BILBAO - El director de la empresa vasca Fuchosa, José Manuel González, un economista vizcaino titulado de Sarriko por la UPV-EHU, lleva cuatro años poniendo su conocimiento al servicio de la compañía fabricante de material de frenos de automoción localizada en el Valle de Atxondo tras acumular una importante experiencia en Andersen Consulting y CIE Automotive. González analiza la situación de una compañía perteneciente al Grupo ACE que ha batido el recórd histórico de producción en 2013, un elemento reseñable en un escenario de crisis.
¿Fuchosa es una compañía con una dilatada historia detrás pero qué es hoy en día y el grupo ACE, Automotive Components Europe, del que forma parte?
-ACE es un grupo que fabrica componentes de automoción en fundición de hierro y aluminio además de realizar mecanizado, formado por tres compañías, la de cabecera, Fuchosa, en Atxondo; Feramo, en Brno (República Checa), ambas dedicadas a la fundición de hierro, y EBCC, sita en Wroclaw (Polonia), que trabaja en aluminio. Esta última cotiza en Bolsa en el mercado de Varsovia. Tenemos un centro de ingeniería en el AIC de Boroa-Amorebieta. El grupo factura unos 100 millones de euros anuales y la plantilla, en el caso de Fuchosa, asciende a 225 personas.
¿Qué fabrica Fuchosa?.
-Producimos principalmente, lo que en nuestro sector se denomina, la horquilla de freno, soporte o pieza de seguridad clave en el conjunto del freno de disco de un automóvil. Esta horquilla es fabricada en hierro nodular y si bien es un producto único, tiene diferentes referencias en función de la plataforma de automoción a la que vaya destinada. Actualmente, Fuchosa fabrica horquillas o soportes de freno para la mayor parte de las actuales plataformas de automoción en Europa. De hecho este último año hemos fabricado el equivalente a 25 millones de frenos de coches.
La alta especialización de Fuchosa en horquillas de freno tiene una parte positiva que es el elevado número de coches que incorporan este componente fabricado por el grupo vasco.
-Fuchosa tiene actualmente una cuota de mercado paneuropea del orden del 45% en la fabricación de horquillas de freno para todo tipo de plataformas de automoción, lo que viene a significar que prácticamente la mitad de los coches que circulan por nuestras carreteras llevan alguna de nuestras horquillas en sus frenos. Esta posición de liderazgo se ha alcanzado tras una evolución constante desde que se adoptó la decisión estratégica allá por los años 90, de especializarnos en este producto de seguridad enfocando todos nuestros esfuerzos técnicos, organizativos y productivos al conocimiento, desarrollo y fabricación de la horquilla de freno. Ello supone que realizamos un esfuerzo notable de ingeniería y de mejora continua.
¿Qué niveles de producción ha alcanzado la empresa?.
-El pasado año alcanzamos las 40.000 toneladas, una cifra que supera el récord que teníamos en 2007, antes de la crisis, con unas 38.000 toneladas. Nuestro objetivo, con las nuevas inversiones, es llegar a 45.000 toneladas en tres años
¿Cómo se consigue, en mitad de la crisis que asola el Estado español, mantener el empleo, alcanzar récord de producción y aprobar nuevas inversiones para la planta en Euskadi cuando hay posibles alternativas en países europeos con menores costes?.
-Nada sería posible sin la colaboración e implicación plena de los trabajadores de Fuchosa. Hemos tenido paz social y tenemos la flexibilidad necesaria para adaptarnos a la evolución de los mercados. Por ejemplo, nunca hemos tenido un problema para cubrir un turno extraordinario cuando ha sido necesario. En medio de la crisis hemos firmado dos convenios colectivos, en 2010 y 2012, y gracias a la buena disposición de los trabajadores, a su colaboración y compromiso con el medio y largo plazo hemos sacado esto adelante en un sector como el de automoción donde las tensiones sobre los precios por las presiones de los grandes fabricantes de coches son continuas todos los años. Ello ha hecho que en ACE se haya decidido invertir en Euskadi pese a la crisis y este año hay en marcha otra inversión más para mejorar una de nuestras dos líneas de producción. Y así poder seguir mejorando la productividad y la competitividad como hemos hecho estos años con el gran trabajo de ingeniería y de los trabajadores.
¿Euskadi tiene elementos positivos para el sector industrial?
-Sí. En Euskadi hay un tejido industrial muy importante, con un conocimiento de primer nivel y personal cualificado. Ello nos permite, en nuestro caso concreto, contar con una red de proveedores y subcontratistas que van en nuestra misma línea y que nos ayudan a mantener esta mejora continua de productividad. Euskadi tiene en su red industrial y de servicios relacionados con la industria, una ventaja competitiva importante. Si la colaboración y la implicación de la plantilla es plena como ocurre en Fuchosa se puede competir, mantener el empleo y obtener resultados positivos.
La empresa puede trabajar en su ingeniería, en su organización interna, con un buen departamento financiero, en la buena disposición de su colectivo laboral para estar en las mejores condiciones para competir en un mercado global, o, por lo menos en su caso, europeo pero luego tiene que hacer frente a elementos domésticos, en el caso español, como los costes de la energía eléctrica que suponen un inconveniente notable.
-Las fundiciones son industrias intensivas en el uso energético. De media, en una fundición tipo los costes energéticos pueden alcanzar entre el 10 y el 15% de los totales. Una cifra importante. Aquí, teniendo en cuenta todos los factores que inciden en la tarifa eléctrica, peajes de acceso, costes de distribución, el coste de la propia energía etc..., el resultado es que el coste del kilowatio hora nos cuesta un 74% más hoy que en 2007. Y este es un factor de costes que no depende de los mercados internacionales como las materias primas. El precio de la chatarra, por ejemplo, es similar aquí o en Francia y afecta de forma parecida a todos nuestros competidores. Además las oscilaciones de estos precios de materias primas se pueden repercutir en alguna manera a los clientes porque en parte en los contratos de suministro hay fórmulas de indexación. Sin embargo, los costes energéticos no tienen esa posibilidad porque los clientes entienden que es un problema local. Lógicamente una empresa vasca con estos costes de energía está en desventaja con competidores instalados en otros países europeos.
La concentración en un sólo producto también tiene riesgos. ¿De cara al futuro en qué trabaja la empresa? ¿Se plantea una diversificación?.
-Fuchosa está, hoy en día, desarrollando nuevas referencias de horquillas de freno para las futuras plataformas de automóviles tanto para nuestros habituales clientes como para nuevos o potenciales clientes. Nuestra idea es crecer, crecer y crecer. Al mismo tiempo, y en respuesta a una necesaria estrategia de diversificación de producto que nos permita afianzar nuestra presencia y rentabilidad en este complicado y exigente sector de la automoción, -en el que cada año se piden mejores rendimientos técnicos, mejores calidades y costes más baratos-, estamos trabajando en otros productos de automoción que puedan encajar en nuestro proceso.