El paquete de medidas presentado por la Comisión Europea para mejorar la “sostenibilidad” y la “resiliencia” del sector pesquero y la acuicultura de la UE, ha suscitado el rechazo de buena parte de la flota pesquera comunitaria, principalmente de las asociaciones que reúnen a los buques que faenan mediante el empleo de redes de arrastre de fondo. Se trata del colectivo más perjudicado por las medidas que persiguen la eliminación gradual de la pesca de fondo móvil en todas las zonas marítimas protegidas antes del 2030 y su prohibición en las de nueva creación. En definitiva, el arrastre quedaría prohibido en el 30% de las aguas comunitarias. La flota de altura de Ondarroa sería una de las grandes afectadas.

¿Cómo ha recibido la Asociación de Productores de Pesca de altura de Ondarroa el plan de acción presentado por la Comisión Europea?

Nuestra valoración es muy negativa. Ese plan no tiene pies ni cabeza. No existe ningún texto jurídico ni datos científicos que respalden este plan de acción de una Comisión que está completamente abducida por las ONG medioambientalistas, y centrada en satisfacer exclusivamente estos intereses. Ahora pretende prohibir de aquí a siete años, año 2030, el arte más importante en Europa, el arrastre de fondo, en el 30% de las aguas comunitarias. Una auténtica barbaridad. En Bruselas llevan un tiempo culpando al arrastre de fondo de la supuesta destrucción de los fondos marinos; el año pasado, se leyeron del revés un informe científico del CIEM, y decidieron vetar la pesca de fondo en 87 puntos de las aguas europeas por posible riesgo de existencia de ecosistemas vulnerables marinos; pero resulta que dentro de la pesca de fondo tenemos dos artes muy diferentes: el arrastre de fondo que es arte móvil y el palangre de fondo, arte estático. Y esta prohibición, al que más ha castigado en la práctica, es, al palangre de fondo, que según los científicos, no tiene impacto en el fondo marino.

¿Qué consecuencias tendría para la flota de altura?

Sería un auténtico desastre. La Comisión no está teniendo en cuenta el impacto social y económico de estas medidas. El 38% del valor de la producción pesquera europea procede del arrastre y 7.000 son los barcos afectados, 805 de los cuales tienen pabellón español y faenan al arrastre. 1,2 millones de toneladas de pescado y 140.000 empleos están en riesgo. La política pesquera europea exige llevar a cabo un estudio de impacto medioambiental, social y económico antes de tomar medidas. Sin embargo, esta Comisión no lo está haciendo porque sólo están teniendo en cuenta a los lobbys ecologistas. Pensamos que detrás de estos lobbys también están los del sector eólico ya que quieren plantar miles de molinos de viento en toda la costa europea, y parece que los pescadores somos un obstáculo.

No obstante, las propuestas realizadas por el comisario de pesca Virjinijus Sinkevicius se han topado con la negativa de la mayoría del Consejo de Ministros de Pesca de la UE. Además, se suceden las movilizaciones de pescadores.

Sinceramente, no recordamos una propuesta de la Comisión que haya contado con el rechazo tan rotundo y unánime de todos los ministros de pesca de la UE, en el Consejo de ministros. Esta Comisión se ha convertido en una auténtica máquina de fabricar euroescépticos. Con estas medidas, no sólo está castigando a toda la flota europea sino que está poniendo en riesgo la soberanía alimentaria europea, obligando al consumidor europeo a tener que consumir pescado importado de terceros países como China. Se trata de países de dudosa reputación en materia de derechos laborales, sanitarios y vinculados con la pesca ilegal. Un sinsentido.

¿Desde la flota de altura de Ondarroa, cómo consideran que se debería diseñar la Política Pesquera Común?

En lugar de seguir fabricando euroescépticos, y en lugar de centrarse exclusivamente en el eje medioambiental, hay que recordar a la Comisión los tres objetivos con los que nació la Política Pesquera Común: objetivo medioambiental, social y económico. Hay que lograr el equilibrio entre los tres. La parte de sostenibilidad medioambiental es fundamental, y la apoyamos, no sólo porque estamos concienciados con la necesidad de proteger el ecosistema, sino porque también queremos que las generaciones futuras, nuestros nietos, puedan seguir dedicándose a la pesca y seguir consumiendo pescado salvaje de nuestras aguas. Hay que recordar que ya estamos trabajando en Europa bajo el criterio científico de Rendimiento Máximo Sostenible. Tenemos un sinfín de limitaciones de capturas por especies, por zonas, por barcos, tamaño de mallas, potencia de motores, e incluso límites de kilos pescados diarios en ciertas especies. Por tanto, ya estamos pescando bajo todos los parámetros que recomiendan los científicos y que nos dicta la Comisión, y que nos recuerdan el buen estado de salud de las especies que pescamos en Europa. Pero, además de este objetivo, hay que preservar el objetivo social que incluye la soberanía alimentaria y el mantenimiento de todos los empleos directos e indirectos que genera la actividad pesquera en Europa y en nuestro país. Y, por último, también imprescindible, el objetivo económico: la actividad pesquera debe ser rentable, de lo contrario, no tendríamos armadores ni pescadores que quieran seguir con este oficio, tan ancestral como duro.

La flota pesquera europea se ha reducido de manera importante durante los últimos años y no parece que Bruselas apueste por su sector pesquero

Cuando se produjo la adhesión en 1986, España contaba con 22.000 barcos. Hoy en día, la cifra se ha reducido a 8.657 embarcaciones, con una edad media de 35 años. Se ha desguazado más de la mitad de la flota pesquera europea, se han destruido miles de empleos, se han realizado muchos sacrificios, muchos armadores han dejado el sector desencantados con tantas restricciones y limitaciones. Y, a pesar de todos los sacrificios realizados, la Comisión sigue sin respaldar al sector pesquero, y continúa aumentando la presión y las limitaciones a la pesca. Da la sensación de que somos un estorbo para Bruselas, que solo parece interesada en proteger las esponjas marinas y desplegar molinos eólicos en todas las aguas europeas. A este ritmo, no van a quedar barcos pesqueros en Europa.