Bilbao - José Manuel González-Páramo (Madrid, 1958) consejero ejecutivo de BBVA desde 2013 es doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y por la Universidad de Columbia en Nueva York. Desde su puesto y su experiencia, entre otros organismos, en el BCE analiza la actualidad económica.

¿Cómo ve la guerra comercial entre Estados Unidos y China?

-Sí hay que enmarcarla en la pugna por la supremacía pero sobre todo hay que entenderlo desde el punto de vista estadounidense que considera que China se ha aprovechado de las oportunidades que brinda el libre comercio pero el país asiático no se ha comportado de forma recíproca en el sentido de que no abre su mercado interno y no respeta la propiedad intelectual. Por ello Estados Unidos considera que tiene un saldo deficitario tan alto con China. Y la realidad es que si ambos países van a una guerra comercial abierta con la imposición de aranceles tenemos la tormenta perfecta. Es verdad que desde Occidente se ha ayudado a China a dar un salto tecnológico. Y hay muchos ejemplos. La alemana Siemens abrió su código a los chinos pensando que seguiría manteniendo su ventaja gracias a la innovación constante pero la realidad es que dio, y es un ejemplo, una oportunidad a los chinos de avanzar mucho muy rápido. Y ahora está el tema del 5G, un tema fundamental para el siguiente salto tecnológico. Y también es cierto que puede darse un componente electoralista en la decisión del presidente Trump, pero está intentando cumplir con las promesas electorales a su núcleo duro.

¿El proteccionismo está afectando al crecimiento económico mundial?

-Sin duda. Ya existen estudios que confirman esta realidad. La imposición de aranceles del 25% a productos que suponen unos 200.000 millones de dólares en importaciones puede reducir en una décima el crecimiento del Producto Interior Bruto mundial pero si la guerra comercial se consolida el PIB puede perder cuatro décimas en dos años. Esto de forma directa porque no es fácil cuantificar el efecto económico que representa la incertidumbre generada por esto en decisiones empresariales.

¿Este conflicto afecta a la economía española y vasca?

-Teniendo en cuenta que la economía española es una economía muy abierta al mundo y la vasca, aún más, la imposición de aranceles y el menor crecimiento económico mundial sí incide en la economía española. Especialmente en sectores relacionados con el acero y el automóvil.

¿Coincide en que el libre comercio ha sido clave en el crecimiento global registrado en este siglo?

-Sin duda. Históricamente el libre comercio ha proporcionado los mayores periodos de prosperidad. La apertura al exterior, caso de España, por ejemplo, ha ayudado a salir de la crisis de 2008. La autarquía es negativa y claramente regresiva para la economía. No hay que olvidar que China ha vuelto a ser una potencia cuando se ha abierto al mundo.

La globalización económica ha producido una gran desigualdad. ¿Está detrás del auge del populismo?

-Es verdad que en esta fase de la globalización nos hemos olvidado de articular los mecanismos que permitan un reparto más equitativo de los beneficios de esta globalización. Más que el aumento de las desigualdades, el problema lo veo en la pérdida de empleo que se ha concentrado en las clases medias occidentales. Pero creo que esta pérdida de empleo tiene que ver más con el cambio tecnológico, con el impacto de las nuevas tecnologías, que con la globalización. Es más considero que la globalización económica ha beneficiado a las familias con menores ingresos porque la cesta de la compra se ha abaratado un 60% desde que se inició el proceso.

¿A qué achaca la pérdida de empleo en parte de Occidente?

-Reitero que buena parte de la pérdida de empleo tiene que ver con la tecnología y la falta de cualificación del gran parte de ese personal para adaptarse a las nuevas necesidades empresariales.

¿Cómo se puede arreglar en países como España, con mucho paro?

-Con un cambio en la educación y apostando por la formación continua. Hay que preparar a las personas para el mundo que viene y para poder adaptarse a las nuevas tecnologías. La educación es clave. Si hay que poner dinero público es en mejorar el sistema educativo y adaptarlo a las necesidades de hoy y mañana.

¿Entiende el proceso del Brexit? ¿Cree que beneficia al Reino Unido?

-Es difícil de entender porque no aporta ningún beneficio al Reino Unido. No se puede obviar que el Reino Unido es una isla y que su gran mercado más cercano sigue siendo la Unión Europea. Además, el Brexit ha propiciado una división interna sin precedentes en las islas a todos los niveles, entre los habitantes rurales y los urbanos, entre la población más joven y la de más edad, entre unos territorios y otros. Pero dicho esto hay que entender que en los británicos se ha extendido un populismo genérico que cuestiona cómo se toman las decisiones en Bruselas, muchos ciudadanos consideran que se toman decisiones que les afectan en las islas sin la transparencia y la comunicación que se precisaría. Y aquí creo que las autoridades comunitarias sí tienen que hacer une esfuerzo para dar más transparencia a la toma de decisiones.

¿Europa ha asumido que el centro de gravedad mundial se ha ido al Pacífico? ¿Qué puede hacer?

-Creo que sí. Europa tiene que defender su sistema de valores, la defensa de los derechos humanos, las libertades, el sistema de libre comercio, la competencia, la propiedad privada etc y ampliar, comercialmente, su red de amigos. Y ya lo está haciendo. En medio de la pugna entre EE.UU. y China, la UE ha cerrado acuerdos para impulsar el comercio con Canadá, con México, con Corea, Japón, Perú, etc.

En Europa no se entiende que el amigo americano con Trump no lo sea tanto.

