Las medidas de confinamiento y de restricción de la movilidad impuestas por la pandemia del COVID-19 han dado un nuevo impulso a un concepto que comenzaba a despegar en España antes de la crisis sanitaria: la oficina flexible, un espacio a medio camino entre el teletrabajo y la oficina tradicional.

Es el denominado "tercer espacio" para trabajar, locales con áreas y servicios comunes para las empresas, que de esta forma tienen "muchos más recursos a su disposición" por un precio menor que el del alquiler de una oficina propia, ha explicado a Efe Eduardo Salsamendi, presidente de EWA (European WorkSpace Association), entidad que agrupa a asociaciones europeas del sector.

Salsamendi, socio director de la empresa Klammer Workspaces y presidente de ProWorkSpaces, patronal española de operadores de oficina flexible, ha afirmado que, durante la desescalada, estos espacios pueden acoger temporalmente trabajadores de oficinas en las que, por las distancias de seguridad, no es posible mantener operativos todos los puestos de trabajo.

Ya antes de la pandemia, esta fórmula de trabajo, muy extendida en otras ciudades europeas como Londres o Amsterdam, comenzaba a cobrar fuerza en España, sobre todo en las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona.

Según un estudio de Cushman&Wakefield, inmobiliaria americana de espacios comerciales, Madrid y Barcelona son las ciudades con más potencial en este sector teniendo en cuenta valores como el capital humano, emprendedores TIC, población con educación superior, porcentaje de oficinistas, el stock de oficinas, el PIB, la densidad poblacional, la natalidad de empresas o las patentes.

Les siguen ya a considerable distancia ciudades como Donostia, Bilbao, Valencia, Pamplona y Vitoria.

En Madrid, en los nueve primeros meses de 2019, los operadores de espacios flexibles han contratado 56.200 metros cuadrados de superficie de oficinas, lo que supone el 11,2 % de la contratación total de espacios de oficinas en la ciudad.

Por su parte, la superficie destinada a espacios de trabajo compartidos en el mercado barcelonés pasó del 5 % sobre el total de superficie contratada en 2017 al 12 % en 2018, hasta alcanzar el 19 % en el acumulado de los tres primeros trimestres de 2019.

Cambios ne la forma de trabajar

Salsamendi ha considerado que la pandemia de coronavirus "va a cambiar las formas de trabajar" y fórmulas que eran "incipientes", como la de la oficina flexible, en la que puede alquilarse el espacio incluso por días sueltos, "van a adoptarse con más decisión".

"Las tecnologías estaban ahí hace años, por ejemplo las videollamadas, que se utilizaban de una forma muy anecdótica y que ahora han venido para quedarse", ha destacado.

El presidente de la patronal española de este sector ha señalado que el teletrabajo forzado por la pandemia "no es el que tendría que permanecer", ya que "las comunicaciones en el domicilio no están pensadas para ello, la gente no cuenta con espacio adecuado, las organizaciones muchas veces no están pensadas tampoco para trabajar desde casa".

"Indudablemente es posible, pero, si queremos que el teletrabajo tenga más crecimiento, tendrá que ser distinto a lo que estamos haciendo en esta época", ha declarado Salsamendi, quien ha subrayado el alto grado de ocupación que registran en España las oficinas compartidas.

En 2019, el 70 % de los gestores de espacios flexibles han contado con una ocupación de más del 75 %, siguiendo con la tendencia registrada en el ejercicio anterior. La mitad de las empresas que demandan estos espacios son de nueva creación (startups) y autónomos.

"Hace un tiempo que la oficina flexible está creciendo mucho, pero todavía somos un porcentaje muy pequeño sobre el total de metros cuadrados de oficinas. Creo que tener un porcentaje de entre el 10 y el 20 % sería mucho adelantar, porque en este momento no llega en España ni al 1 %", ha lamentado Salsamendi.

Pero las perspectivas son alentadoras para el sector. En el caso de Madrid, se espera una absorción anual de entre 520.000 y 550.000 metros cuadrados de oficinas para espacios compartidos en los próximos tres años. En Barcelona, la contratación de oficinas oscilará entre 350.000 y 370.000 metros cuadrados anuales.

Este crecimiento, ha apuntado Salsamendi, se debe a que la oficina flexible ofrece servicios adaptados a las necesidades de los distintos colectivos profesionales.

Así, ha indicado, "hay incluso espacios dedicados a profesiones en concreto y eso permite tener mejores recursos. Hay espacios dedicados a familias, con guardería, otros destinados a abogados, por ejemplo. Hay para todos los gustos".