BILBAO - El euríbor ha pasado en agosto de la nevera al congelador. Tras registrar una caída de casi el 26% durante el mes, la principal referencia hipotecaria en el Estado marcó un nuevo mínimo histórico (-0,356%) y se ha abierto la puerta a una nueva etapa más bajista de lo que se estimaba hace unos meses. Los hogares seguirán ahorrándose dinero los próximos meses gracias al abaratamiento de los créditos con los que pagan su vivienda.

Las familias vascas que revisen su hipoteca con el euríbor de agosto abonarán algo más 12 euros menos al mes a su banco de media. El ahorro anual rondará los 146 euros, según cálculos realizados con una hipoteca tipo de en torno a 142.500 euros y un interés del euríbor más un punto. Siguiendo ese ejemplo, la cuota mensual de una hipoteca a 30 años pasaría de 447 euros a 435 euros. Y no es descabellado pensar que en los créditos de los pisos más baratos de lo que marca la media las cuotas mensuales puedan situarse por debajo de los 400 euros.

La cantidad que no tendrán que dedicar los hogares al pago de su crédito es relativamente pequeña y no dará para grandes alegrías. Sin embargo, lo más importante para las economías familiares es que el ciclo de las hipotecas baratas, que hace solo un año parecía tocar a su fin, se prolongará los próximos meses, al menos hasta bien entrado el próximo año y algunos analistas incluso aplazan el cambio de tendencia hasta 2021.

Con todo, se produzca cuando se produzca, el proceso de calentamiento del euríbor será paulatino, de forma que no habrá grandes sobresaltos para las familias hipotecadas con interés variable y referenciado a ese índice. En ese contexto, la banca se prepara para continuar realizando su actividad en un periodo de tipos bajos que se prolongará finalmente más de lo que estaba previsto.

La evolución del euríbor

Desde que el euríbor entró en terreno negativo en febrero de 2016 el sector financiero se ha empleado a fondo en lograr aumentar su cuota de hipotecas a tipo fijo. Todo apunta a que en esa dinámica los próximos meses saldrán al mercado nuevas ofertas de hipotecas, con tipos fijos atractivos que hagan olvidar a los clientes la tendencia bajista del euríbor. Ya hay bancos que ofrecen intereses fijos entre el 1,5% y el 2,5% y buscan fórmulas para abaratar los costes de facilitar su contratación.

La política monetaria de la eurozona cambiará tarde o temprano y no hay que olvidar que el euríbor llegó a superar el 5% a mediados de 2008, justo antes de empezarse a notar los efectos de la crisis en Europa. Volviendo al ejemplo anterior, con un euríbor en torno al 2,5%, las cuotas mensuales de una hipoteca media subirían a 600 euros. O lo que es lo mismo, esa familia pagaría 1.980 euros más al año de crédito.

Si se alcanzarán los máximos de 2008, la cuota rozaría los 800 euros y el sobrecoste sería de casi 4.400 euros anuales. Ese argumento es el más defendido en las oficinas bancarias por los empleados que comercializan las hipotecas fijas. A las entidades financieras les interesa blindar al menos parte de una de sus principales vías de ingresos -en torno al 20%- de los vaivenes del euríbor aun a costa de renunciar en el futuro al impacto de una subida de la referencia hipotecaria. Por su parte, a muchos clientes les atrae poner un precio fijo a su gasto asociado a la compra de vivienda y no estar sujetos a los caprichos del mercado.

Los que están apostando por esa vía son los hogares con mayores ingresos, que pueden afrontar cuotas mayores de lo que tienen en estos momentos las variables y tienen capacidad para devolver en menos tiempo el crédito, ya que el periodo de amortización de las fijas suele rondar los 20 años. El esfuerzo de comercialización está dando sus frutos y la radiografía de las hipotecas formalizadas en el Estado español está cambiando. La diferencia entre los tipos variables y los fijos se está acortando y ha habido meses en los que la relación ha sido 5,7 hipotecas variables frente a 4,3 fijas, el dato más ajustado de la historia.

De este modo, casi el 41% de los créditos suscritos en lo que va de año en España ha sido con interés fijo. El porcentaje baja hasta el 26% en Euskadi, una de las comunidades donde menos convencen las hipotecas con interés invariable.

De forma paralela, el sector bancario también ha tenido que cambiar el paso tras la entrada de la nueva Ley Hipotecaria a mediados de junio. Así que de una forma u otra han mejorado las condiciones de las hipotecas para los ciudadanos, incluso en precio, y el viento sopla a favor de los hogares.

La artillería del BCE

El euríbor arrancará hoy la sesión en el -0,383%, el dato de cierre del 30 de agosto. La media de todo el mes pasado fue del -0,356% y nada invita a pensar que la tónica negativa no se mantenga en septiembre. Es más, el próximo día 12 está previsto que el Banco Central Europeo dé más pistas sobre el paquete de medidas con el que pretende reactivar la economía de la eurozona.

El euríbor reaccionará en función del tamaño y la posición de la artillería que ponga en escena Mario Draghi ese día y de ello dependerá el desnivel de la caída que todos los analistas pronostican para este mes que empieza.

Han sido precisamente los mensajes del presidente del BCE los que han hecho que la referencia hipotecaria dé la vuelta y profundice en los tipos negativos.

Tras marcar su mínimo histórico en marzo de 2018, el euríbor inicio una escalada y se preveía que superará la frontera del cero a lo largo de este año. La desaceleración económica -algo habitual tras varios años de crecimiento- ha coincidido con la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la incertidumbre generada por el Brexit y los problemas políticos en países como Italia.

Una tormenta perfecta que ha arrastrado a Alemania al borde de la recesión y ha hecho saltar la alarma en el encargado de velar por la supervivencia del euro. Draghi, que está a punto de despedirse y ceder su sillón a Christine Lagarde, no ha ocultado su preocupación al respecto y el euríbor ha vuelto a marcar mínimos históricos en julio y agosto.

Salvo sorpresa, el índice ahondará este mes en su caída, en la que se ha dejado un 176% de su valor respecto al dato de diciembre de 2018. Una situación que seguirá beneficiando a las familias y siendo un quebradero de cabeza para los bancos.