La Unión Europea advierte: el veto a los coches y furgonetas diésel, gasolina e híbridos a partir de 2035 está todavía en el aire. Este es el mensaje que lanzó ayer lunes el comisario europeo del Mercado Interior, Thierry Breton, que insistió en que “el proceso democrático” sobre el fin de la comercialización de coches nuevos con motor de combustión para ese año no ha terminado y puede haber ajustes. Es por ello que aconsejó a los fabricantes de coches que no se precipiten en el abandono de los motores térmicos. También porque en el resto del mundo se seguirán vendiendo años después de esa fecha.

Hace un mes, el Parlamento Europeo aprobó definitivamente el veto a la comercialización de vehículos diésel, gasolina e híbridos a partir de 2035. Sin embargo, debido a las dudas y la presión ejercida por Italia, pero sobre todo por Alemania, la votación final ha quedado aplazada sin fecha. En medio de este debate, el lehendakari, Iñigo Urkullu, recordó la semana pasada que la prohibición de este tipo de vehículos “no será nada sencillo” y necesitará tiempo. Urkullu compartió así con Alemania la preocupación por la prohibición.

“El horizonte, establecido para el año 2035, está a la vuelta de la esquina y estos días hemos visto cómo países europeos como Alemania observan con preocupación este cambio, que no será nada sencillo y exigirá un gran esfuerzo y compartimos esa preocupación”, señaló Urkullu en la inauguración de la Fase 4 de AIC-Automotive Intelligence Center, el pasado viernes en Amorebieta-Etxano.

En la misma línea, la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, expresó la semana pasada que la electrificación total del parque de vehículos “hoy no es una alternativa ni para el año 2035”.

“Vehículo eléctrico sí, pero planificando todo en función de nuestras fortalezas”, indicó Tapia, quien se mostró reacia a considerar que sea positivo limitar la fabricación de vehículos particulares de combustión en 2035 porque se corre el riesgo de encontrarse en 2035 con una sociedad “a dos velocidades”, con vehículos eléctricos y otros “antiquísimos de combustión y unas emisiones de CO2 impresionantes”.

Proceso en la UE

Sobre la base de la propuesta de la Comisión Europea de prohibir la venta de coches nuevos con motor de combustión en territorio comunitario a partir de 2035, el Parlamento Europeo votó hace un mes a favor de ese horizonte, pero ahora hay divergencias en el Consejo de Ministros. Países como Alemania, Italia, Polonia y República Checa, que rechazan el veto para esa fecha, argumentan que pueden salir carburantes sintéticos que no generen emisiones de dióxido de carbono a diferencia de los combustibles derivados de hidrocarburos.

Más allá de la cuestión de que el proceso de concertación entre el Parlamento Europeo y el Consejo de Ministros no está todavía cerrado y de que no hay una decisión final, Breton insistió ayer lunes en que el final de los motores térmicos en la UE no supondrá su fin en todo el mundo. Según sus previsiones, un 60% de los coches que circularán en el mundo en 2050 tendrán motores térmicos y eso significa que los fabricantes europeos pueden sacar partido todavía durante muchos años de su ventaja en esas tecnologías. Los constructores chinos –señaló– “son muy buenos en motores eléctricos, pero muy malos en los térmicos”.

Por su parte, Francia se opone al bloque de los países que se rechazan al fin en 2035 de los motores de combustión ya que considera que se corre el riesgo de desviar la apuesta de sus fabricantes por la tecnología de los coches eléctricos para poder competir al mismo nivel con los chinos.

En corto

Votación. El Parlamento Europeo votó hace un mes la prohibición de vender coches nuevos con motor de combustión en territorio comunitario a partir de 2035, pero ahora hay divergencias en el Consejo de Ministros.

Divergencias. Alemania, Italia, Polonia y República Checa rechazan el veto para esa fecha y argumentan que pueden salir carburantes sintéticos que no generen emisiones de dióxido de carbono a diferencia de los combustibles derivados de hidrocarburos. Por su parte, Francia se opone a este bloque porque considera que se corre el riesgo de desviar la apuesta de sus fabricantes por la tecnología de los coches eléctricos.

En 2050. El comisario europeo del Mercado Interior, Thierry Breton, un 60% de los coches que circularán en el mundo en 2050 tendrán motores térmicos y eso significa que los fabricantes europeos pueden sacar partido todavía durante muchos años de su ventaja en esas tecnologías.