Bilbao. Un pequeño empresario de artes gráficas, Iñaki Garcinuño, es el presidente de la organización empresarial vizcaina Cebek. Abogado formado en la Universidad de Deusto, con experiencia profesional en el sector financiero, Banco de Vasconia, y gerente de la empresa familiar que lleva su apellido, Garcinuño se encuentra, además de con la crisis, con una negociación colectiva virtualmente rota en Euskadi, en general, y en Bizkaia, en particular, tras la entrada en vigor de la reforma laboral y la negativa del sindicato mayoritario ELA a sentarse en la mesa si se acepta dicha realidad legal.

La reforma laboral ha dado la puntilla a una negociación colectiva que en Bizkaia lleva años prácticamente parada. ¿Qué aporta esta normativa a las empresas?

La reforma laboral ha sido bienvenida porque nos aporta unos elementos de flexibilidad que son fundamentales para que las empresas se puedan adaptar al actual entorno competitivo. Abaratar los costes de despido no ha sido nunca nuestra bandera. La reforma permite que en un momento en que las empresas están al límite de resistencia una flexibilidad en costes para evitar recurrir a medidas más drásticas como el despido. Nosotros reivindicamos una mayor flexibilidad fundamentalmente en temas como la movilidad funcional del personal o una distribución irregular de la jornada en función de la demanda así como la posibilidad de acogerse a un descuelgue en caso de necesidad aunque sea con un arbitraje imparcial. Por ello creemos positiva la reforma.

¿Cuál es la razón del rechazo frontal de los empresarios al mantenimiento de la ultraactividad en los convenios colectivos?

No puede ser que unas condiciones que se pactan en función de unas circunstancias económicas concretas se mantengan indefinidamente en el tiempo cuando la sociedad cambia, las circunstancias cambian y los mercados cambian. La ultraactividad indefinida es algo del pasado. Además nosotros estamos dispuestos a mantener más tiempo el periodo de ultraactividad del que legalmente se contempla para poder negociar acuerdos.

La justicia no ha dicho la última palabra en este tema.

Efectivamente. Hay un recurso de inconstitucionalidad sobre el arbitraje obligatorio en caso de que termine sin acuerdo el plazo de vigencia de los convenios. Y también hay que ver qué dicen las instancias judiciales sobre aquellos convenios que incluyen la ultraactividad indefinida -casos del metal, artes gráficas etc.- y que fueron firmados antes de la actual reforma laboral. Nosotros pensamos que el legislador quiere acabar con ello y la parte sindical no.

La reforma laboral facilita el recortar los salarios con el lógico temor de los trabajadores... y de la administración que teme ver reducidos sus ingresos fiscales por IRPF.

Como norma general no vamos a rebajar los salarios. Eso es al menos lo que Cebek transmite a sus asociados. Sí consideramos que es importante en esta coyuntura mantener unos criterios de moderación salarial pero la rebaja de sueldos si se aplica será en empresas concretas que pasan por situaciones económicas muy complicadas. Además en nuestra oferta de negociación en las mesas de los convenios hemos endurecido las condiciones necesarias para poder acogerse al descuelgue salarial con la introducción de procesos más garantistas de forma que esté verdaderamente justificado y sólo se pueda hacer en una determinada situación económica de la empresa. Y, por último, aceptamos que en caso de discrepancia sea un árbitro imparcial el que decida en última instancia, árbitro que hasta hora en España, donde ya existe dicha figura, está dando más la razón a los trabajadores que a los empresarios. Lo que sí ha cambiado con la reforma es que se ha acabado el veto sindical a la posibilidad de que una empresa se acoja al descuelgue salarial.

A partir de enero de 2014 se mantendrán salarios.

En líneas generales la idea es mantener las condiciones más allá de que se den situaciones puntuales por la complicada situación de una empresa. Nosotros en las mesas de negociación de los convenios y en las recomendaciones a las empresas hemos puesto nuestro compromiso de mantenerlos.

¿Por qué no ha sido posible un acuerdo en la negociación colectiva?

