BILBAO - Con un patrimonio gestionado de 1.400 millones de euros, esta sociedad de inversión colectiva apuesta por crecer en el capítulo más alejado de las finanzas tradicionales.

¿Existen de verdad inversiones en la economía real?

-Existen, lo que pasa es que no son fácilmente accesibles. No están en mercados organizados y no hay instrumentos organizados. Y por tanto requieren de estructuras y fórmulas más especiales.

¿Cuáles son sus características?

-Lo más positivo es que generalmente desligan los resultados de lo que pasa en los mercados financieros. El año pasado bajaron todas las clases de activos menos el dólar y la Bolsa brasileña. Por mucho que se pusieran los huevos en distintas cestas, no funcionó. Lo que busca, entre otras cosas, la inversión en economía real es invertir en activos que se mueven por pautas distintas, que, además de proporcionar rentas recurrentes a través de dividendos anuales, protegen el dinero cuando las cosas van mal en mercados financieros.

¿En qué inversiones reales trabaja Orienta Capital?

-Tenemos dos residencias de estudiantes, una en Holanda y otra en Madrid, hemos ampliado capital para poner en marcha otras dos residencias en Málaga y Sevilla. Está demostrado que la mayoría de las familias lo último que deja de pagar es la educación de sus hijos y, con una buena gestión y una oferta atractiva, el éxito de la apuesta está garantizado. Además, también tenemos varios aparcamientos de rotación, dos de ellos en Euskadi. Un negocio que marcha bien cuando el consumo crece como ahora.

¿Sigue siendo buen momento para invertir a pesar de los síntomas de ralentización de la economía?

-Sigue habiendo lugares donde invertir y sobre todo hay mucho espacio para organizar de mejor manera las carteras que ya existen. Hay muchas carteras familiares importantes que han estado en entidades no adecuadas que no tenían la especialización suficiente. Entidades además en las cuales existían conflicto de interés con los de los clientes, como las preferentes y las obligaciones de empresas y bancos. Si tu planteas una inversión y eres el que cocina la inversión, el que la está gestionando, tu consejo, por muy honesto que sea, pierde independencia. Nuestra baza es sacar inversiones mal ubicadas y darles un tratamiento muy profesional y, sobre todo, muy independiente para evitar conflicto de intereses.

¿Y cómo evolucionarán las inversiones financieras habituales en el contexto de desaceleración?

-Hay unas cuantas incertidumbres: el Brexit, la guerra comercial entre EE.UU. y China... Más que preocupante es la situación de la deuda en Italia, con un gobierno populista y unos impuestos muy expansivos con una deuda extraordinaria y en fase de recesión. Pero el gran temor que existe en el mundo occidental es el ingente volumen de deuda que se ha generado los últimos años. El dinero ha sido gratis en Europa y en Estados Unidos y eso ha hecho que se haya producido una inflación importante de activos, no de precios, pero sí de activos. Cuando el dinero es gratis, coges el dinero y compras activos -un hotel en Singapur o acciones de mineras en China- y hay zonas en el que el valor de los activos está inflado no en función de la bondad del activo sino porque a determinadas instituciones les quemaba el dinero, tenían que invertir, compraron y han provocado un alza de precios.

¿Y qué aconsejaría a los inversores?

-Es momento de tener paciencia y de no precipitarse. No hay que ver una oportunidad porque cae la Bolsa un 5% o porque algunos valores tradicionales están muy baratos o con altísima rentabilidad por dividendo. Es momento de tener la cabeza muy fría.

¿Pendientes de los tipos de interés?

-La Fed y el BCE están actuando y debemos ver a los dos grandes agentes de las políticas monetarias a nivel mundial cogiendo el volante y manteniendo el coche por la vía. Ese es el gran reto, pero si se produce un acontecimiento extraordinario, nos acordaremos de los altos niveles de endeudamiento que hemos generado entre todos. Nos acordaremos de que existe una burbuja de deuda y de que se ha hinchado el valor de los activos.