- La oficina de Spri, Basque Trade & Investment, en Londres es la punta de lanza de Euskadi ante el Brexit. El horizonte es complejo, pero Fano considera que la actividad comercial de las empresas favorecerá un escenario muy dinámico a pesar de los aranceles.

¿Cómo está viviendo estas horas finales de la negociación?

—La negociación ha dado un vuelco importante en los últimos siete días. Las posibilidades de un acuerdo parecían más claras hace diez días y desde el jueves pasado parece que no se va a llegar a un punto intermedio entre ambas partes. La reunión del miércoles entre Ursula von der Leyen y Boris Johnson ha permitido que sigan hablando. Pero es significativo que un día después, el jueves, la Comisión Europea presentara las medidas de contingencia en caso de que no haya un acuerdo comercial.

Es todo un gesto, parece que se acerca el peor escenario.

—Había nerviosismo entre los estados, pero la Comisión no quería publicar las medidas porque podían dificultar la negociación. Aunque es verdad que puede ser una maniobra para forzar la negociación, para mostrar mano dura a Londres.

¿Hay que ser pesimistas?

—La situación se ha deteriorado claramente y la posibilidad de una salida sin acuerdo a día de hoy es muy grande. Hace un mes era moderadamente optimista, ahora la situación es muy complicada y parece más probable que no haya acuerdo.

El alcalde de Londres ha pedido que si no se llega a un acuerdo antes del 31 de diciembre se siga negociando, ¿se entendería en el país o ya se quiere pasar página sea como sea?

—Depende de si lo miras bajo prisma político o económico. El planteamiento político es muy claro: se trata de una petición mayoritaria de más autogobierno y gobernanza y las concesiones políticas deben ser mínimas. Desde el punto de vista económico, la gran mayoría de las empresas y asociaciones empresariales siempre se han manifestado a favor de una salida ordenada y con acuerdo comercial. Ya no entro a valorar si están a favor o en contra del Brexit, ese es un debate ya pasado y hay que vivir más el presente. Pero el ámbito económico es claramente favorable a un acuerdo, habrá qué ver la capacidad de presión que pueda tener el sector privado sobre el Gobierno británico. Visto como han evolucionado las negociaciones creo que es bastante poca.

¿Por qué?

—Tenemos que tener en cuenta, desde el prisma político, que el covid ha afectado a la situación de una manera clara. Es una derivada que, obviamente, nadie ha visto venir, pero que ha marcado la situación. La economía del Reino Unido está muy afectada por la pandemia. Probablemente, junto a la española, será la economía europeo occidental más afectada. Aquí se habla mucho también de que los efectos del covid podrían maquillar los efectos de una salida sin acuerdo para una relación futura.

¿Favorece el covid una posición más rígida de Johnson?

—Sí, es parte del planteamiento político. Se calcula que una salida sin acuerdo comercial supondría restar el PIB británico un 2% el próximo año, al margen del daño que ya ha hecho desde el referéndum hace más de cuatro años. La previsión para este año es de una caída de en torno al 12% y el próximo año, viniendo de una situación muy dura, un lastre del 2%.

No es lo más conveniente.

—Es que además de una caída del 12% este año, la deuda pública ha superado el 100% del PIB. En la economía española esos porcentajes se están produciendo desde hace años, pero en la economía británica no sucedía desde los años 60. En ese contexto, en una salida sin acuerdo comercial, los efectos económicos van a ser nocivos, pero como el escenario es tan complicado igual lo pueden maquillar algo.

¿Qué reacción están teniendo las empresas vascas ante este vuelco en la negociación?

—La actividad de la oficina de Basque Trade & Investment en Londres respecto al Brexit es este año peculiar. A partir de marzo, cuando empezamos con la pandemia, el Brexit parece que desapareció de la agenda. Las consultas de las empresas se han centrado mucho en las restricciones de viaje, que han afectado tanto a las compañías que tiene presencia en Reino Unido como a las que tienen negocio pero no están implantadas. Pero desde hace dos o tres semanas hemos vuelto a tener muchas consultas de Brexit.

No les habrá sorprendido.

—Obviamente es lo que estábamos esperando a medida que se acercaba el final del año y también de cara al primer semestre del año que viene. Suceda lo que suceda tendremos que hacer una importante labor de información. Atenderemos demandas y haremos campaña en los aspectos que entendemos que son importantes para las empresas.

¿Qué les plantean en estos momentos las empresas?

—Depende de la posición de la empresa. Entre las empresas que están implantadas, que conocen muy bien el mercado, preguntan por derechos y desplazamiento de trabajadores. Pero la demanda de información ha bajado porque llevan cuatro años y medio pensando en el Brexit y han tomado medidas para lo que pueda suceder. Entre los exportadores ocurre todo lo contrario, hay más consultas y los temas son más heterogéneos porque el desconocimiento es mayor.

¿Cuáles son sus dudas?

—Una pregunta muy habitual es el arancel que les impondrían en el caso de que no haya acuerdo comercial. Es muy común también que nos planteen dudas sobre el marcado y certificación de productos. También hay preguntas en torno a aspectos logísticos y aduaneros, trámites administrativos, cómo se van a gestionar los pagos de IVA. Para las empresas que ya exportan a países de fuera de la Unión Europea el tema del papeleo no es problema, ya lo hacen habitualmente. En cambio, las empresas, casi diría que son micropymes, que solo se manejan en el espacio económico europeo este tipo de trámites es todo un mundo.

Hay muchas cuestiones que aclarar.

—Aunque no sabemos si va a haber un acuerdo, durante 2020 se han aclarado bastantes cosas. Hay cambios que se van a producir en cualquier caso y hemos intentado transmitir a las empresas los últimos meses que hay que prepararse para ellos. Los aranceles se publicaron en mayo de este año, sabemos cómo van a ser los trámites aduaneros y se va a poder seguir exportando el año que viene como marcado CE -Conformité Européenne- pase lo que pase. Lo más destacado del acuerdo comercial es que deje de haber aranceles y cuotas, pero el papeleo aduanero o el trámite del IVA se va a tener que hacer pase lo que pase y hay que prepararse.

¿Y están preparadas?

—Hay una masa crítica de empresas que hace seguimiento. Hay mucha información y las empresas que están interesadas la están utilizando para adaptarse al papeleo que habrá que asumir. Hay pocas empresas que no se estén preparando. El sector de la automoción vasco sería el principal afectado de un Brexit sin acuerdo comercial, pero, pase lo que pase, con aranceles o sin ellos, las empresas buscarán fórmulas para vender en Gran Bretaña, porque es un mercado cercano, hay una tradición comercial y siempre va a ser más barato que vender en Estados Unidos o México.

"Los efectos económicos de un Brexit abrupto serán nocivos para Reino Unido, pero igual lo pueden maquillar con el covid"

"La situación se ha deteriorado y la posibilidad de una salida sin acuerdo a día de hoy es muy grande"

"Gran Bretaña es un mercado cercano y siempre va a ser más barato que vender en Estados Unidos o México"