BILBAO. Ahora que Euskadi vuelve a rozar el techo de empleo alcanzado antes de la crisis es momento de comprobar cómo ha cambiado el mercado de trabajo en estos once años. Hay una primera transformación evidente propiciada por el desplome a partir de 2008 de la construcción, que llegó a perder la mitad de sus trabajadores. El parón del ladrillo arrastró a la industria, que vive su propia reconversión tecnológica que compromete el volumen global de puestos de trabajo. A cambio, los servicios despuntan con fuerza liderados por los dos grandes pilares sociales como son la educación y la sanidad.

La expansión del sector servicios es una constante en los últimos años, mientras las actividades productivas se mueven de forma mucho más irregular. La economía vasca, de base industrial, lleva tiempo inclinándose al igual que su entorno hacia la rama terciaria y, en especial, hacia el turismo. Este proceso ha ido modificando la composición interna del sector servicios, pero no tanto como se podría esperar. Sí crece de forma significativa el empleo en la hostelería, aunque en una medida muy similar a la educación. Hostelería y comercio intercambian papeles: el avance de bares y restaurantes se compensa con la pérdida de empleados en las tiendas.

El número total de afiliados vascos a la Seguridad Social cerró este mes de junio en 973.000, a menos de 10.000 del máximo de julio de 2008. De aquel pico de 982.000 afiliados se cayó en picado hasta 865.000 en 2013. Una pérdida de 120.000 trabajadores que se cebó con la industria y la construcción. En los últimos seis años estos dos sectores logran recuperarse algo, aunque no lo suficiente como para volver a las cotas anteriores: desde 2008 industria y construcción acumulan una pérdida de 75.000 trabajadores.

¿Cómo es posible que Euskadi vuelva a estar a las puertas del récord de empleo con este lastre? Evidentemente la clave está en los servicios. Por un lado porque hay un crecimiento de los dos grandes servicios sociales como son la educación y la sanidad y, por otro, porque parte del empleo que antes era de corte estrictamente industrial pivota hacia un tipo de servicio que está ligado a la actividad de la industria.

“Se constata una tendencia, no solo en el País Vasco, también en el resto de España y en países desarrollados, de una pérdida progresiva del peso de la industria en cuanto a empleo”, señala a DEIA Sara de la Rica, catedrática de Economía por la UPV/EHU y experta en el mercado de trabajo. “En parte, esto se debe a que a medida que la industria se automatiza desplaza empleo del sector industrial. Pero este empleo no necesariamente se pierde y en algunos casos se desplaza hacia servicios. Va a ser una constante a medida que el progreso técnico continúe avanzando”, reafirma la catedrática, directora de la fundación Iseak.

En concreto, la recuperación del empleo pivota sobre tres ejes. Uno de ellos es la hostelería, directamente ligada al auge del turismo. Este sector suma ahora 67.000 afiliados a la Seguridad Social, casi 20.000 más que en 2008.

Los otros dos pilares son la sanidad y la educación. Los datos oficiales no se limitan a la vertiente del servicio ligada a la administración pública. Por ejemplo en la sanidad se incluyen otras ramas de reciente expansión como la fisioterapia o la osteopatía, de la misma forma que la educación abarca las academias privadas. El sector educativo suma 25.000 afiliados más en once años y la sanidad 24.000 más, en este caso hasta rebasar los 100.000 trabajadores. En téminos globales las actividades sanitarias se sitúan ya, por detrás de industria y comercio, como el tercer motor que más tira de la contratación en Euskadi.

El avance de la mujer

La nueva configuración sectorial incide en el tipo de contrato y, especialmente, en el reparto del empleo entre hombres y mujeres. “Cuando la recuperación del empleo viene de la mano de los servicios, normalmente la mujer se ve más favorecida. Y cuando son sanidad y educación las que tiran, pues son servicios en los que la mujer está claramente sobrerrepresentada”, indica De la Rica.

Los datos son claros. El avance del empleo femenino equivale al retroceso entre los hombres. En los últimos once años el número de trabajadoras vascas afiliadas a la Seguridad Social crece en casi 50.000, por un descenso muy similar en el volumen de varones ocupados. Los datos de Eustat también apuntan a esa tendencia e incluso profundizan en la pérdida de hombres con empleo hasta una cifra de 70.000 trabajadores menos. En definitiva, los cambios en esta década pueden resumirse en que hay más camareras, más profesoras y más médicos y enfermeras, pero menos metalúrgicos y albañiles.

¿Es cierto que el empleo es hoy en día más precario? El primer elemento a valorar es la temporalidad. “Lo que vemos desde 2015, cuando comenzó la recuperación, es mucha tibieza en la contratación indefinida”, dice De la Rica. “Es cierto que en el último año, al menos en Euskadi, hay un cambio de tendencia, pues crece más el empleo indefinido que el temporal. Esto revela una mayor solidez de las empresas, posiblemente mejores perspectivas, y esperemos que se dé con mayor fortaleza este año. La estabilidad en el empleo es fundamental para que los ciudadanos observen una recuperación social”, reclama.

Que la temporalidad avanza mes a mes es un hecho, aunque los trabajadores con contrato fijo siguen siendo mayoría. En este punto las estadísticas para la CAV son dispares. Mientras el INE calcula que los dos bloques -temporales e indefinidos- apenas varían en estos once años, el Eustat sí detecta un desplome del empleo fijo -unos 100.000 trabajadores menos- y un repunte claro del número de eventuales. Según el Instituto Vasco de Estadística, la relación antes de la crisis era de un temporal por cada cuatro indefinidos, un valor que ahora sería de solo 2,3 fijos por cada temporal.

En cuanto al empleo por horas, el otro gran indicador para valorar cómo han cambiado las condiciones de trabajo, el INE registra un incremento de unos 20.000 puestos de trabajo a tiempo parcial. Este es un tipo de contrato de perfil femenino, al estar asentado en actividades en las que las mujeres son mayoría, caso de la limpieza, los comedores o la hostelería. Hay 124.000 vascas trabajando a media jornada que suponen el 74% de todos los asalariados con este tipo de contrato.

De la Rica hace suya la idea de que el crecimiento de los servicios lleva incorporada cierta dosis de precariedad y pide un cambio de rumbo desde el ámbito empresarial. “Confío en que una vez que las empresas han salido de la crisis sean conscientes de que para ser competitivas es fundamental contar con personas que se sientan parte de la empresa”, señala. “Eso pasa por ofrecerles condiciones estables y sueldos acordes con el trabajo que realizan. Las empresas deben poner las luces más a medio y largo plazo”.