Las temperaturas del planeta no paran de subir, los glaciares se derriten, la contaminación invade el mar y el aire… El panorama no es nada esperanzador y la única herramienta para alargar la vida de la Tierra es implicarse, tomar medidas para detener el calentamiento global y sus nefastas consecuencias. Gobiernos y organizaciones se encuentran en esta batalla, aportando su grano de arena y legislando para frenar esta situación.
Ninguno de los países que integran el grupo de las veinte economías más desarrolladas del mundo (G-20) están descarbonizando sus economías lo suficientemente rápido como para poder limitar el calentamiento global del planeta a 1,5ºC en 2050. Así lo revela la edición de 2022 del Net Zero Economy Index, que anualmente elabora PwC.
Ninguno de los países que integran el G-20 están descarbonizando sus economías lo suficientemente rápido
En el camino para lograr un mundo más sostenible, diferentes startups y empresas con acumulada experiencia quieren ser activos en la defensa del medioambiente y reducir la huella de carbono: disminuyendo el plástico, optando por energías limpias, utilizando materiales más sostenibles… Veamos algunos ejemplos locales de aquellas compañías que buscan reducir las emisiones, generar menos residuos y respetar el medioambiente.
Proyectos de reforestación
La compañía navarra CO2 Revolution ofrece soluciones eficientes basadas en la naturaleza. En otras palabras, esta startup calcula la huella de carbono generada por instituciones y empresas para compensar sus emisiones a través de proyectos de reforestación. Previamente, analizan la flora autóctona y seleccionan regiones de alto valor ecológico.
A continuación, el proceso se lleva a cabo mediante drones de propia creación que lanzan sobre el terreno elegido semillas inteligentes, resultado de un proceso de desarrollo biotecnológico. Este sistema de lanzamiento de hasta 100.000 semillas permite alcanzar grandes superficies o zonas de difícil acceso, en poco tiempo y a bajo precio para que la acción sea lo más eficiente y ágil posible.
Plástico no reciclable que genera energía
El plástico es uno de los grandes enemigos medioambiental, por ello desde Nantek se han propuesto como principal objetivo eliminar la contaminación por desechos plásticos a nivel mundial. La empresa ubicada en Getxo busca cerrar el ciclo de la economía circular en la producción de plástico, convirtiendo los residuos plásticos no reciclables en generación de energía.
La startup ha diseñado una tecnología propia basada en agentes reactivos para convertir cualquier residuo plástico en productos renovables que puedan ser reutilizados en la industria de la energía y petroquímica. De esta forma evitan que los restos sean vertidos o incinerados.
Actualmente, la empresa está desarrollando plantas de transformación para recoger el residuo plástico urbano y todos los plásticos enviados a vertederos, de manera que estos se conviertan en productos petroquímicos que sirvan de alimento para varias industrias. El objetivo es poder hacer que el país sea 100% sostenible en plásticos de cara a 2035.
Una nueva vida para el plástico con diseño y funcionalidad
Otra manera de combatir el plástico es darle una nueva vida, tal como hace la empresa donostiarra Ekomodo, que se encarga de convertir el reciclado de plástico en fibra textil, bolsos, carteras, accesorios... En 2019, tres jóvenes trabajadores de Eko-REC, una compañía industrial referente internacional en reciclaje y economía circular, identificaron la oportunidad de cerrar aún más el ciclo del residuo, convirtiendo esa fibra que se fabricaba, en productos que la gente pudiera usar en su día a día. Una clara apuesta por el diseño y la funcionalidad en esta nueva vida del plástico.
La empresa utiliza materia prima local y trabaja con proveedores del entorno bajo los principios del ecodiseño y la economía circular, minimizando los residuos y utilizando materiales 100% reciclados y reciclables. Por otra parte, la compañía también adopta un compromiso social y da empleo a personas de colectivos en riesgo de exclusión, a través de la colaboración con talleres sociales del entorno.
Medición de la huella de carbono
El agua es un bien escaso, por esa razón, su uso responsable supone toda una intención para cualquier empresa. Para la cooperativa Udapa, participada por productores agrarios, gestores empresariales y trabajadores, la protección del medioambiente es esencial en su actividad, y por esa razón apuestan por un sistema de depuración de agua, y proyecto de I+D junto a centros tecnológicos para disminuir el uso del agua en los cultivos.
Además, apuestan por un producto de cercanía, y practican un cultivo sostenible por medio de técnicas de producción controlada y de sistemas de buenas prácticas agrarias.
Cuenta, también, con la ISO 14001, la certificación Global GAP y en 2013 se convirtió en la primera empresa estatal en analizar la totalidad de los gases de efecto invernadero emitidos directa o indirectamente, para proceder así a su disminución. Gracias al primer estudio de 2013 se constató que la producción y suministro de la patata alavesa generaba una huella equivalente a 0,121kg CO2e por kilo de patata; una cifra muy reducida en comparación con las patatas de otros orígenes. De hecho, han recibido varios premios a nivel europeo por la gestión de los residuos.
En este ejercicio, Udapa ha vuelto a medir la huella de carbono generada en el cultivo de la patata alavesa de la pasada campaña, con el principal objetivo de conocer y analizar aquellos campos en los que poder mejorar de manera medioambiental.
Para estas y muchas otras empresas de nuestro territorio el cambio climático no sólo constituye un problema ambiental, sino también una dificultad de desarrollo con altos impactos en la sociedad y la economía. Por lo tanto, reducir la huella de carbono trasciende la simple medición del CO2 emitido durante un proceso industrial y sirve para controlar y mejorar las condiciones ambientales. Las acciones ayudan a poner un granito de arena a un peligroso problema global.