uspiro de alivio para la gran industria vasca, que ve cómo uno de sus principales engranajes vuelve a girar. La ACB de Sestao, la heredera de los Altos Hornos de Vizcaya, retomará la actividad dentro de unos días después de más de seis meses parada. Así lo confirmó ayer ArcelorMittal, que observa una mejoría de los principales mercados de la acería sestaoarra suficiente como para regresar a los niveles productivos del inicio de marzo. Sus 200 trabajadores saldrán del ERTE a partir de este próximo día 20 con la previsión de volver a tener la maquinaria plenamente operativa el último fin de semana del mes.

La decisión, que repercute positivamente en todo el tejido económico de Ezkerraldea, se ha tomado hace muy poco tiempo. ArcelorMittal viene evaluando de forma continua las posibilidades de reabrir la factoría de Sestao, pero no ha sido hasta hace unos días cuando sus máximos responsables han visto claro el repunte de la demanda. Sectores como la automoción o la máquina herramienta, donde la ACB vende sus aceros de gran resistencia, vuelven a presentar números que invitan al optimismo y los clientes llaman a la puerta.

Ni mucho menos han desaparecido las incertidumbres que azotan a la siderurgia, remarcan fuentes de Arcelor, por lo que la decisión de reabrir, aunque se apoya en bases sólidas, puede revertirse en los próximos meses. Todo dependerá de cómo evolucione la situación sanitaria, en primer lugar, y, a partir de ahí, a qué velocidad se asienta la recuperación. La multinacional destaca precisamente esa capacidad que tiene la ACB para parar y arrancar sin prácticamente coste, lo que supone un plus de adaptación a los ciclos del mercado. Ya en las últimas semanas vienen realizando labores de mantenimiento y limpieza en las instalaciones una decena de operarios, a los que el próximo domingo se sumará el grueso de la plantilla, hasta un total de 205 trabajadores.

Un trabajador accede a las instalaciones de la Acería Compacta de Bizkaia en Sestao. Foto: B. Guerrero

"Está claro que es una buena noticia. Durante estos seis meses el comité ha venido demandando a la dirección la reapertura, y lo consideramos un paso positivo", explica a este periódico Álex Ruiz, secretario del comité de la factoría, de CC.OO. La parte sindical mantiene sus cautelas ante el anuncio de la multinacional, consciente del intrincado camino por el que transita el sector del acero desde hace unos años. A los factores de inestabilidad anteriores a la pandemia como la guerra comercial entre EE.UU. y China, los aranceles medioambientales o la saturación del mercado se suma la crisis causada por el covid-19.

"Ya antes de la pandemia estábamos preocupados por la coyuntura del negocio del acero y la incertidumbre sigue estando ahí. La reapertura era la primera meta del comité, pero quedan muchas etapas todavía por delante", señala Ruiz.

La ACB detuvo su maquinaria en la primera quincena de marzo, unas jornadas antes de que los casos positivos de coronavirus se dispararan y el Gobierno español decretara el cierre de todas las actividades no esenciales. Los principales clientes internacionales, principalmente del ámbito de la automoción, ya empezaban a parar y la demanda estaba muy tocada. La pandemia no hizo sino ratificar la decisión tomada por los responsables de la planta, una situación de parón que se ha acabado alargando seis meses. En cambio, la otra gran fábrica de ArcelorMittal en Bizkaia, situada en Etxebarri, se ha mantenido a pleno rendimiento todo este tiempo gracias a que su producto está enfocado, en gran medida, a la industria alimentaria.

El contexto en el que se maneja la ACB es "muy volátil" con un mercado "que no es estable", subraya la empresa, aunque la reapertura está programada a un ritmo de trabajo similar al del inicio de marzo. Así, está previsto que, tras los trabajos de preparación previos, la planta vuelva a arrancar el último fin de semana de septiembre con un objetivo de 40.000 toneladas mensuales.

Es evidente que la acería no pasa por su mejor momento, pero ha tenido arranques peores. Tras la última gran parada en 2016, que estuvo acompañada de la reconversión hacia los aceros especiales y el consiguiente ajuste de plantilla, la ACB empezó a funcionar con un objetivo mínimo de 12.000 toneladas. Poco a poco los números fueron ganando cuerpo hasta el punto de que la previsión inicial para 2020 era dar otro paso adelante y rondar las 300.000 toneladas en total. El año, sin embargo, ha traído un escenario difícil de imaginar a finales de 2019 y deja cifras muy alejadas del objetivo.

"La reapertura era la primera meta, pero aún quedan muchas etapas por delante"

Secretario del comité de la ACB