Detrás de cualquier negocio siempre hay una idea brillante. Si la empresa se mantiene activa durante todo un siglo, puede decirse que la idea era realmente fulgurante. Seguros Bilbao cumplió hace unas semanas sus “primeros cien años” de vida y lo celebró el pasado viernes con un acto interno, fuera del foco de la prensa. Su director general, Javier Maiztegui, ha accedido no obstante a explicar a DEIA la receta de la vitalidad de la compañía.
Los orígenes de Seguros Bilbao se remontan, obviamente, a 1918. “La economía de Bilbao crecía entonces gracias a las exportaciones marítimas de minerales. Y en aquel contexto, tres empresarios locales supieron aprovechar el valor de una oportunidad de negocio asegurando el sector marítimo y del transporte”, explica Maiztegui. De aquel “espíritu emprendedor” nació Seguros Bilbao, pero sus gestores han sabido posteriormente ver oportunidades de negocio y expandirse por nuevos nichos. Ocurrió por ejemplo en los años 30, cuando el sector marítimo atravesaba un bache y se apostó por diversificar el negocio. El primer paso fue la comercialización de pólizas para incendios. El buen resultado de aquel movimiento llevó a “dar el salto” en los años 40 a la comercialización de productos del ramo de accidentes y de vida.
En paralelo a esta estrategia, Seguros Bilbao inició su expansión territorial con la inauguración de nuevas delegaciones provinciales en Madrid, Barcelona y Sevilla. Un giro que añadió nuevos resortes a la política de diversificación y permitió a la compañía crecer durante los duros años de la posguerra. Javier Maiztegui subraya que en el ámbito de la cartera de productos siempre han tenido “vocación innovadora”. En esa línea, en la década de los 60, coincidiendo con la mejora en el poder adquisitivo de los ciudadanos y una nueva regulación que favorecía la deducción de productos de vida, Seguros Bilbao desarrolló VidaFondo.
“En el momento de su lanzamiento este producto fue muy innovador y único en el mercado por tratarse de una póliza combinada de seguro diferido de vida y de fondo de inversión”, destaca el director general de la aseguradora. En cien años de vida hay momentos buenos y malos. Y uno de los menos positivos se produjo en 1976, cuando el buque petrolero Urquiola, cargado con más de 100.000 toneladas de crudo, sufrió un accidente frente a la costa de A Coruña provocando una enorme marea negra.
“El buque, que estaba asegurado con Seguros Bilbao en régimen de coaseguro, protagonizó una de las peores catástrofes ecológicas de España y también fue uno de los siniestros más caros de la historia del seguro español”, relata Maiztegui. Sin embargo, Seguros Bilbao realizó una “gestión ejemplar” al desembolsar 1.600 millones de pesetas -casi 10 millones de euros- en concepto de indemnizaciones en tan sólo 52 días.
“Desde mi perspectiva personal, tras 30 años en la compañía, destacaría la reconversión industrial de los años 80 y 90 porque motivó que Seguros Bilbao tuviera que volver a adaptarse al entorno modificando su estrategia: pasando de ser una compañía con un peso muy relevante de los clientes industriales en su cartera a una que está volcada en el mercado de las familias y las pequeñas y medianas empresas”, subraya.
Otra gran hito fue la compra de la compañía por parte de Catalana Occidente en 2004. De cara al presente y al futuro, el reto es hacer frente a la globalización y las nuevas tecnologías. El objetivo es que el cliente pueda decidir en todo momento como quiere relacionarse con Seguros Bilbao: de forma presencial, a través de la web, por teléfono, a través de la aplicación móvil o de las redes sociales. Todo ello, sabiendo que a pesar de los nuevos canales, sigue siendo “fundamental la atención y asesoramiento del mediador”.