- Hace 12 años se intentó poner en marcha una iniciativa empresarial para fabricar las casas de forma industrializada. La idea se plasmó en una sociedad llamada Habidite, la compañía creada por el grupo vasco Afer, del empresario ahora caído en desgracia Jabyer Fernández, para desarrollar un proyecto de viviendas modulares de fabricación en serie.

En el primer semestre de 2008 presentó el primer prototipo: una casa de 65 metros cuadrados, fabricada con tres módulos y todo su equipamiento completo. El proyecto fracasó por diversos motivos, el primero que coincidió con la crisis inmobiliaria-financiera de 2008, pero años después se está viendo que no era una mala idea.

En pleno siglo XXI parecería lógico producir las viviendas en una fábrica cerrada, a salvo de las inclemencias meteorológicas y con personal formado, mediante módulos prefabricados con unos estándares de calidad mejores y más homogéneos, con mayor seguridad laboral y con unos costes menores. Y luego montarlos en el terreno en cuestión.

Pues bien dicha iniciativa que no se concretó en Euskadi hace más de una década parece que, por fin, ha llegado al Estado español para quedarse.

La vivienda industrializada ha cogido impulso en España y cada vez son más, según Efe, las promotoras inmobiliarias que apuestan por este modelo constructivo, ya ampliamente probado en otros países, y que está llamado a ser el futuro de un sector de vivienda residencial que apenas ha evolucionado en décadas.

Es verdad que su peso es aún residual, menos del 1% de la construcción de pisos en el Estado, pero el sector alaba las ventajas que ofrece un sistema que ya se contempla para las promociones en altura, pero que echa de menos una mayor implicación de las administraciones para que esta fórmula tenga más protagonismo en España y pueda hacer frente a los desafíos que se presentan.

La promoción industrializada representa un gran avance para el sector ya que reduce los plazos de entrega a la mitad y conlleva mejor calidad en la ejecución y alta precisión en los acabados, subraya el director de Operaciones de AEDAS Homes, Luis García Malo de Molina. Además, agrega, representa una enorme oportunidad de generación de riqueza y de empleo y contribuye a minimizar el impacto ambiental, ya que produce muchos menos residuos, utiliza menos materiales y genera menos CO2.

Esta nueva forma de construir viviendas reduce las reclamaciones en el periodo de postventa, los fallos de montaje, los accidentes laborales y atrae a jóvenes y a mujeres a un sector que tradicionalmente ha sido muy poco atractivo para ellos, según reconoce el director general de la patronal madrileña de promotores Asprima, Daniel Cuervo.

El presidente de Asprima, Juan Antonio Gómez-Pintado, tiene claro que la vivienda industrializada está llamada a ser una fórmula protagonista en un sector que tiene cada vez más problemas de mano de obra, ya que a las jubilaciones se añade el poco atractivo que tiene para la gente joven.

Aunque el ritmo al que se irá desarrollando dependerá de su capacidad para ser competitiva en precio, plazo, seguridad, calidad o impacto ambiental, no hay duda de que la industrialización va a revolucionar el sector de la construcción en los próximos años, apunta el CEO de Neinor Homes, Borja Garcia-Egotxeaga.

“Sin lugar a duda es el futuro, pero también es ya el presente. No podemos seguir haciendo las casas como hace 100 años porque la sociedad demanda algo diferente y más rápido que la construcción clásica”, afirma Garcia-Egotxeaga.

Bankinter. El precio de la vivienda en España caerá al menos un 9%, según Bankinter, que ha actualizado su previsión sobre el precio de los pisos al considerar que la crisis del coronavirus tendrá un mayor impacto del esperado en la economía española. Los nuevos datos suponen un empeoramiento de tres puntos respecto a su anterior pronóstico. Ahora, en su último informe inmobiliario, prevé un retroceso del 4% en 2020 y del 5% en 2021. Al contrario de lo ocurrido en el último ciclo económico, la entidad cree que el recorte de precios podría ser mayor en las zonas prime de grandes ciudades, donde el precio podría caer hasta un 10%.