Mujer, joven y entorno rural. Los tres ingredientes que, con fuerza, sirvieron para empujar el bonito proyecto de Ziortza Llano en el precioso entorno natural de la localidad vizcaina de Gordexola y con sus caballos como coprotagonistas de esta historia con contenido social y emotivo. Ziortza es la responsable de Tipi-Tapa, un centro monográfico de terapia asistida con caballos a través de los cuales y con las sesiones que imparte esta fisioterapeuta (junto con un equipo de profesionales del ámbito de la educación social, la salud y la psicología) contribuye a mejorar la calidad de vida de personas con diversidad funcional.
Un proyecto de impacto social positivo en el que tanto familias como personas usuarias, en la mayor parte de ellas menores de edad, ven cómo esta terapia es complementaria a otras que se ofrecen desde la sanidad de manera convencional. La Terapia Asistida con Caballos, además, promueve el bienestar de los animales y fomenta el cuidado de este bello paraje natural rodeado de montañas.
Más allá de un vínculo terapéutico
El amor de Ziortza por los caballos no es algo nuevo. Desde niña, ha mantenido una conexión especial con estos animales gracias a su familia, lo que le ha permitido desarrollar una relación única que ahora traslada al ámbito terapéutico, donde las personas que acuden a su centro van mejorando poco a poco en su capacidades y calidad de vida. “Aquí en Tipi-Tapa cada persona que acude a nosotros es recibida con calidez y respeto y confía en nuestro equipo y en lo que hacemos para ayudar en la mejora de la calidad de vida de personas con diversidad funcional”, nos explica la joven acerca de un proyecto que muestra su razón de ser con solo ver la cara de felicidad de estos niños y niñas cuando ven un caballo, lo cepillan o se suben a lomos de él.
Una sensación que va más allá y que para nuestra joven emprendedora es el motivo que le animó a poner en marcha Tipi-Tapa (el nombre es un homenaje a su caballo más especial) y a seguir al frente pese a todos los obstáculos que encontró y encuentra en el camino.
“Ver a estos niños y niñas cómo van evolucionando es lo más gratificante de este trabajo para el que he contado con la ayuda y el apoyo de mi familia y amigos”, nos cuenta Ziortza, sin olvidarse de las dificultades que en ocasiones hay para derribar la barrera social que supone ser una mujer joven y en un entorno rural. Una mujer que, en el caso de Ziortza, sabe muy bien lo que quiere y lo demuestra respaldada por su formación y experiencia (y eso que solo tiene 28 años). “Estudié fisioterapia, me especialicé en pediatría y realicé un máster en atención temprana y un posgrado en intervenciones asistidas con caballos”, nos cuenta, al tiempo que pone el foco en la necesidad que todavía hoy precisan este tipo de terapias para ganar en reconocimiento y visibilidad. La única manera de seguir ayudando a más personas que lo necesitan o que, por circunstancias socio-económicas, no puedan permitírselo.
Alzando la voz desde la mirada femenina y rural
Proyectos como los de Ziortza, en los que confía la Fundación Gaztenpresa de LABORAL KUTXA, no hay muchos y todavía es un terreno que debe avanzar. Por ahora, el primer paso lo dan centros como el suyo adonde acuden familias que buscan terapias complementarias para seguir trabajando con sus hijos o hijas. “Mi objetivo es poder dirigir también este proyecto a asociaciones o entidades públicas, como Diputación u Osakidetza”, sentencia Ziortza, que no olvida cuando empezó a dar alas a este proyecto en su mente cuando apenas tenía 15 años.
Sabía entonces de las dificultades que tendría por el hecho de ser mujer y llevar a cabo este proyecto social y sanitario en un entorno rural. “Sin embargo, es maravilloso y lo volvería a hacer las veces que hiciera falta tanto por mí como por las personas que vienen cada semana a aprender de Mono, Melody, Tayen, Melosa o Moo…”. Estos caballos son los verdaderos artífices de la magia y el vínculo que se crea en este espacio tan especial en Gordexola.