BILBAO - El software libre está tomando carta de naturaleza como instrumento que sirve para generar productos que ayudan al proceso de digitalización de la sociedad. El auge de las empresas ligadas al open source es una realidad de la mano de la implantación de la Industria 4.0, según David Olmos, presidente de la Federación de Empresas de Software Libre (Asolif). El bilbaino David Olmos es un empresario vasco con más de 15 años de experiencia en el sector de las TIC. Olmos es, entre otras cosas, cofundador de la empresa Zylk. El máximo dirigente de Asolif es también un miembro activo dentro de la comunidad del software libre OSS (Open Source Software).

¿Cómo definiría usted el ‘software’ libre o de código abierto?

-Yo para poder explicarlo lo ligo a un aspecto jurídico. ¿Qué derechos y qué deberes tienes cuanto te compras algo?. Cuando te descargas un software libre aparece un contrato que dice que tu puedes acceder al código fuente, que vas a poder modificarlo y que vas a poder distribuirlo. En algunos casos hay un sector de la comunidad mucho más purista que afirma que si tu utilizas ese código para un desarrollo posterior, el software que derives de eso también debe ser libre.

¿Por qué está creciendo el ‘software’ libre y por qué está aumentando su uso en las empresas?

-Ahora la digitalización ha llegado a todos los sectores de la economía y el software libre es un modelo de ofrecer soluciones de digitalización a las empresas más abiertas y más flexibles. ¿Más barato?. No diría yo eso pero sí más asequible. Me explico. Gracias al open source aunque yo sea una pequeña empresa puedo comercializar un producto plenamente competitivo, siempre que aporte un valor añadido, partiendo de la base que han desarrollado otros muchos en la órbita del software libre. La ventaja es que no he tenido que hacer la inversión previa y ello hace posible que una pyme pueda competir con una multinacional porque se beneficia de un trabajo anterior de mucha gente. Esta inversión previa de todos los agentes del software libre le permitiría a mi compañía, una pyme, competir con gigantes como, por ejemplo, Microsoft que hacen inversiones económicas tremendas. El valor añadido de mi producto dependerá de mis capacidades y del I+D que hayamos hecho aquí.

¿Qué ventajas aporta?

- A primera vista se suelen citar las de flexibilidad, independencia, seguridad, transparencia y estandarización. Una ventaja del código abierto es que como todo el mundo ve lo que hago, lo intento hacer lo mejor posible y al ser muy transparente también es positivo en temas como la seguridad informática. La empresa que compra el producto puede leer todo el código y eso lo hace más seguro. Es más flexible y la firma que contrata un producto desarrollado en base al open source no tiene miedo a que le puedan subir desmesuradamente los precios porque tiene alternativas.

Mucha gente se pregunta cómo un desarrollo que se puede hacer en base al trabajo de muchas personas en distintas partes del mundo puede funcionar y no es, por así decirlo, una especie de frankestein. Pues se consigue gracias a que toda esa gente que está en todo el mundo haciendo cosas de software libre lo hace a través de unos estándares que sirven para todos. Esto favorece también la velocidad de cambio, que aquí es rapidísima, porque todo el mundo está mirando lo que hay y en cuanto alguien ve un error lo quiere corregir.

La administración pública aquí ha ayudado al auge del sector.

- Es verdad. En cambio en el mundo anglosajón el motor del software libre han sido las empresas. De hecho los norteamericanos han sido los primeros dentro de la comunidad de código abierto en buscar y encontrar modelos de negocio gracias a ese carácter emprendedor que les caracteriza. En el caso concreto de España y del País Vasco, en Asolif se pensaba que con la administración pública hay un alineamiento de valores en relación a la digitalización, desde el punto de vista del bien común, en el sentido de que si tú inviertes dinero público parece lógico pensar que pueda tener un retorno abierto a todos. Si una administración invierte en software y luego se libera se genera más riqueza porque todo el mundo puede utilizar aquello que has hecho más allá de lo que hayas pensado inicialmente y para la utilidad para la que se invirtió.

¿El sector crece?

-Sí. Estamos creciendo bastante pero nos cuesta mucho organizarnos asociativamente. Aquí se está creciendo un 15% en el número de empresas pero en facturación es mucho más porque antes estábamos solo pymes cuya facturación crece un 30% y ahora están entrando grandes empresas informáticas. El País Vasco es pionero en la comunidad de open source porque tiene unos valores asociativos que facilitan esta forma de trabajar y también de colaborar a la hora de hacer negocios.

¿Las empresas vascas son receptivas a la digitalización?

-Sí pero todavía falta mucho en Industria 4.0. El software libre tiene un potencial de crecimiento importante en las empresas industriales porque estas quieren tener el mayor control de sus procesos pero también son reticentes con el software libre porque tampoco quieren que todo el mundo tenga la misma tecnología que ellos. Tienen que verlo como una utility porque si algo está claro es que todas las empresas industriales tienen que digitalizar sus procesos y con el software libre van a tener ventajas como las citadas sin depender de nadie. Ahora las compañías de software estamos muy bien posicionadas para apoyar a los grupos industriales porque llegamos en un momento en el que el sector de open source ya está maduro y ellos no.

¿Tienen problemas para encontrar personal especializado?

-Sí. Faltan físicos, matemáticos, ingenieros electrónicos, de telecomunicaciones, especialistas en ciberseguridad, big data. Y hay que formarlos porque la universidad no reacciona con la rapidez suficiente a las necesidades de las empresas y de la sociedad digital. Además hay que incorporar a la mujer. Hay un 50% del talento que prácticamente no está en estas áreas. Y no hablo sólo de jóvenes. ¿Qué hacemos, por ejemplo, con el personal de la banca mayor de 45 años? Pues hay que formarlo y capacitarlo porque el talento no va a sobrar.

¿Los empresarios tienen que hacer autocrítica?

-Sí. Lo digo siempre. Tenemos que cambiar el modelo de empresa. Necesitamos un nuevo modelo en el que el tecnólogo esté reconocido y bien pagado. En la empresa tradicional actual solo están arriba los financieros y los de producción, y necesitamos tecnología para generar más valor añadido. Hay que producir más valor apalancado en el talento con un multiplicador mayor. Necesitamos más productividad en las empresas y como talento en Euskadi no vamos a tener suficiente creo que hay que cambiar el modelo de negocios de las empresas vascas hacia uno, más norteamericano, en el que las sedes estén aquí, con el mayor talento posible en las mismas, -y hay que captar talento en todo el mundo-, pero en el que las empresas elaboren productos de mayor valor añadido y que no necesiten tanta gente para hacer algo de baja productividad. Claro que en este proceso nos encontramos con el hándicap del pequeño tamaño de nuestras pymes.

¿Como evoluciona Zylk?

-Estamos creciendo en torno al 33%. Tenemos dos áreas de negocio. Una de portales y gestión documental y otra de Big Data y Analítica ligada al sector industrial. Zylk comenzó en 2004 como una startup de base tecnológica de gente de la Facultad de Ciencias Físicas (UPV-EHU) con inquietudes por el software libre y que ahora tiene clientes como Arcelor Mittal, ITP Aero o Volkswagen.