Bilbao

LA refinería de la compañía vasca Petronor, controlada en un 86% por Repsol, ha dado un paso adelante fundamental para garantizar su futuro gracias a las mejoras tecnológicas introducidas tras la importante inversión realizada por sus accionistas en el denominado proyecto URF (Unidades para la Reducción del Fuelóleo) que ha adecuado la estructura de producción de la refinería de Muskiz a la reducción del consumo de fuel y a la demanda creciente de gasóleo. Además se ha aumentado la garantía de suministro de materias primas, dado que permite acceder a los tipos de petróleo más abundantes, los más pesados.

Las nuevas instalaciones transforman los componentes más pesados del petróleo cuyo destino es la fabricación de fuelóleo, en productos ligeros de mayor demanda: gases licuados, gasolinas y gasóleos. Esta transformación se basa en el proceso de conversión térmica del petróleo. Para ello, se procede a romper las moléculas de elevado peso molecular contenidas en el crudo calentándolo a cerca de 500º C.

El resultado es que la refinería vasca, además de reducir los efectos medioambientales, ha aumentado sustancialmente su factor de conversión. ¿Qué significa esto? Pues que consigue aprovechar comercialmente hasta casi la última gota del barril de petróleo que llega a la planta. Y este es un factor clave de competitividad en un mercado en el que han cerrado 16 refinerías en los últimos años y, especialmente, en el Estado español, donde por efecto de la crisis ha caído más la demanda durante los últimos años.

En la actualidad la refinería de Petronor es una de las tres primeras del Estado, hay nueve, por su capacidad de conversión -o sea la capacidad de aprovechar mejor cada litro de crudo que se procesa-, que triplica a las dos últimas, lo que dejaría a estas últimas mucho más expuestas a un cierre por falta de rentabilidad en un mercado que muestra una evolución peculiar: En el periodo 2008-2013, la demanda mundial de gasolinas ha subido un 7,6% pero en Europa ha caído un 3,5% y en el caso del Estado español, con datos referidos a un periodo un año mayor, se ha reducido en un 24,3%. La inversión realizada en Petronor permite reprocesar unos 2,5 millones de toneladas de fuel cada año, un producto con una demanda a la baja, y obtener combustibles de automoción como el gasóleo, en crecimiento por la dieselización del parque móvil español, y del que España es deficitaria.

Centro de Tecnología Repsol La inversión efectuada en la compañía vasca no obtendría toda la rentabilidad prevista por sus accionistas, Repsol y Kutxabank, sin el importante aporte del Centro de Tecnología Repsol (CTR), sito en la localidad madrileña de Móstoles.

En dicho centro, de primer nivel internacional, trabajan cerca de 400 investigadores encargados de desarrollar soluciones energéticas innovadoras. Y entre las labores que se realizan en el Centro Tecnológico Repsol hay una que es crucial para Petronor pues consiste en efectuar un complejo proceso para analizar y refinar muestras del petróleo que adquiere la empresa vizcaina para su planta de Muskiz antes de que el barco llegue al puerto de Bilbao con el crudo adquirido, de forma que se pueda optimizar al máximo su refino, siempre en búsqueda, según Repsol, de obtener el mayor rendimiento de cada gota de petróleo.

Al CTR de Móstoles llegan por vía área muestras del petróleo comprado directamente desde el buque que lo transporta y en un laboratorio que reproduce una refinería a pequeña escala se procesa el crudo probando los catalizadores más adecuados y las temperaturas más precisas, y obteniendo una simulación matemática del rendimiento comercial que se puede obtener del producto. Ello permite tener la refinería de Muzkiz preparada para procesar el petróleo cuando llega a sus depósitos. El CRT además de trabajar en la búsqueda de biocombustibles de última generación colabora con centros tecnológicos vascos en capítulos tan diversos como la recarga del automóvil eléctrico.