La única variable que cotiza al alza en la economía mundial es la incertidumbre. Cualquier acontecimiento global añade tensiones –la prueba, con el respeto debido al drama humano, está estos días en Israel y Gaza– y ya no funcionan los patrones tradicionales de la predicción económica. El Fondo Monetario Internacional (FMI) fue ayer martes el encargado de enfriar todavía más la estimación de crecimiento en prácticamente todas las zonas geográficas, solo se salva básicamente América. Y en el caso de Europa, el actual proceso de subida de los tipos de interés tendrá, según sus cálculos, un impacto directo en el consumo de la zona euro.

El FMI considera que el área de la moneda única crecerá un 0,7 % este año y el 1,2 % en 2024, lo que supone una rebaja de dos y tres décimas con respecto a sus estimaciones de julio, debido a la ralentización de las actividades ligadas a los servicios. Por buscar una factor positivo, la expansión de la economía española este año (2,5%) y el siguiente (1,7%) se producirá al mayor ritmo entre las principales economías avanzadas. Por contra, el Fondo mantiene sin cambios su pronóstico para 2023, aunque rebaja en tres décimas el del próximo año.

El informe, presentado ayer martes en Marrakech, donde el FMI celebra su reunión de otoño de 2023, advierte a nivel global del debilitamiento de la actividad del servicios coincidiendo con una persistente desaceleración manufacturera, cuando en el caso del Estado el pasado mes de julio la institución señalaba la pujanza de los servicios, especialmente del turismo, como uno de los motores que impulsaba el mayor crecimiento del país.

“La recuperación de los servicios está casi completa y la fuerte demanda que sustentaba a las economías orientadas a los servicios ahora se está debilitando”, señaló Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI.

En cualquier caso, la institución advirtió de que, en parte, la desaceleración contemplada en sus previsiones para la mayoría de países de la zona euro es el resultado de la política monetaria más estricta necesaria para reducir la inflación, que podría estar empezando a hacer efecto, aunque la transmisión es desigual entre países. En este sentido, las nuevas proyecciones del FMI contemplan un crecimiento mundial del 3%, en línea con el pronóstico anterior, pero rebajan en una décima el ritmo de expansión esperado para el próximo año.

Más inflación

En cuanto a la evolución de los precios, los nuevos pronósticos del FMI apuntan a que la tasa de inflación de España registrará este año una media del 3,5%, frente al 8,3% correspondiente al año pasado, mientras que advierte de que los precios repuntarán en 2024, cuando la inflación promedio será del 3,9%. Es decir, los precios seguirán siendo un quebradero de cabeza para los hogares. Y el BCE mantendrá, como está vaticinando, los tipos de interés en la zona caliente que castiga a las familias hipotecadas y frena las expectativas de compra de vivienda.

¿Cómo afectará esta dinámica general de enfriamiento de la economía a Euskadi? El FMI, lógicamente, no facilita datos por comunidades. Leyendo entrelíneas, si el turismo es el principal segmento afectado, la CAV superará con mejor nota el test.

De hecho, BBVA Research destacó también ayer el mejor posicionamiento vasco. El banco vizcaino rebajó en una décima la previsión de crecimiento de la economía vasca para 2023 frente a su estimación anterior de junio, hasta el 1,9%, y revisó también a la baja la de 2024, que cifra en un 2,2% (cuatro décimas menos). De esta forma, Euskadi mantendría este año un avance por d ebajo de la media estatal (un 2,4%), y superior en 2024, en que crecería un 1,8%.

Con todo, la previsión de este año se se sitúa por encima de la estimación oficial del Gobierno vasco. Cuestión que analizarán hoy el Gobierno vasco y las diputaciones en el Consejo de Finanzas en Gasteiz.