etxebarri

EL Grupo Sarriena está empeñado en demostrar que las segundas partes sí pueden ser buenas en el caso de Ramón Vizcaíno. La histórica firma industrial guipuzcoana ha visto la luz de nuevo en el Polígono Legizamon de Etxebarri gracias al impulso de una sociedad especializada en bienes de equipo.

Los socios de Sarriena compraron hace algo más de un año parte de la tecnología de Ramón Vizcaíno, que había cerrado sus puertas en Oiartzun dejando un gran vacío en la comarca, pero también varios proyectos en el tintero. El grupo con sede en Etxebarri contrató también al núcleo encargado de los procesos de I+D y se comprometió a dar empleo al mayor número de trabajadores posible. Nació así un nuevo proyecto empresarial basado en el desarrollo de maquinaria de frío industrial y vio la luz en el polígono vizcaino en mayo de 2012. Poco a poco, sin hacer mucho ruido, cerró ese ejercicio con una facturación de 331.400 euros y la previsión apunta a una consolidación con ventas de más de un millón de euros, se triplicará el volumen de negocio.

El primer fruto de la alianza de Sarriena con el legado tecnológico de Ramón Vizcaíno es el Ecopack, un equipo de refrigeración compacto que está llamado a revolucionar el segmento del frío industrial. Se trata de un sistema estándar de reducidas dimensiones que puede instalarse tanto en interiores como en exteriores. Con una filosofía similar a la de los periféricos informáticos plug&play, no requiere prácticamente ninguna acción previa a su puesta en marcha, simplificando basta con conectar la unidad a la instalación. Eso facilita el recambio de los ingenios y el arranque de nuevos negocios ligados al frío industrial. Hasta ahora, este tipo de equipamientos estaba integrado en el diseño de las instalaciones. Ocupaba una gran parte de la superficie de la empresa y condicionaba la proyección de la obra, que tenía que ajustarse a la maquinaria que había en ese momento.

En cambio, el Ecopack de RV Cooling Tech tiene una superficie de seis metros cuadrados, más o menos el mismo tamaño que un ascensor con capacidad para veinte personas. El managing director de la nueva compañía, Igor García, explica a DEIA otra de las principales ventajas de su equipo estrella. La Unión Europea prohibirá en breve la maquinaria de frío industrial basada en los freones, refrigerantes compuestos por clorofluorcarbonos cuyas emisiones debilitan la capa de ozono. La apuesta de la nueva Ramón Vizcaíno de cara al futuro es el amoniaco, un elemento que está presente en la naturaleza y que tiene por ello una sencilla integración medioambiental cuando su vida industrial se extingue.

De este modo, la compañía estará muy bien situada cuando las empresas se vean forzadas a cambiar sus equipos de frío o cuando surjan nuevos proyectos. Será un éxito de la innovación, pero también de otra de los caminos que conducen a la salida de la crisis, el de la internacionalización. Los principales clientes actuales de RV Cooling Tech son europeos y la labor comercial se está centrando en gran medida en Francia y Alemania. El primero, por cercanía, y el segundo, por capacidad de inversión. Hay poco negocio en el Estado español, explica García, y los costes de operaciones transoceánicas son muy elevados.

El crecimiento de la cartera de pedidos es un reflejo del éxito que puede llegar en el futuro. Facturar más de 300.000 euros en el primer año de vida no es un objetivo al alcance de muchas empresas, tener como previsión el triplicar ese nivel en el segundo ejercicio es una prueba de confianza que roza incluso el acto de fe. En este caso concreto, hay datos que refuerzan ese optimismo.

posibles pedidos RV Cooling Tech maneja un portafolios secundario de pedidos en el que figuran las ventas que están todavía sin confirmar. Su volumen ronda los 12 millones de euros en el ecuador del año. Son proyectos sobre los que no se toma la decisión final pero que tampoco se caen, y los responsables de la empresa consideran que se materializarán muchos de ellos cuando la situación económica mejore y el crédito fluya a las empresas.

De momento, a pesar del notable crecimiento en apenas doce meses, la fábrica no trabaja a pleno rendimiento, con ritmo industrial. Eso tiene una lógica afección en el empleo. Junto a los responsables del desarrollo tecnológico y comercial del producto -unas diez personas-, seis obreros se encargan de dar cuerpo a los pedidos. Son los trabajadores de mayor edad de la antigua Ramón Vizcaíno, los que tienen más experiencia y los que están más cerca de la jubilación, precisamente para que su carrera de cotización no se vea interrumpida.

La previsión es incrementar la plantilla cuando aumente la carga de trabajo y contar para ello con la bolsa de los exempleados de la empresa guipuzcoana. Y en esa dinámica, la piedra angular será el Ecopack, que por ahora es solo una pequeña porción de la tarta del negocio, pero que ganará posiciones cuando Bruselas ponga fecha a la eliminación de los equipamientos con freones y se establezcan líneas de subvenciones para el recambio. En los primeros compases del relanzamiento de la marca RV con el nuevo proyecto industrial ha sido clave la participación de la administración pública.

El Gobierno vasco, a través del programa Gaitek, colaboró estrechamente con los tecnólogos en el desarrollo del producto, tanto a nivel económico como de asesoramiento con técnicos que formaron parte de la botadura de la nave. Los planes renove de maquinaria también facilitarán la implantación en el mercado.

Las perspectivas de negocio del frío industrial son amplias. Este segmento de bienes de equipo suministra maquinaria a muy diversas empresas. Los congeladores y refrigeradores de los grandes centros comerciales están conectados a estas máquinas, también son utilizadas en general por las industrias de transformaciones de alimentos -grandes cadenas de pizzerías, empresas de congelados o conserveras-, pero también por todas las que necesiten el frío en su cadena de producción, algunas de ellas tan curiosas como las compañías que suministran a las floristerías.