La industria ligada a la automoción es la primera fuente de riqueza de Euskadi y compañías como la energética Petronor son el primer contribuyente fiscal a las arcas de las haciendas forales. Dos hechos que deberían mover a los representantes institucionales vascos a apoyar la evolución del automóvil en esta complicada coyuntura de pandemia de coronavirus, con restricciones a la movilidad, y transición energética en el sector pero los mensajes anti-coche de algunos, sin medir las consecuencias económicas, no ayudan a un sector que ve como las ventas del automóviles caen un 36,8% este año en el Estado y las ventas de combustibles más del 23%. En este contexto no es noticia que Petronor haya decidido volver a parar una de las líneas de su refinería de Muskiz por falta de demanda.

En concreto, Petronor ha adoptado la decisión de paralizar de nuevo una de las dos unidades de producción de carburantes de las que dispone en sus instalaciones ante la reducida demanda de gasolinas.

El rebrote del covid 19 y las nuevas limitaciones a la movilidad están haciendo que el consumo de gasolina, gasóleo o keroseno esté muy por debajo de las expectativas previstas en verano con lo que Petronor ha decidido producir con sólo el 60% de su capacidad de refino.

No hay duda que el menor consumo de carburantes tiene un efecto positivo en relación a las emisiones contaminantes a la atmósfera pero también lo tiene, en sentido contrario, sobre los ingresos por impuestos de las haciendas de Euskadi.

Como se recordará, Petronor había vuelto a utilizar el 100% de sus instalaciones de producción hace un mes, tras casi seis de parón de una de las dos líneas de refino pues en mayo debido a la baja demanda del mercado se redujo el volumen de destilación de petróleo.

En octubre, la mejoría de la actividad económica animó a los dirigentes de la compañía refinera vasca a conectar su segunda unidad de producción para atender a la que estimaban creciente demanda pero la segunda ola de la pandemia de coronavirus y las notables restricciones que se han impuesto a la movilidad en el Estado español han roto las previsiones.

Las estadísticas oficiales de Cores sobre el consumo de carburantes hasta finales de septiembre muestran que en los nueve primeros meses del año el consumo de gasolinas en el Estado español ha descendido un 23% en comparación con el mismo periodo de 2019; el gasóleo de automoción, el combustible para los motores diésel, registra un descenso del 18,8%; y el consumo de queroseno para los aviones se ha hundido el 62,9%, un ejemplo de la brutal caída del tráfico aéreo y de los problemas que afronta el sector aeronáutico vasco liderado por firmas como Aernnova e ITP Aero. Comparando septiembre de este año con el de 2019 también se puede apreciar que la recuperación no había llegado pues las 388.898 toneladas de gasolina 95 vendidas estaban por debajo de las 413.613 del mismo mes del pasado año, y las 1.738.994 toneladas de gasóleo A también estaban por debajo de las 1.862.231 de doce meses antes. Considerando todos los combustibles, el consumo de gasolinas y gasóleos en setiembre ha sido de entre un 5% y un 7% inferior.

Y las ventas de coches, incluidos los datos de octubre, se han reducido este año un 36,8%, tras alcanzar las 669.662 unidades vendidas

La menor demanda de gasolinas y la consiguiente parada del 40% de la producción de Petronor tendrá un apreciable impacto negativo sobre la recaudación fiscal del conjunto de las haciendas vascas .

El descenso en la recaudación fiscal por la vía del IVA y los Impuestos Especiales es el impacto más directo pero al mismo hay que sumar el derivado de la menor actividad fabril de Petronor, en sus proveedores y en el transporte. Todo ello suma, en negativo, al recorte de los ingresos fiscales este año en la CAV por encima de los dos dígitos.