Nadie podía imaginar que una empresa, Orbea, creada en Euskadi en el siglo XIX, en 1840, para fabricar armas, pistolas en concreto, iba a llegar al siglo XXI elaborando las bicicletas con las que el ciclista asturiano afincado en Euskadi, Samuel Sánchez se iba a proclamar campeón olímpico en los Juegos de Pekín de 2008 en la prueba de carretera mientras que Julien Absalon lo hacía en BTT.
Más de 175 años de historia han obligado a Orbea a reinventarse varias veces para seguir en un mercado que ha pasado del País Vasco a 58 países del mundo. Esa reinvención le ha hecho pasar de ser una empresa familiar a una sociedad anónima y a una cooperativa. La semilla de Orbea se plantó en Eibar de mano de los hermanos Juan Manuel, Mateo y Casimiro Orbea. El arma corta -desde revólveres de pistón a pistolas- fue su producto estrella. Desde 1840 a 1930 las pistolas fueron la razón de ser de la compañía con un auge importante con motivo de la I Guerra Mundial.
En 1930, Orbea SC deja las armas y aprovecha su conocimiento en tubos de acero para entrar a fabricar desde coches de niños a bicicletas. Debutando en la competición deportiva de la mano del ciclista Mariano Cañardo, un ídolo de la época, como han podido ser después, Perico Delgado, el hombre con el que Orbea ganó su primera Vuelta a España, pasando por Roberto Laiseka, y su triunfo en el Tour con Euskaltel o con Samu Sánchez y su victoria en Pekín.
A mediados de los años 40 del siglo pasado, Orbea tenía 1.000 personas en plantilla y producía unas 50.000 bicicletas anuales, fabricando casi todos los componentes.
El pedaleo asistido de las modernas bicis eléctricas no son un misterio para Orbea porque ya fabricó a mediados del siglo XX la conocida bicicleta con motor de origen galo, el Velosolex. Pero la motorización creciente de la sociedad en los años sesenta, con el auge de las motos y los coches, dejó a Orbea en suspensión de pagos en 1969 y los trabajadores haciéndose con la empresa mediante una cooperativa.
El traslado desde Eibar a Mallabia fue el germen de la Orbea de hoy. La cooperativa decide apostar por productos de más alta gama, algo que se materializa en los años ochenta con la vuelta al ciclismo de competición con equipo propio, con Peio Ruiz Cabestany y con Perico Delgado. En los años 90 las mountain bike abren un nuevo mercado en el que figuras como Absalon o la campeona del mundo Catharine Pendrel cabalgan orbeas, un hito para la empresa igual que la toma de control de Zeus. El antiguo fabricante de pistolas se vuelca con la fibra de carbono en el siglo XXI y la marca Orca es un ejemplo de calidad y diseño.