede social y fiscal a Gasteiz, el empresario impulsor de esta operación, José Antonio Jainaga, visitaba al día siguiente la planta alavesa para escenificar el acuerdo. En compañía del lehendakari, Imanol Pradales, cuya presencia certificaba la trascendencia de lo que se celebraba, el nuevo miembro del consejo de administración de Talgo se felicitaba del “futuro espectacular” que le espera a la que será “una empresa de referencia mundial”.

Con este optimismo se expresaba Jainaga en un acto que suponía “el final de un camino” que el presidente de Sidenor calificó de “largo y lleno de dificultades”. Recordaba que para completarlo han sido necesarios “un espíritu de lucha y una perseverancia sin límites”, así como el “apoyo de muchos de los que nos acompañan hoy”. Hacía así referencia Jainaga, además de al lehendakari Pradales, a otras autoridades presentes en la visita a Ribabellosa, como el diputado general de Araba, Ramiro González, y los presidentes de BBK, Unai Rementeria, y de Vital, Jon Urresti, fundaciones ambas que forman parte del consorcio vasco que se ha hecho con el 27,4% de Talgo.

Tras ese camino recorrido hasta completar su compra, empieza ahora otro nuevo para una empresa “con un futuro espectacular de las pocas” que en el entorno “tienen productos y tecnología propios. Les aseguro que no hay muchas empresas así”, incidió Jainaga, para recordar que se trata de “activo que no se puede perder”. Bien al contrario, cree el empresario vizcaino que tienen el deber “de desarrollarlo” y hacer de esta compañía “un actor de nivel de categoría mundial” en el sector ferroviario en “este pequeño país que tiene, sin embargo, gente de una gran valía y un empuje extraordinario”.

“Estoy seguro de que entre todos conseguiremos lo que otros más grandes, más poderosos y con muchos más recursos que nosotros no han sido capaces de conseguir”, ha augurado Jainaga. En el apartado de agradecimientos, dedicaba un apartado especial para el consejero de Industria del Gobierno vasco, Mikel Jauregi, “por su apoyo incondicional en todo momento, también por la generosidad en el esfuerzo y en la confianza hacia mí”. Puso en valor su “apoyo sin coartar para nada mi margen de maniobra y mi libertad en prácticamente todas las decisiones que he tenido que tomar hasta ahora”, culminando con la confianza en que habrá “otras ocasiones de hacer más cosas”.

Un gran día

La figura de Jainaga era elogiada en su intervención por el lehendakari, sin “cuya participación e implicación personal no estaríamos hoy aquí”. Como ha desvelado el jefe del Ejecutivo vasco, “contar con un socio industrial de garantías era condición sine qua non para que esto prosperara”, en referencia a una operación de compra que ha precisado de “mucho trabajo de cocina, temple y discreción” en momentos “críticos”.

En línea con el ambiente de optimismo que se respiraba ayer en la planta de Ribabellosa, Pradales recalcaba: “Hoy es un gran día. Talgo ha vuelto a casa. Y debemos estar contentos. Pero lo importante empieza ahora”. Y utilizaba símiles ferroviarios para describir lo que está por venir. “Toca ordenar la locomotora, engrasar la maquinaria y recorrer un nuevo camino de crecimiento y prosperidad para Talgo y para Euskadi. Esto es una estación de partida y no de término”, manifestó.

Acción estratégica, no táctica

Lejos de ser un movimiento táctico, el lehendakari se encargó de dejar claro que la compra de Talgo es una acción estratégica. “No es una decisión coyuntural, sino a largo plazo. Y no es una operación aislada, sino fruto de una apuesta de país”, ha dicho, enmarcándola en la política industrial “puntera” que se ha desarrollado durante décadas en Euskadi. A su juicio, estos pilares son “imprescindibles para seguir garantizando la riqueza, la calidad del empleo, el bienestar y la cohesión social, para asentar el presente y ganar el futuro”.

Pradales ha indicado que con la operación de Talgo se da “un paso decisivo para consolidar el empleo y la actividad de una empresa estratégica para el país” y “no será la última”, para añadir que Euskadi apuesta por lo que siempre le ha dado resultado, que es “una industria avanzada y arraigada, como motor de riqueza, bienestar y cohesión social”. Además, aseguró que “lo hace de la mano de Europa y siguiendo la hoja de ruta establecida por ésta para su reindustrialización”.

También ha intervenido en el acto de este jueves el presidente de Talgo, Carlos de Palacio, satisfecho por el hecho de que “vuelva al territorio que la vio nacer”, en lo que definió como “una conexión histórica y en múltiples sentidos” que, a su juicio, “se reforzará, porque una de las mayores fortalezas de Talgo es este ecosistema empresarial y profesional en el que hoy estamos”.

"Made in Álava"

De Palacio aseguraba que la compañía tiene por delante un futuro inmediato “lleno de retos internacionales”, como dar cumplimiento a los pedidos que les han llegado de Alemania, “el mayor y mejor país en materia ferroviaria de Europa”. Convencido de que quedará patente que “los trenes más avanzados son también los más competitivos”, ha expresado un compromiso: “Trabajaremos sin descanso para demostrar que darle prestigio a la etiqueta Made in Álava es la mejor garantía de un futuro industrial brillante”.