E S difícil enfrentarse al peso de la corbata”, dice cierta sorna y mucho conocimiento de causa, Violeta Costa, ingeniera industrial, MBA Executive y directora de Marketing y Comunicación Corporativa de Sisteplant, empresa de consultoría e ingeniería industrial con sede en el Parque Tecnológico de Derio, en Bizkaia.
Además de coach de mujeres directivas y emprendedoras, pertenece a la red Professional Women’s Network (PWN) y es el alma mater de la rama bilbaina de esta organización sin ánimo de lucro en marcha en 25 ciudades de todo el mundo en la que participan más de 20.000 mujeres profesionales.
Ella es un claro ejemplo de las dificultades que tiene una mujer para hacerse un hueco profesional en el sector industrial, un mundo altamente masculinizado. “Por ser mujer, si quieres llegar lejos en tu profesión se te tacha maliciosamente de ambiciosa, mientras que en los hombres se ve como un valor profesional”. Su propia experiencia le empujó a desarrollar iniciativas formativas y de asesoramiento para ayudar a otras personas, principalmente mujeres directivas, a reinventarse, a cómo poder crecer y llegar a puestos de dirección si es realmente lo que desancle cómo hacerlo y cómo poder conciliarlo con vida la privada personal, que es lo que está ahora mismo cuestionado en las mujeres.
Cada mes organiza un taller con las socias de esta red para hacer coaching ejecutivo de cómo pueden dirigir su empresa y que obstáculos tienen que salvar para ello. También habla a mandos intermedios de cómo todo trabajo acaba afectando al terreno personal.
“Para mi es una gozada poder ayudar a personas que han pasado por situaciones similares a las mías; yo soy un claro ejemplo de cómo puedes reinventarte; he pasado de la ingeniería al mundo de la comunicación. Y he accedido a puestos de dirección sin renunciar a mi vida familiar, que es de lo que se trata”, subraya esta bilbaina madre de un niño de 8 años.
Demagogia En la formación que imparte habla de cómo conciliar sin aparcar la vida profesional. Aunque, reconoce, que se hace mucha demagogia sobre este tema, “porque no deja de ser una cuestión de elección. Yo lo que quiero, en este caso las mujeres, es que podamos elegir lo que deseamos. En el momento en el que tomas una decisión estás renunciando a otras, seas hombre o mujer. Mis talleres van dirigidos a ese segmento de mujeres que queremos seguir creciendo y desarrollando nuestra carrera profesional, pero también ser madres”. A Violeta Costa también le gusta dejar claro que si una mujer quiere tener un hijo y renunciar a su carrera profesional es lícito y perfecto si lo decide porque lo desea, igual que si no quiere tener familia. “Pero hay un grupo de mujeres muy grande, la mayoría que se ven obligadas a renunciar a sus brillantes carreras laborales por elegir ser madres”,
Esta directiva considera que habremos logrado el objetivo de la igualdad en el mundo empresarial cuando las mujeres no seamos noticia por este tipo de temas. “Nunca se habla de liderazgo ni de empoderamiento masculino. Y las mujeres sí debemos de hacerlo. Esto sí que es triste”. Por eso cree que el coaching para ejecutivas cada vez es más necesario “porque las mujeres empiezan a despertar y ver que en las direcciones de las empresas hay un sitio para ellas; las organizaciones comienzan también a tomar conciencia, lo que ocurre es que el traspaso es muy lento. Ellas ven que pueden llegar, pero quieren saber cómo hacerlo sin renunciar a su vida privada; al final se junta una mezcla profesional-psicológica. Se trata de conciliar pero sin sentirte mal por ello. Hay mucha carga moral detrás. No eres peor madre por hacerlo sino todo lo contrario. Si tu eres una persona completa vas a darlo todo por tu hijo”.
Pero para ello hay una serie de factores que hay que cambiar, “que no dependen solo de las mujeres y que son los más difíciles”. En esta linea se refiere al factor social que poco a poco está cambiando. “El papel de los hombres en la familia ya no es el mismo; se involucran más en el cuidado de sus vástagos, en ayudar a la conciliación; desde la incorporación de la mujer al mercado de trabajo esto ha variado sustancialmente”.
Empresas A juicio de esta directiva-emprendedora donde todavía no se ha conseguido avanzar lo necesario es en el ámbito empresarial, que sigue sin impulsar dentro de sus planes estratégicos medidas de conciliación que permitan dar continuación a aquellas mujeres que quieran seguir avanzando profesionalmente, pero también ser madres. “Por ello no serán peores directivas, al revés si te sientes plena serás más feliz y esto se traslada también al trabajo. Pero para ese crecimiento personal y profesional se necesita la implicación de la empresa y todavía no se involucran”. Lo cierto es que a las mujeres no les basta con tener un brillante currículum; les sigue costando mucho más demostrar la valía. “No hay más que ver cuántas mujeres hay en el País Vasco en los Consejos de Dirección de las Empresas”. Cosa que no entiende la ejecutiva de Sisteplant porque “en las organizaciones con mujeres en los consejos de dirección los resultados mejoran; está demostrado”.
Violeta Costa se refiere a un último factor, el cultural. “A veces las enemigas número uno que tenemos las mujeres somos nosotras mismas. Culturalmente nos han enseñado que tenemos que dedicarnos a nuestros hijos y tenemos mucha carga moral si no lo hacemos al cien por cien; yo lo he vivido; mi hijo con 5 meses ya tuvo que ir a la guardería el máximo tiempo posible porque yo tenía que viajar por todo el mundo. Por ello no soy peor madre. Necesito ser feliz en todos los aspectos de mi vida y el trabajo es uno de ellos. El hecho de seguir creciendo laboralmente también hará más feliz a mi hijo estoy segura”.
Aboga por buscar el equilibrio “que te da la felicidad con los hijos, con la empresa, con el trabajo, con las amigas”. Lo que Violeta Costa llama bienestar y ella ayuda a conseguir a otras mujeres que quieren progresar en sus carreras.