El 16 de diciembre del año pasado las asambleas de Ulma y Orona decidieron salir del Grupo Mondragon tras un proceso que llegó a adquirir un tono bronco. La situación hoy es bien distinta puesto que la actividad de los tres protagonistas ha transcurrido con normalidad sin que se hayan advertido efectos adversos para ninguno.

Las dudas que surgieron sobre las repercusiones que acarreaba que las dos cooperativas que representan la mitad de su división industrial abandonaran el grupo se han disipado. Fuentes del Grupo Mondragon afirman que tras el movimiento, aunque todavía es pronto para hablar de resultados globales, “las cosas no van mal”.

La incertidumbre en un contexto convulso es el factor que acapara el seguimiento de sus responsables, dado que la escisión es un asunto “que está olvidado”. Sin tener en cuenta los resultados obtenidos por Ulma y Orona, la división industrial del Grupo Mondragon facturó 4.800 millones el pasado año con un crecimiento del 15% sobre el ejercicio anterior.

Al otro lado, tampoco la trayectoria en solitario ha encontrado obstáculos más allá de los que durante el año ha soportado el conjunto del tejido empresarial guipuzcoano centrados en los conflictos armados, la acusada inflación, los elevados tipos de interés y la ralentización de las economías europeas, principales clientes de las compañías del territorio.

Transiciones

En el caso de Ulma, este ejercicio ha sido el de la presentación de Ulma Medical Technologies, un proyecto que emplea Inteligencia Artificial en el ámbito de la salud. Al igual que ya hiciera el Grupo Mondragon, la cooperativa con sede en Oñati se adentra así en una de las tres transiciones que ha marcado como prioridades el Gobierno vasco.

Orona, por su parte, prosigue este año su trayectoria ascendente y en el primer semestre del año facturó 620 millones de euros, un 15% por encima de lo que lo hizo en el mismo periodo de 2022 cuando permanecía en el Grupo Mondragon, lo que le sitúa en una posición avanzada para superar los 896 millones que vendió en el conjunto del ejercicio de 2022, que además batieron una marca.

Esta empresa de sistemas de elevación con sede en Hernani diseñó una hoja de ruta denominada Orona UE 2030 que se fijó como objetivo alcanzar para ese año los 1.200 millones en su cifra de negocio y emplear a una plantilla conformada por más de 7.800 personas. En la actualidad, alrededor de 5.700 personas trabajan en la cooperativa.

Una ponencia elaborada por la comisión permanente del Grupo Mondragon en abril del pasado ejercicio que iba a ser debatida en su congreso siete meses después despertó el malestar de Orona, cooperativa especializada en sistemas de elevación con sede en Hernani, y el Grupo Ulma. Su respuesta llegó en junio, cuando presentó al Grupo Mondragon una propuesta para ser debatida en ese congreso que, tal y como indicó la alianza cooperativa, no estaba planteada en tiempo ni en forma por lo que no se aceptó su debate en ese enclave.

El planteamiento de Orona y Ulma representaba un giro radical en la tradición del Grupo Mondragon. Los dos grupos creaban una nueva figura denominada cooperativa convenida con un grado de relación con la alianza cooperativa mucho más alejado.

Asamblea. El 15 de noviembre el Grupo Mondragon celebró su congreso anual en el Kursaal de Donostia sin que se tratara esta cuestión y a su término, en un gesto poco habitual, Iñigo Ucín intervino en una rueda de prensa para asegurar que a las cooperativas les convenía permanecer en la alianza cooperativa al compartir valores y existir oportunidades de intercooperación que les hace más fuertes. La escisión se materializó un mes después, con un respaldo mayoritario de los cooperativistas de Ulma y Orona. Las dos sociedades han querido realizar una valoración a este diario.