Dos millones de botellas "made in Euskadi"
La empresa vasca Vidrala, cuarto mayor productor europeo, fabrica en Llodio dicha cifra diariamente
Bilbao
Qué tienen en común una tónica Schweppes, un vino reserva rioja Barón de Ley, un cava Freixanet, una birra Peroni, un aceite Carbonell o un bitter Kas? El envase. Una botella de vidrio que es fabricada en Euskadi por una empresa, Vidrala, que es una de las cinco mayores compañías de Europa productoras de envases de cristal para vino y alimentación.
La compañía Vidrala, fundada en 1965 en la localidad alavesa de Laudio, ha dado un salto adelante fundamental en los últimos años, según resalta su presidente Carlos Delclaux, cuya familia se mantiene como accionista de referencia, tras varias idas y venidas, de la mano de un proceso inversor de nada menos que 300 millones de euros en el último lustro.
La apuesta decidida del actual equipo gestor de la compañía por la internacionalización -"o comes te comen", resalta el director Javier Gutiérrez Martínez de Campañón, toda una vida en la empresa del valle de Aiala-, incluye la adquisición de una fábrica en Italia, Corsico Vetro, y otra en Bélgica, en Valonia, Manufacture du Verre. Y ha permitido a Vidrala consolidarse como el cuarto productor europeo de botellas de vidrio con un 7% de cuota de mercado, cifra que supera el 25% en la península ibérica. "En el Estado español, un tercio de las botellas de cristal para bebidas tienen el sello de Vidrala", exclama el responsable financiero, Raúl Gómez.
Gracias a dicho proceso de diversificación de mercados y de crecimiento, Vidrala ha podido consolidar en su Laudio natal -sede de los cuarteles generales del grupo, y la que es "una de las dos mayores fábricas de Europa"- una plantilla de unas 500 personas pese a que los costes de producción se han izado ya al nivel de países con mayor renta per cápita como Bélgica o Italia.
Qué lejos quedan los inicios de la actividad productiva de Vidrierías de Álava, en 1.966 con un horno y dos máquinas, con una capacidad de 25.000 toneladas anuales y una docena de modelos. En la actualidad el grupo produce cerca de un millón de toneladas de vidrio al año con unos 750 modelos.
La mezcla, básicamente, de arena de sílice, soda y caliza calentada a 1.500 grados centígrados permite producir el vidrio con que se fabrican las botellas de vino, con su característico color natural verdoso. "El proceso para fabricar envases totalmente transparentes hace que dichas botellas sean más caras que las tradicionales verdes", indican los responsables de Vidrala.
En la planta de Laudio la mitad de la materia prima que alimentan los hornos es arena de sílice natural, pero la otra mitad es vidrio reciclado, o sea, botellas ya utilizadas.
El reciclaje del vidrio está muy avanzado en Euskadi, cerca del 70%, pero no así en el Estado español, donde se recicla sólo poco más de la mitad cuando hay países del norte de Europa donde se alcanzan cotas de casi el 90%.
La utilización de botellas usadas para alimentar los hornos, tiene, según destacan los responsables de la firma vasca, "una ventaja sustancial, además de la reutilización del envase en cuestión. Y no es otra que se necesita una temperatura más baja para fundirse en el horno que la precisa para las materias primas naturales, lo que permite un ahorro energético sustancial en una empresa en la que los gastos energéticos, gas natural y electricidad, suponen un 20% de los costes".
El grupo Vidrala, según recuerda Raúl Gómez, está presente en los principales mercados de Europa, muy relacionados con la cultura vinícola, como son Portugal, España, Italia y Francia, países en los que cuenta con fábricas propias, salvo en el caso francés, mercado que se atiende, por el norte, desde la planta de Bélgica.
A diferencia de otros sectores industriales, Vidrala está más protegida de la competencia de países como China. "El vidrio viaja mal. Tiene una cierta fragilidad y, sobre todo, ocupa mucho volumen para su peso porque, lógicamente, los envases están llenos de aire y esto tiene unos importantes costes logísticos, por lo que las fábricas sirven pedidos a un entorno no mayor de 400 kilómetros de radio", resaltan en la planta de Laudio que abastece, entre otras, a las bodegas de La Rioja y de Burdeos.
La internacionalización de Vidrala y su especialización en el área vinícola mediterránea ha sido uno de los grandes aciertos estratégicos de la compañía vasca. "Hemos crecido fuera de España en los últimos ejercicios, con lo que hemos pasado de tener el 82% de nuestras ventas aquí, en el mercado doméstico, en 2002, a menos de un 55% en la actualidad", resalta el presidente Carlos Delclaux. Esta apuesta por diversificar mercados y la buena gestión realizada por la compañía ha hecho posible que Vidrala pueda capear la crisis de la mejor manera posible, lo que se refleja en las cifras de resultados. En 2009, uno de los peores años de la historia económica mundial en medio siglo, la compañía logró un beneficio neto de unos 40 millones de euros con unas ventas de 380 millones. Ello, -posible gracias a la más favorable actividad en los mercados exteriores-, supone un retorno del 10% sobre ventas, lo que es una buena noticia para el sostenimiento de la compañía y para poder afrontar las inversiones necesarias para mantener la expansión exterior, condición sine qua non para garantizar los puestos de trabajo de la empresa en Laudio. "Ahora, Vidrala considera vital crecer en Italia, que es uno de los mayores productores de vino y aceite de oliva, segmento éste, el aceitero, que tiene un importante margen de crecimiento aunque todavía no sea significativo en las ventas del grupo vasco, que concentra más del 40% de sus envases en el vino", señala el director responsable de mercados exteriores, Jon Ander de las Fuentes.
Vidrala confirma que la apuesta industrial vasca sigue siendo una apuesta de futuro, incluso en sectores maduros como el del vidrio, si se combina con acierto un excelente saber hacer con la expansión internacional. Escalar posiciones en el ranking europeo de fabricantes -actualmente ya es el cuarto mayor grupo productor- es vital para una compañía que trabaja en un mercado, el vasco, con costes de producción elevados incluso en términos de la eurozona.
La estabilidad de sus cuentas y el escaso apalancamiento, junto con su buena gestión, permiten a Vidrala mirar con optimismo el futuro mientras potencia su innovación para diseñar envases más modernos, ligeros y resistentes.
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