1. Las cuentas, mejor plasmadas en algún lugar

No importa si lo haces en el ordenador con una hoja de cálculo, en el móvil con una app o en una libreta con papel y bolígrafo.

Es importante que escribas lo que vas a hacer, porque hacerlo te hará ser más consciente de los límites que te has establecido.

2. Estima tus ingresos y gastos de la forma más realista posible

Con el dinero, la máxima de que muchos pocos hacen un mucho es más significativa que nunca. Por eso, ya que te vas a molestar en hacer una planificación para poder devolver el dinero del préstamo sin problemas, hazla bien.

Haz un listado con todos tus ingresos regulares. Esto generalmente es fácil porque se limitará a tu salario y rentas de algún alquiler si tienes una propiedad.

A continuación haz una estimación de los gastos. Sin embargo, con los gastos hay que ser más expeditivo. Además de apuntar todos los gastos regulares que tengas, incluyendo aquellos de ocio, añade también aquellos gastos que sin ser regulares, es probable que vayas a tener.

Además, si ahorras una cantidad todos los meses, añádela a esta suma.

3. Comprueba la proporción de tu salario que se va en gastos

Con esas dos cifras, sabrás cuánto de tus ingresos “sobra” para poder pagar el préstamo. Si las devoluciones de préstamo superan esa cifra, seguramente lo más sensato sea no pedirlo.

Además, ten en cuenta la devolución final. Con la parte sobrante, debes ir ahorrando para que llegado el momento del final del préstamo tengas el dinero suficiente para hacer el pago final, que en muchos tipos de financiación es el más importante.

Si no te salen las cuentas, puedes tratar de reducir gastos. Pero no dejes cosas al azar. No se trata de decir que de un grupo de gastos ahorrarás una cantidad en general, sino de señalar específicamente los gastos que vas a eliminar para tener la certeza de que las cuentas van a cuadrar.

4. Replantéate el préstamo

En ocasiones podrás seguir adelante, otras tendrás que volver a pensarlo. Quizá puedas optar por ahorrar unos meses y pedir un préstamo menor más adelante, quizá debas desestimar totalmente la opción de la financiación.

Para algunos, una última opción es liquidar alguna inversión y poder retirar ese dinero. Sin embargo, sé sensato, liquidar inversiones te estará empobreciendo.

Lo que no es recomendable, casi en ningún caso, es solicitar un financiamiento con dudas serias de si se podrá devolver. Lamentablemente, si no las pagas, las deudas no desaparecen. Te perseguirán durante años hasta que las devuelvas, así que lo mejor es ir sobre seguro.