Se han establecido unas posturas maximalistas de salida que han hecho imposible la vuelta atrás. El arbitraje, la ultraactividad, etc. han sido considerados unos totems. Porque algunos querían introducir en los convenios una verdadera contrarreforma laboral. Nosotros no vamos a renunciar a la legalidad vigente pero hemos modificado nuestra postura con un planteamiento pactista reduciendo las cotas de flexibilidad que permite la normativa, prorrogando hasta un año más la ultraactividad de los convenios y endureciendo los requisitos para poder acogerse a un descuelgue. Y además, como normal general, hemos ofrecido mantener salarios y jornada laboral que, por otro lado, son en Euskadi los mayores del Estado español, más de un 20% sobre la media, en el primer caso, y las menores, en el segundo. Pero si ELA, el sindicato mayoritario vasco, ni se sienta a negociar...

¿Qué piensa de la postura de ELA en la negociación colectiva?

Está instalado en una radicalidad irresponsable para los propios trabajadores y no está afrontando su responsabilidad como sindicato mayoritario vasco. Creo que en su deseo de aprovechar las relaciones laborales para generar influencia política ha hecho una dejación de responsabilidades. Y su postura no beneficia ni a las empresas ni a los trabajadores, y ha dinamitado las relaciones laborales porque además no vemos que tenga voluntad de cambiar.

¿Es factible alcanzar acuerdos en la negociación colectiva pendiente?

Nuestra voluntad es esa. Defendemos un modelo de convenios colectivos sectoriales provinciales vascos porque consideramos que es el mejor marco para todos y ahí estaremos con los que se sientan a negociar como UGT y CC.OO. y, como ha pasado estos días en algunos acuerdos de comercio, con LAB. Un tercio de los trabajadores vizcainos está cubierto por convenios.

¿Es necesario un nuevo modelo de relaciones laborales?

Sí. Sin duda. Y este es un tema de país de cara al futuro. Esta crisis nos va a enseñar a los empresarios a establecer nuevos modelos de gestión de personas. Estamos hablando de un modelo distinto de gestión porque el anterior ha fracasado, más transparente, más comunicativo y más participativo. Y ello permitiría poner encima de la mesa temas que nos preocupen a todos y que nos facilite acercar posturas en, por ejemplo, para nosotros temas clave como el absentismo. Aquí, consideramos que el papel de LAB buscando acuerdos sería muy importante porque podría liderar un nuevo marco de relaciones laborales. Si decaen los convenios sectoriales provinciales y entramos en una negociación empresa a empresa podemos ir a una desregulación no deseada por nadie, ni por los empresarios ni por los trabajadores. En el día a día en numerosas pymes se está dando un importante ejercicio de responsabilidad por parte de los trabajadores con una postura alejada de alguna cúpula sindical. Nosotros, en todo caso, vamos a estar cerca de las empresas.

El propio lehendakari se volcó para acercar posturas sobre los convenios pero finalmente no hubo acuerdo antes del 7 de julio pero no se ha producido el "abismo" que se temía.

Ni se han cambiado de forma generalizada los convenios, ni se ha dado la conflictividad laboral que se temía porque las empresas han actuado con prudencia y los trabajadores con mucha responsabilidad.

¿El tema de la reforma laboral y la imposibilidad de cerrar un acuerdo sobre la negociación colectiva en la CAV ha distanciado a los empresarios del Gobierno vasco?

Las relaciones son buenas y nuestra voluntad es, y ha sido siempre, la de colaborar. Ellos tienen que ver en nosotros que podemos ser unos aliados y unos buenos colaboradores.

¿Qué opinión le merece el pacto fiscal en Euskadi?

Más allá de valorar unas propuestas concretas creemos que no se puede realizar una política fiscal a corto plazo. En todo caso los aumentos de presión fiscal en momentos de recesión tienen que tener un límite pues a partir del mismo por más que se suban los impuestos no se va a recaudar más. En todo caso, esta reforma no es la que nosotros querríamos.