Síguenos en redes sociales:

Especial 30 años de Aclima

Zabalgarbi, la planta que convierte los residuos en energía

La empresa Zabalgarbi está de aniversario: cumple veinte años convertida en todo un referente y siendo uno los pilares del sistema de gestión de residuos en Bizkaia, convirtiendo estos en energía y dándoles una nueva vida

Zabalgarbi, la planta que convierte los residuos en energía

Zabalgarbi cumple veinte años como uno de los pilares del sistema de gestión de residuos en Bizkaia. Desde su puesta en marcha en 2005, la planta ha tratado 4,5 millones de toneladas de residuos no reciclables, una cantidad equivalente a llenar ocho veces el estadio de San Mamés. Ese volumen, que en otro tiempo habría acabado en el vertedero, ha sido transformado en electricidad, contribuyendo así a un modelo energético más sostenible.

Durante estas dos décadas, Zabalgarbi ha generado aproximadamente el 35% de la electricidad que consumen los hogares del territorio. Ubicada en el Ecoparque de Artigas, esta planta da respuesta a uno de los retos ambientales más importantes que se tienen en la actualidad: cómo tratar de forma segura y eficiente los residuos que no pueden ser reciclados. La respuesta ha sido un modelo donde se combina la tecnología avanzada con la eficiencia energética y un control ambiental de lo más riguroso.

Una planta singular dentro del contexto europeo

Zabalgarbi forma parte de una red de más de 500 plantas de valorización energética que operan en Europa, donde este tipo de infraestructuras juega un papel clave en la transición hacia una economía circular. Su enfoque se basa en la conversión de residuos no reciclables en electricidad mediante un proceso térmico controlado, capaz de recuperar la energía contenida en los residuos. De esta forma, se reduce significativamente el depósito en vertedero —que requiere grandes extensiones de terreno, genera emisiones CO2 y metano y produce lixiviados contaminantes—, dado que la valorización energética permite gestionar los residuos de forma más segura y eficiente.

Además, al evitar la descomposición en el subsuelo, se reducen notablemente las emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque cada planta responde a su propio contexto técnico y territorial, Zabalgarbi comparte sinergias con instalaciones avanzadas como Copenhill (Copenhague), Isséane (París) o la planta de Gdansk (Polonia), especialmente en lo que respecta a eficiencia energética, integración en el entorno y reducción del impacto ambiental.

La singularidad de la planta vizcaína ha hecho que Zabalgarbi no solo sea reconocida en el ámbito industrial, sino también en el institucional. En 2018 acogió el Congreso Europeo de CEWEP (Confederación Europea de Plantas de Valorización Energética), la principal organización del sector en Europa, y un año después fue sede del congreso de PREWIN, que agrupa a expertos e instalaciones de 20 países europeos para el intercambio de conocimientos y mejores prácticas del sector.

Renovación técnica para un futuro más eficiente

Con la vista puesta en las próximas décadas, Zabalgarbi ha emprendido una ambiciosa renovación tecnológica. Una de las actuaciones más destacadas es la instalación de un nuevo sobrecalentador, una pieza clave que permitirá aumentar la temperatura del vapor generado durante el proceso térmico, mejorando así la eficiencia de la turbina y del rendimiento energético global. Esta mejora reducirá la necesidad de usar gas natural como apoyo, contribuyendo a la eficiencia de todo el proceso industrial.

Este proyecto ha movilizado a más de 50 empresas, la mayoría pertenecientes al sector industrial vasco. Se han instalado 1.400 metros de nuevas tuberías, 30 toneladas de estructuras metálicas, válvulas de nueva generación, aislamiento térmico y sistemas automatizados de control. Todo ello en el marco de una estrategia de digitalización que incorpora inteligencia artificial, mantenimiento predictivo y análisis de datos en tiempo real para anticipar incidencias, optimizar procesos y mejorar la eficiencia global de la planta.

Pero, más allá de su función técnica, Zabalgarbi ha construido una sólida relación con su entorno social. Cada año colabora en más de medio centenar de iniciativas impulsadas por asociaciones educativas, vecinales, culturales y sociales, que incluyen desde programas de inserción laboral hasta proyectos de salud pública o de apoyo a colectivos vulnerables. La planta mantiene una plantilla estable de 74 personas, cualificada y vinculada en su mayoría al entorno local, y trabaja con una amplia red de proveedores que fortalecen el tejido industrial de Bizkaia.

Este compromiso social ha sido reconocido con premios como el ESGHub de la Cámara de Comercio de Bilbao, el José Ignacio Arrieta al desarrollo industrial sostenible, el Premio de CEBEK, por su compromiso con el voluntariado corporativo como impulsor de la sostenibilidad y de los ODS o el galardón Nova 2024, recibido por la renovación integral del filtro de mangas.

Una infraestructura consolidada con vocación de futuro

Zabalgarbi nació hace dos décadas para dar respuesta a un desafío ambiental complejo: el tratamiento de los residuos que no pueden reutilizarse ni reciclarse. Su papel no compite con el reciclaje, sino que lo complementa al cerrar el ciclo de aquellos materiales que ya no tienen otra vía de aprovechamiento. Gracias a su tecnología, ha logrado evitar que millones de toneladas de residuos acaben en el vertedero, generando con ellos energía y contribuyendo de esta manera a un sistema de gestión de residuos más racional y sostenible.

A lo largo de estos veinte años, la planta ha demostrado su capacidad de adaptación a los cambios normativos y tecnológicos que se han ido produciendo todos estos años. Su futuro para las siguientes décadas pasa ahora por seguir reforzando su eficiencia energética, incorporar soluciones innovadoras y mantener un compromiso firme con la sostenibilidad ambiental y el desarrollo del territorio.

En una Euskadi cada vez más orientada hacia la economía circular, Zabalgarbi seguirá desempeñando un papel esencial. Lo que comenzó como una apuesta tecnológica para transformar residuos en energía es hoy una infraestructura consolidada al servicio de la sociedad y con vocación de seguir contribuyendo al futuro energético de Bizkaia.