BILBAO - Si la base del éxito de cualquier actuación pública es que tenga la aceptación del público al que va dirigido, el programa Aurrera ya tiene gran parte del camino recorrido. Cuatro emprendedores vascos que han lanzado sus proyectos bajo el paraguas de las incubadoras Business Innovation Centre (BIC) de sus territorios valoraron ayer muy positivamente el planteamiento y se mostraron dispuestos a solicitar el crédito. Alguno de ellos incluso cuestionaron que se ponga un tope de 250.000 euros, porque estiman que cada empresa tiene sus propias necesidades y en el campo de la economía ligada a la tecnología cada proyecto es un mundo.

Amagoia Paskual (Addilan), Aritz Lazkoz (Deneb), Fermin Ollora (Stansol Energy) y Jorge Omiste (Däntak). Operan en campos tan diversos como la maquinaria, la cirugía robótica, las energías renovables y las estructuras internas de prótesis dentales. Sin embargo, comparten inquietudes y problemas y ven en Aurrera la solución para algunos de ellos.

Los cuatro participaron en una mesa redonda tras la presentación de la nueva herramienta de financiación del Gobierno vasco. Todos destacaron que el apoyo público en Euskadi es un resorte para el crecimiento económico.

En esa línea, la gerente de Addilan, que produce en Abadiño maquinaria de fabricación aditiva a medida, aseguró que el emprendizaje es “una carrera de fondo” que requiere rigor en la gestión pero también financiación. Por ello, considera que la nueva línea de crédito del IVF es un “recurso interesante” porque encontrar respaldo financiero a largo plazo es “complicadísimo” para las start ups, que “no tienen una trayectoria” detrás que les respalde.

Desde Gipuzkoa, Aritz Lazkoz explicó que la idea de Deneb surgió cuando él y su socio trabajaban por cuenta ajena y decidieron dar el salto del emprendizaje. Esta compañía que opera en el campo de la robótica aplicada a la cirugía tiene siete empleados un año después.

herramienta “necesaria” Sin embargo, Lazkoz se ha dado cuenta de que cuando acude a los bancos en busca de información proyectos como el suyo, con un plazo de llegada al mercado muy largo, no encaja en los estándares. Por ello estima que son “totalmente necesarias” iniciativas como la desarrollada por el Gobierno vasco y Elkargi.

Como punto negativo, Aritz Lazkoz señaló que el programa, como es habitual, tiene un tope máximo para la concesión de crédito. A su juicio, las necesidades financieras de las compañías tecnológicas rompen todos los clichés y es necesario por ello que el crédito de cada compañía se analice sin ese tipo de corsés.

Fermin Ollora, de la vitoriana Stansol Energy, afirmó que Aurrera “está hecho a medida” para las compañías que tras superar la fase de nacimiento entran en la de ganar tamaño de cara a llegar con fuerza al mercado. “Este tipo de respaldo te alivia, porque te puedes centrar en poner en marcha el proyecto, y en esa situación estamos nosotros este año”, destacó Ollora.

Por último, Jorge Omiste, de Däntak, que nació hace seis meses en el BIC de Barakaldo, tras mostrar su disposición a solicitar el crédito Aurrera, recordó las dificultades de las compañías que están en la punta de lanza de la tecnología. Que tienen un “alto coste” en inversión y no siempre logran los recursos necesarios.