BILBAO - La digitalización, la automatización, la robótica, la inteligencia artificial e Internet están afectando a la sociedad y también al mundo industrial. El concepto de industria 4.0 es más que una moda o un concepto de marketing, señala Ana Santiago, consejera delegada de una compañía vasca de consultoría e ingeniería como Sisteplant que celebra estos días su 35 aniversario. Santiago destaca que pese a toda la tecnología “son las personas la clave en las organizaciones y para ello tienen que estar formándose continuamente”. Santiago es ingeniera industrial por la Escuela de Bilbao y máster en administración y dirección de empresas, MBA, por la Deusto Business School. Lleva dos décadas vinculada a Sisteplant, de la que fue nombrada máxima responsable hace cuatro años.

¿La industria 4.0 es una moda o una idea de marketing?

-Hay mucho despiste porque hay cosas que ya estaban en el mercado desde hace años y ahora se etiquetan como 4.0 pero no, no es marketing. El concepto de 4.0 persigue potenciar las capacidades de las personas mediante el uso de la tecnología. Y ello va a permitir desarrollar determinadas capacidades de todo tipo, desde cognitivas a industriales, de forma más rápida. Además los procesos industriales van a requerir cambios para poder ofrecer productos y servicios más personalizados. Las herramientas que están bajo este paraguas, y que son muchas, nos ofrecen la posibilidad de transformar los procesos industriales, los procesos de gestión y los de aprendizaje, o sea que la industria 4.0 no es solo digitalización. Un ejemplo. Hoy en la industria 4.0 se diseñan exoesqueletos para mejorar las condiciones ergonómicas de un trabajador en una cadena de montaje de una fábrica pero ese diseño, con la aplicación de las modernas tecnologías puede servir para crear exoesqueletos para ayudar a la movilidad a personas impedidas.

¿Qué es Sisteplant hoy?

-Sisteplant es una compañía familiar vasca que fue creada en 1984 con el propósito de ayudar a las empresas a ser más competitivas. Y ese sigue siendo nuestro objetivo hoy en día que somos una compañía con 175 personas que trabaja en varios continentes. Con una facturación cercana a las 12 millones de euros, que ha crecido este año algo más de un 10% y que espera crecer entre un 10 y un 15% en 2020.

¿A qué se dedican?

-Nuestra principal actividad es la optimización de los procesos productivos, logísticos y organizativos de las empresas ya sean estas grandes o pequeñas. Para conseguir este objetivo incorporamos diferentes tecnologías de fabricación avanzadas, diseñamos nuevos modelos organizativos y ayudamos a la evolución de los procesos con nuestros sistemas de información inteligentes orientados, básicamente, a la monitorización, predicción y regulación en tiempo real de los procesos, y a la gestión avanzada de los activos de una compañía.

¿Qué le pueden ofrecer a una empresa que demanda sus servicios?

-Nuestra compañía le ofrece la posibilidad de establecer un plan integral de transformación que tendrá en cuenta como va a evolucionar su demanda en los próximos años y cómo, en consecuencia de esta evolución, debe adaptar sus procesos productivos y de gestión. Y, además, le decimos qué estrategia debe establecer para que las personas que trabajan en esa compañía dentro de unos años puedan contar con las capacidades que va a requerir el mercado.

¿Para seguir siendo una empresa competitiva hay que tener en el centro de las actuaciones la innovación?

-Sin duda. Hoy día los cambios se producen muy rápido y hay que adaptarse. En Sisteplant la tecnología forma parte de nuestro ADN y, por ello, invertimos más del 20% de la facturación en I+D+i, tanto para desarrollar nuestros productos como para contribuir a la implantación de nuevas tecnologías de fabricación en los procesos de nuestros clientes.

La digitalización y la automatización ligadas a la industria 4.0, como casi todo cambio, produce un cierto temor en los trabajadores por miedo a perder empleos. ¿Qué pasa con las personas?

-Mire, la tecnología prácticamente la puede comprar cualquiera que pueda pagarla con lo que la ventaja competitiva está en el capital humano que es fundamental en las empresas. Ese potencial humano es clave para desarrollar en todo su esplendor el uso de la tecnología de que se dispone. Hay que intentar que las personas no vayan detrás de las tecnologías. Tienen que tener las capacidades para poder adaptarse cuando lleguen para explotarlas al máximo. No hay que olvidar que las personas son las que han llevado a las compañías a dónde están hoy en día. Hay que establecer planes para potenciar el conocimiento de las personas dentro de la empresa porque no todo es tecnología.

¿Las pymes vascas son sensibles al concepto de industria 4.0?

-En general sí pero hay muchas incertidumbres por lo que hay muchas que todavía no han tomado decisiones. Hay sectores como, por ejemplo, el de automoción en el que la digitalización sí está entrando muy rápido. En la automoción sí porque, entre otros cosas, te lo exigen los fabricantes. Hay empresarios con actitud contemplativa, mirando lo que hace el de al lado. Hay otros con iniciativas aisladas y hay unos pocos que sí hacen planes estructurados integrales.

Pero hay empresarios que tienen miedo a invertir porque consideran que estos procesos son caros y los tiempos para poder obtener el retorno de la inversión realizada cada día son más cortos.

-Esto no significa que lo vayan a comprar todo mañana. Hay iniciativas low cost que te pueden ayudar mucho en el negocio. Por ejemplo, el entender qué mueve los procesos para que cuando uno vaya a automatizarlos o digitalizarlos tengas el conocimiento para tomar la decisión adecuada.

¿Hay que digitalizarse?

-Sin duda. Hay planes de digitalización que una empresa va a tener que hacer sí o sí porque a futuro las cadenas de suministro van a estar interconectadas y esto es así. Este mínimo inexcusable como saber cómo va tu proceso en tiempo real no va a quedar obsoleto. Hay que hacerlo. Y a la hora de adquirir equipos hay que apostar por la maquinaria modulable, escalable y reconfigurable.

La industria 4.0 implica de forma transversal muchas habilidades y tecnologías distintas y todas las compañías no pueden reunir todas ellas en su seno. ¿Hay que colaborar más entre empresas?

-Sí, sin duda. Hay que apostar por las alianzas para adquirir más capacidades, más conocimiento. No hay que olvidar que en el País Vasco la mayoría de las empresas no son grandes. Hay que colaborar porque hoy en un mercado globalizado y que cambia tan rápido sin alianzas no se puede llegar a tiempo a poder atender las demandas. La unión hace la fuerza. Tenemos alianzas con proveedores de tecnología que nutren y potencian nuestras herramientas digitales porque no podemos desarrollar todo nosotros. También hemos colaborado de forma puntual con competidores directos nuestros para ir a mercados más grandes. Es clave para tener más capacidad, más conocimiento y para complementar la cadena de valor de forma de potenciar un servicio más integral al cliente.

¿Las mujeres siguen siendo minoría en las carreras técnicas?

-Sí, aunque la situación ha mejorado. Pero no solo las mujeres, hay pocos jóvenes en las carreras técnicas y tenemos problemas para encontrar personal con los perfiles que las empresas demandan hoy en día. Hay que potenciar en los niños y niñas el gusto por la tecnología y por las matemáticas. En mi caso particular, reconozco que cuando terminé la carrera de ingenieros veía imposible que una mujer pudiese llegar a dirigir una fábrica. Pero tuve la suerte de entrar en una empresa inglesa que tenía una mentalidad diferente en esta cuestión, y hasta hoy.