-Europa y Estados Unidos comparten muchos valores y Europa debe perseverar en los suyos. Los presidentes pasan y aunque la administración Trump cambie cosas su periodo terminará. Y hay una comunidad notable en EE.UU. que sigue creyendo en la alianza con la UE.

¿Considera que para poder frenar a un populismo muy marcado por el aumento de las desigualdades económicas derivadas de la globalización hay que incidir en una reforma fiscal?

-No creo que en la fiscalidad sea la mejor palanca de política pública. Considero que lo más importante no es tanto recaudar más como el gastar mejor. Y gastar mejor pasa, por ejemplo, por fortalecer la educación y la formación para contar con personal mejor cualificado y más adaptado a las cambiantes necesidades actuales. El dinero hay que destinarlo a políticas activas de empleo que mejoren la empleabilidad de las personas. Porque considero que la mejor solución para evitar desigualdades es propiciar la generación de empleo.

¿Deduzco que no es muy partidario de la renta básica universal?

-Veo más adecuado un sistema que conduzca a trabajar, que propicie valores como el esfuerzo y la ética del trabajo más que uno que de pie a no hacer nada. No me parece que una renta básica universal sea la mejor solución.

Con una economía en desaceleración, ¿cree que la política monetaria volverá a corto plazo a la normalidad o sea a elevar los tipos?

-Los tipos de interés no van a subir a corto plazo, según señalan en el BBVA. La realidad es que al menos en un año o año y medio no se contempla una subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo.

El mundo está más endeudado que nunca. ¿Es uno de los grandes problemas para la economía a futuro?

-El endeudamiento no se puede ver como algo negativo en todos los casos. Los países emergentes necesitan capital prestado para desarrollar su economía y es lógico que se endeuden en cierta medida. Otra cosa es en Occidente o en países como España donde la deuda pública alcanza el 100% del PIB. Aunque hay que distinguir entre deuda publica y privada. En España las empresas tienen ya bastante controlado el endeudamiento, no así en el citado sector público pero en resumen el endeudamiento, que es mayor que antes de la crisis, es centro de preocupación. Entre otras cosas porque a poco que se normalicen los tipos de interés, el pagar la deuda se va a encarecer lo que hará más difícil cuadrar las cuentas públicas y hará más complicado los procesos de inversión de las empresas con una financiación más cara.

Este escenario de tipos cero penaliza al ahorrador y beneficia al deudor pero hace muy complicado el negocio bancarios. ¿Hay una reconversión en la banca?

-Respecto al sector bancario y empezando por España creo necesario aclarar que los bancos no han recibido ayudas públicas, sí las han recibido las cajas de ahorros. Me parece un gran equívoco cuando se dice que el Estado ha dado a la banca ayudas públicas importantes. Y no ha sido así. Las ayudas han ido a las cajas. Dicho esto el sector bancario español está más saneado y más capitalizado tras la crisis. Los activos dudosos están muy reducidos y están controlados y, además, los bancos españoles hacen muy buena banca minorista. Dicho esto es verdad que el sector bancario tradicional está amenazado en un escenario de tipos de interés bajos, y en el que la entrada de nuevos competidores, ajenos al sector tradicional, con unos costes más bajos y que actúan bajo otras reglas, obliga a reducir los costes y aprovechar las oportunidades que ofrece la digitalización. Ello implica, por un lado, que va a seguir el proceso de concentración y, por otro, que la digitalización seguirá cogiendo peso porque además de ayudar a reducir costes, facilita el llegar al cliente, acercarse más al mismo y a interactuar con él, siempre manteniendo la multicanalidad para que el cliente se acerque al banco como quiera. También es verdad que está entrando una nueva competencia, fintech u otros agentes tecnológicos, que no está sometida a la misma regulación que la banca tradicional y que por ejemplo aprovechan los datos como los demás no podemos hacer. Creo que hay que reflexionar y rehacer toda la normativa regulatoria del sector financiero de forma que todos juguemos con las mismas reglas.

¿El euro ha sido un acierto?

-Sin duda. De hecho, el respaldo de los europeos a la moneda única alcanza el 74% la cota más alta. Ha sido un éxito pero es cierto que tiene algunos errores de diseño que hay que corregir como el no tener detrás una autoridad bancaria única, un mercado de capitales o un sistema fiscal.

¿Cómo ve la economía vasca?

-Tiene un comportamiento más dinámico. Es una economía abierta que ha aprovechado la crisis para aumentar la internacionalización de sus empresas. Ahora está más diversificada ya no hay tanta concentración en sectores como pudo ser el acero. Y hay un aspecto clave, las empresas vascas están más digitalizadas y, sobre todo, en la sociedad vasca existe un impulso a favor de la transformación y el cambio que es fundamental para afrontar los tiempos que vienen.

“Más que hablar de renta básica universal hay que hablar de formación para el empleo. El trabajo es la mejor receta contra la desigualdad”

“La economía vasca es más abierta y está más diversificada que otras. Además, las empresas vascas son líderes en digitalización”

“La digitalización es una fuente de oportunidades para el sector bancario pues permite reducir costes y acercarse al cliente”

“El Brexit no aporta ningún beneficio al Reino Unido

pero Bruselas tiene que actuar con más transparencia en la toma de decisiones”

“El euro está más aceptado que nunca en Europa. Fue

un acierto pero tiene defectos de diseño que

hay que seguir puliendo”

“En EE.UU. se piensa que China se ha aprovechado del libre mercado pero sin abrir el suyo y sin respetar reglas como propiedad intelectual”