BILBAO - El economista y banquero vasco, integrante de la elite empresarial de Neguri, y expresidente del BBVA, Emilio Ybarra y Churruca, (Donostia, 1936) falleció ayer en Madrid como consecuencia de un derrame cerebral. Su muerte física se produjo ayer pero para la vida empresarial lo hizo unos años antes, en diciembre de 2001, al dimitir como copresidente del BBVA, banco del que fue el último vasco al frente.

Con su salida de la presidencia y la entronización de Francisco González como presidente único del BBVA se produjo una desvasquización forzosa de la entidad que sólo ha cesado con la jubilación del directivo gallego.

Ybarra no fue la persona más brillante del sector financiero pero al frente de un equipo liderado por Pedro Luis Uriarte situó al banco vasco como líder en el Estado y como uno de los grupos más destacados en Latinoamérica. El banquero, una persona sencilla, cabal, muy poco dada a dobleces y con más ética que otros, murió empresarialmente al inicio de este siglo tras perder el control del BBVA tras la fusión con Argentaria, un banco público que con el apoyo del Gobierno del PP de Aznar aupó a Francisco González (FG).

Para ello fue precisó la combinación de la torpeza de Ybarra y las más que discutibles artes madrileñas cuando el Banco de España investigó -y denunció ante la Fiscalía Anticorrupción que logró que la Audiencia Nacional le condenase a seis meses de prisión- la existencia de unas cuentas secretas del banco, herencia de la gestión del fallecido presidente del Vizcaya, Pedro Toledo, situadas en las islas británicas del canal. Con la amenaza de la denuncia judicial por supuesta apropiación indebida se vio forzado a dimitir como copresidente. Aunque posteriormente el Supremo le absolvió, el objetivo de hacerle salir del banco vasco, a el y a todos los consejeros de las familias vascas, se logró y Euskadi perdió el control del banco.

Emilio Ybarra, un hombre formado en la Universidad de Deusto, huérfano, pues su padre fue asesinado en Bilbao al inicio de la Guerra Civil, se encontró defenestrado en el banco y en buena parte de la sociedad. Unos le señalaron por las cuentas secretas, de las que no se benefició, y otros, incluidos parte de Neguri, porque pensaron que había defendido mal el banco vasco frente a FG. Ybarra, que había sido todo en la banca, se encontró de pronto, en 2002, con que era un apestado del mundo financiero. Su llegada a la cúpula del BBVA, en enero de 1990, se produjo de forma circunstancial como última solución ante la guerra fratricida que se desató entre los consejeros del Bilbao y del Vizcaya tras fallecer repentinamente uno de los dos copresidente del entonces recién fusionado BBV, Pedro Toledo, y negarse los vizcaya a que el otro copresidente, Jose Angel Sánchez Asiain (BB), fuese presidente único. Con todo, Ybarra, directivo en su día de Tubos Reunidos, un aficionado a la caza y la vela, dejará en el recuerdo que situó al BBVA como líder indiscutible de la banca española.