La notable subida de los precios de los automóviles nuevos en el Estado español en los dos primeros meses de este año, del orden del 6,9%, según los datos recogidos en base al Impuesto de Matriculación, no están ayudando en nada a dinamizar un mercado que sufre los efectos de la crisis económica derivada del covid pero también los originados por las incertidumbres en torno al futuro del coche y a las confusas políticas públicas que no tiene claro sobre si apoyar a la primera industria vasca y del Estado en la transición energética o, simplemente, poner trabas al uso y disfrute del automóvil, aunque sea no contaminante, en las ciudades.

El resultado de precios más caros, incertidumbre y crisis económica es una caída de las ventas de coches del orden del 45% en los dos primeros meses lo que ha disparado las alarmas del sector que en marzo ya ha empezado a retocar a la baja los precios de los coches a la venta en los concesionarios de Euskadi.

En el caso concreto del País Vasco estamos hablando de un total de un centenar de concesionarios, que, antes de la pandemia de coronavirus, facturaban unos 1.762 millones de euros anuales y empleaban a cerca de 6.500 personas. Un negocio, el de estas empresas que representa cerca del 3,2% del PIB de la CAV, según Faconauto, aunque la industria del automóvil en el País Vasco supone directamente el 12,5% de la economía.

En los dos primeros meses del presente 2021 el precio medio de los automóviles matriculados en el Estado español se situó en 20.189 euros, un 6,9% más que el año anterior, tras la fuerte subida registrada en febrero que dejó la media de los vehículos adquiridos, impuesto de matriculación incluido, en 20.313 euros.

Las razones de esta subida de precios, poco habitual en una época de debilitamiento de la demanda, se han basado en tres notas: La primera, el alza del Impuesto de Matriculación que se basa en las emisiones de CO2 a la atmósfera, y estas, a efectos del impuesto, se elevaron al cambiar la forma de medirlas al aplicar la nueva normativa WLTP. Con dicha norma, el mismo coche es más caro que en 2020 emitiendo lo mismo porque el Gobierno español, a diferencia de lo que han hecho los de países vecinos como Francia e Italia, no ha ajustado dicho impuesto.

La segunda razón es que los fabricantes de automóviles ante la incapacidad de reducir las emisiones de sus vehículos a los niveles requeridos por las autoridades europeas, -no por razones técnicas sino porque los ciudadanos no ven atractivos el adquirir coches cero emisiones en su actual estado de desarrollo-, son multados por la UE y han repercutido parte de estos costes en los consumidores que adquieren sus coches.

Y en tercer lugar, porque en el mix de coches nuevos a la venta ha entrado un número importante de nuevos modelos electrificados que son mucho más caros.