La cofradía del puerto de Avilés subastará hoy los primeros bonitos de la temporada 2023, procedentes de las capturas realizadas por el pesquero de Pasaia Gaztelugatxeko Doniene en aguas del Océano Atlántico. Se esperan un total de 3.800 kilos de bonito, 2.300 kilos capturados por el pesquero vasco y 1.500 kilos que tiene previsto descargar el buque gallego Aradon Berria. El volumen de túnidos se completa con 200 kilos de bonita, especie más conocida como patudo.

Se espera que en la primera puja del 2023 el bonito alcance o supere el récord de 369 euros por kilo abonados por una empresa asturiana de supermercados en la subasta inaugural de la costera 2022 que tuvo lugar en Avilés el 31 de mayo del año pasado. 106 kilos alcanzaron un valor de 39.000 euros, en tanto que el bonito restante se cotizó a 22 euros el kilo para los ejemplares de tamaño mediano (4-7 kilos) y a 12 euros los atunes de menos de 4 kilos.

Llama poderosamente la atención el hecho de que la primera entrada de atún blanco del año se produzca cuando la práctica totalidad de la flota de bajura del Cantábrico ni siquiera ha dado comienzo a la campaña de pesca de esta especie y continúa inmersa en la pesquería de anchoa, actividad que no abandonará hasta agotar la cuota disponible para el primer semestre del año. “Nunca se había producido una descarga de bonito en el Cantábrico tan temprano como este año”, destacaba un mayorista de pescado que desarrolla su actividad en el puerto de Bermeo. “La información que nos llega desde el Atlántico apunta a un incremento inusual en la temperatura del agua. Está un par de grados más caliente que otros años en estas mismas fechas. De ahí que el bonito pueda haber adelantado la migración que realiza todos los años para alimentarse”. aseguraba un veterano arrantzale bermeano, tratando de hallar una explicación a la prematura aparición del bonito.

Aparición prematura

El Gaztelugatxeko Doniene se hizo a la mar en la segunda semana del mes de mayo y dejó atrás el cabo Finisterre el sábado 13 de mayo para adentrarse en la inmensidad del océano Atlántico a la búsqueda de los primeros cardúmenes de atún blanco. Normalmente, el primer contacto entre arrantzales y túnidos se produce al nordeste de las Islas Azores, a más de 200 millas del archipiélago portugués. Conforme transcurre la campaña, los bancos de atún se van acercando al Cantábrico. En esta ocasión, el pesquero vasco ha logrado reunir 2.300 kilos en pocas jornadas de pesca.

Para esta semana se espera la salida a la mar del grueso de la flota bonitera con base en el puerto de Bermeo. Sólo una embarcación decidió adelantar su salida a la mar para zarpar a mediados de mes. Se trata de buques que faenan a la pesca de bonito mediante el empleo del curricán o cacea. “La campaña del bonito es la más importante del año para nuestra flota. Más si cabe, tras los malos resultados que nos ha dejado la costera de verdel, en la que la mayoría de barcos ni siquiera hemos podido pescar la mitad de nuestra cuota”, explica el patrón de un pesquero bermeano.

Entre tanto, el grueso de la flota vasca de bajura continúa inmersa en la campaña de anchoa, pesquería que se está desarrollando de manera satisfactoria para los intereses de los arrantzales. Tras cerca de tres meses de actividad, restan por capturar menos de 5 millones de kilos de la cuota correspondiente al primer semestre del año. La flota de cerco del Cantábrico puede capturar más de 30 millones de anchoa en 2023, el tope de pesca más elevado de los últimos años. Así, la costera ha entrado en su recta final y las cofradías del Cantábrico barajan la posibilidad de reducir el número de jornadas de pesca por semana, con el propósito de, por un lado, tratar de evitar el desplome en la cotización del pescado, y por otro intentar retrasar el cierre de la pesquería.