Donostia - Las leyes tienen sus excepciones y a pesar de que el 90% de los procesos concursales de las empresas terminan normalmente en su liquidación y desaparición hay casos en los que esa premisa no se cumple y las compañías en riesgo consiguen continuar con su actividad, tras realizar los ajustes pertinentes. Es el caso reciente de Fagor Electrodomésticos que volverá a la actividad en los próximos meses de la mano del grupo catalán CNA, de la Real Sociedad de Fútbol o del Grupo Alfa, por poner algunos ejemplos. A esta lista puede incorporarse próximamente la empresa Azkue de Azpeitia.
Todo gracias a la existencia de un grupo promotor compuesto por y cerca de 100 de extrabajadores, que con la ayuda de dos empresarios cántabros del sector de la madera están dispuestos a constituir una sociedad laboral para reiniciar la actividad de esta fábrica de muebles.
La empresa lleva desde diciembre del año 2012 inmersa en concurso. La existencia de este grupo promotor interesado en adquirirla, para lo que ha presentado el consiguiente plan de negocio para la reanudación de la actividad, ha provocado que el juez de lo Mercantil Número 1 de Donostia, Pedro José Malagón, haya suspendido la subasta de bienes de la concursada y haya dictado el pasado día 22 de septiembre una providencia en la que emplaza al administrador concursal a que valore la oferta y proceda, en su caso, a la venta de la compañía a los nuevos interesados.
El valor de la oferta hecha por el grupo promotor tiene una gran importancia no solo en la recuperación de la actividad de esta compañía -que contaba con un gran reconocimiento de marca en su sector-, sino por producirse en una zona tan depauperada como la comarca de Urola-Kosta y, más en particular, Azpeitia, donde el cierre de empresas ha hecho que sea una de las áreas de mayor paro de Gipuzkoa, sino en el carácter social.
Implicación A ello se suma el valor que supone para un nuevo proyecto empresarial la implicación directa de los trabajadores a través de aportaciones económicas que pueden oscilar entre los 10.000 y los 20.000 euros por cabeza.
La respuesta que han dado los extrabajadores de Azkue por comprometerse a participar en este nuevo proyecto empresarial forma parte de su ADN. No en vano, en la compañía concursada los empleados participaban en el capital y en la gestión de la empresa a través de una sociedad de cartera, lo que le da a esta nueva iniciativa un mayor valor en su consolidación.
“Me he llevado una gran sorpresa por la acogida que hemos tenido por parte de los trabajadores y su compromiso por participar en el capital de la empresa que para mi ha constituye una situación nueva. El tener desde un primer momento la implicación de los trabajadores en el proyecto es fundamental y la mejor prueba de su viabilidad”, afirma Faustino García- Moncó que, junto con Antonio Ceballos, son los dos empresarios cántabros, procedentes de una firma de Torrelavega, que van a trasladar su experiencia y conocimiento en la fabricación de pavimentos, recubrimientos de madera y puertas, así como clientela ligada al negocio, a la fábrica de la firma azpeitiarra.
El objetivo de los promotores del nuevo proyecto de Azkue, según señala uno de sus miembros, Xabier Oleaga, es aprovechar las instalaciones de la empresa que son útiles para la producción de pavimentos y recubrimientos de madera y puertas e ir incorporando poco a poco la fabricación de muebles, sector en el que Azkue era una firma de prestigio. Con el tiempo buscan ofrecer un paquete de productos con el que acceder a sectores de grandes equipamientos como edificios e infraestructuras públicos, hoteles, distribución, comercio, etc. y con una fuerte vocación exportadora. La fabricación de pavimentos de madera de diseño propio contaría de inicio con una determinada cartera de pedidos, lo que garantiza la viabilidad del proyecto desde su inicio.
La oferta de compra realizada por el grupo promotor abarca la maquinaría y otro tipo de activos de la planta, así como las marcas comerciales, según se ha conocido.