El emprendimiento recupera fuerza de manera lenta y entre retos de futuro
El informe del Observatorio Vasco de Emprendimiento apunta “leves” perspectivas de crecimiento en esta materia
La capacidad de poner en marcha un negocio –con la superación de barreras de todo tipo– es uno de los factores que definen el dinamismo de una economía. El emprendimiento es un motor básico para el desarrollo económico de una sociedad y lo cierto es que en Euskadi, por diferentes motivos, lleva años ofreciendo síntomas de estancamiento, al punto de que, en general, aunque a nivel social se perciben oportunidades para emprender y menos miedo al fracaso que en otros territorios, tanto la actividad emprendedora como la intención de hacerlo está por debajo de la media del Estado.
En cualquier caso, el informe Global Entrepreneurship Monitor CAPV 2024-2025, publicado ayer, aprecia una “situación de estabilidad”, con “indicios prometedores de calidad y proyección”, especialmente en lo que se refiere a términos de innovación y perspectivas “leves” de crecimiento. Como ideas más destacadas, el documento elaborado por el Observatorio Vasco del Emprendimiento recoge que este fenómeno sigue siendo en la CAV “más selectivo que masivo”, con una tendencia al alza en el aumento del tamaño inicial de los proyectos y un “descenso notable” en las motivaciones referentes exclusivamente a la intención de ganarse así la vida por falta de un empleo. Es decir, que está mejorando el alcance y la ambición de los proyectos, al tiempo que se constata una mayor diversificación en los tramos de edad de los emprendedores. No obstante, sigue persistiendo una brecha de género, de forma que “vuelven a detectarse unas aspiraciones de crecimiento más contenidas por parte de las mujeres que han emprendido” en la CAV.
El resumen cuantitativo, el de las estadísticas elaboradas a partir de encuestas realizadas en los meses de mayo y junio del pasado año, refleja que los emprendedores que necesitaron financiación para su idea requirieron una cantidad de 25.500 euros, por los 15.000 de los emprendedores del resto del Estado. El estudio subraya que este volumen hace alusión a la mediana, no a la media, ya que se considera que esa cifra recoge más fielmente el dato más cercano a la realidad. Cada proyecto puede estar obligado a una necesidad de financiación muy dispar y la mediana, como valor central, alude de manera más específica a la situación real.
La cifra supone un aumento frente a los 24.000 euros recogidos como mediana en 2023. Por otra parte, lo hombres movilizaron más del doble de inversión que las mujeres (30.000 euros frente a 12.000 euros). Un 18,7% no precisó financiación, un 1,1% más que un año antes. Los ahorros personales refuerzan su posición como pilar del arranque, junto con las ayudas de familiares y amigos, además de la financiación bancaria, las ayudas públicas y el crowdfunding. Estas tres últimas vías marcan máximos históricos en la CAV, según el informe. Otro dato importante lo constituye el del empleo generado, puesto que cada proyecto constituido en 2024 creó una media de 18,4 empleos, por los 3,1 de 2023. La mayor parte de los puestos de trabajo establecidos lo son a tiempo a completo y con contrato indefinido, aunque se aprecian diferencias: hay una mayor proporción de mujeres en la figura de autónomas, al tiempo que se da una mayor proporción de figuras societarias en fase inicial. Asimismo, y como es tradicional, en Euskadi existe una mayor presencia de cooperativas en comparación con el resto del Estado.
El documento confeccionado por el Observatorio Vasco del Emprendimiento hace una interpretación de los datos, destacando que “lo relevante no es que la tasa de actividad emprendedora (TEA) alcance valores muy elevados, sino que se sitúe en un nivel acorde al grado de desarrollo económico de Euskadi”. Sin embargo, a juicio de los autores, “la persistencia en el tiempo de una TEA inferior a la media de la UE sugiere la existencia de un margen saludable de crecimiento de la ‘tensión emprendedora’ en el territorio”. En ausencia de esa tensión, “se corre el riesgo de desaprovechar los beneficios que conlleva un mayor dinamismo emprendedor, en forma de renovación del tejido productivo, diversificación hacia sectores emergentes y mayor capacidad de adaptación y resiliencia frente a cambios globales”.
De igual manera, el estudio indica que la fortaleza del mercado laboral vasco, unida a la “creciente demanda futura” de perfiles técnicos en sectores estratégicos, constituye al mismo tiempo “una oportunidad y un desafío para el emprendimiento por oportunidad” en la CAV. En este contexto, la decisión de emprender “puede posponerse o incluso descartarse, con el riesgo que implica desaprovechar la capacidad y el talento innato de ciertas personas”. Además, el informe señala el “repunte de la actividad entre la población joven, después de una etapa prolongada de mínimos históricos”, y pone en valor “el notable incremento de la actividad emprendedora” liderada por migrantes. “Reforzar la atracción y el aprovechamiento de talento internacional es una oportunidad estratégica”, añaden.
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