bilbao - Kutxabank y Caja Rural de Navarra han mostrado ya su apoyo a La Naval para refinanciar el último barco del astillero y son las entidades financieras que mantienen abierta la puerta de la negociación. Los otros cuatros bancos -Santander, Bankia, Caixabank, y Sabadell-Guipuzcoano- continúan estudiando la posibilidad de abrir una nueva línea de crédito de cara a finalizar la construcción de la draga Vox Alexia.

Según ha podido saber DEIA en fuentes conocedoras del proceso, en ese grupo que está mostrando recelos a la operación hay dos entidades más inclinadas a respaldar al astillero vizcaino, pero no dan el paso porque buscan un consenso en el pool bancario. Las posiciones de las otras dos están más alejadas. Sin embargo, ninguna de las cuatro ha cerrado definitivamente la puerta.

Con estas posturas de partida y pese a la complejidad que sigue entrañando alcanzar un acuerdo, la negociación sigue abierta. La fecha tope para es el 15 de mayo. Si ese día no se ha resuelto el nudo, el armador holandés Van Oord ejecutará los avales y reclamará a los seis bancos 42 millones de euros, el dinero con el que respaldaron la construcción del barco. Por ello, la próxima semana será crucial y las tres partes, entidades financieras, armador y astillero, se han dado de plazo una semana para acercar posturas.

La situación es delicada. Pero las fuentes consultadas estiman que si uno o los dos bancos indecisos que se mueven en la zona templada se suman al grupo del sí, pueden forzar también a los dos más reticentes a sumarse al proyecto.

La pelota está por tanto en el tejado de la banca y más concretamente en el de esas cuatro entidades que todavía no han dado el sí. Tanto el astillero como el armador que ha encargado el último barco trabajan en esa línea. Mientras que los dos bancos que están por la labor de seguir avanzando -Kutxabank y Caja Rural- asumen un papel de bisagra y mantienen viva la negociación con el conjunto de la banca.

Es toda una incógnita lo que puede ocurrir los próximos días. Hay tantos agentes en juego y con posiciones tan variadas que todas las posibilidades están abiertas.

Sobre el papel, aunque seguramente no es la opción más sencilla, un acuerdo de refinanciación con el pool bancario es el escenario con menos obstáculos, el que permitiría que las piezas del puzle encajen casi sin ningún esfuerzo.

la opción del acuerdo Básicamente se trataría de renovar los créditos ya concedidos, poner el contador a cero y reanudar la construcción de la draga. No se solucionarían de golpe todos los problemas del astillero, pero la vuelta a la actividad es la mejor noticia posible en estos momentos. Sería un punto de partida para buscar nuevos inversores -alguno ya ha mostrado interés-, relanzar las labores comerciales y analizar si es posible poner en marcha algunas propuestas de diversificación de negocio que están sobre la mesa.

La cuestión es que han pasado casi siete meses desde que se paralizaron los trabajos en la draga y se inició la negociación con la banca. En ese tiempo, las dudas iniciales de algunas de las entidades han aumentado y han frenado el proceso. De forma paralela ha transcurrido el concurso de acreedores -una cuestión que siempre despierta cautelas en el sector financiero- y que, a su vez, ha llegado a un punto en el que ya no se puede avanzar más sin que se resuelva el rompecabezas de la financiación del barco.

Las reticencias han aumentado a medida que se estancaba el proceso y algunos de los agentes implicados dudan de que sea posible romper la inercia que lleva al bloqueo y ruptura del diálogo. Lo que ya se sabe es que la negociación tiene fecha de caducidad, el martes 15 de mayo.

Hasta ese día sigue habiendo posibilidad de un pacto global, aunque no se descarta que si aumenta el número de entidades que están a favor de financiar la draga se avance con un grupo más reducido de bancos. Para ello sería necesario que en el nuevo equipo de financiación participara la mayoría de la banca acreedora y el mayor volumen posible del capital prestado en el primer acuerdo de financiación.

La Naval debe casi 100 millones de euros a esos seis bancos y gran parte de las opciones de las entidades de recuperar parte de ese dinero es llegar a un acuerdo con el astillero. De forma paralela, si el armador holandés ejecuta los avales, los mismos bancos tendrán que reembolsarle los 42 millones de euros que fueron la garantía de la construcción del barco. Esa cuestión alimenta las expectativas en torno a un acuerdo en la parte sindical.

Con todo Van Oord se comprometió el viernes a “buscar fórmulas” para terminar el barco en la ría incluso si no llega a un acuerdo con la banca. En ese caso utilizaría en principio los 42 millones de los avales y el tax lease para lograr los recursos necesarios de cara a finalizar la obra y llevarse el barco.

el compromiso de van oord Se trataría de una fórmula atípica que despierta algunas dudas sobre su viabilidad, pero el armador no la ve descabellada. Sería en todo caso el último intento para evitar que la Vox Alexia deje el astillero y abra un complejo escenario para la histórica empresa de Sestao.

Sin carga de trabajo, en pleno proceso concursal y con liquidez suficiente solo para pagar una última nómina el próximo 10 de junio, el panorama sería muy sombrío. De modo que el compromiso de Van Oord con La Naval, con acabar el barco en sus instalaciones, es en cierta medida una garantía a la que agarrarse en el peor de los escenarios, a pesar de que no está nada claro que sea posible llevar a cabo ese plan B.

Entre otras cosas porque si no hay acuerdo con la banca y se ejecutan los avales, el barco será técnicamente propiedad de las entidades financieras. Sin embargo, una draga no es un activo embargado al uso. El siguiente paso sería buscar un armador interesado en comprarla y acabarla, una cuestión muy compleja, para la que el principal candidato sería Van Oord. Así que cualquier salida conlleva un acuerdo en el que participen el armador y los bancos, que parecen condenados a entenderse.

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