BILBAO. El negocio de la energía renovable es una de las grandes oportunidades del futuro. Empresas como Iberdrola, líder en parques eólicos terrestres, no ha dudado de buscar su hueco diversificando su actividad hasta terminar separando jurídicamente la producción tradicional de energía de la verde. Bard sigue esa línea con un salto que puede sentar precedentes en el sector habida cuenta del recorrido de la industria eólica offshore, lejos de la costa, con mejores vientos y menor impacto visual.

Tras reforzar sus posiciones en Alemania con varios contratos que le permitirán mantener su nivel de actividad los próximos tres años, se viste ahora de armador para encargar a La Naval de Sestao un buque con el que cerrará la cadena de valor del negocio.

Sus 745 empleados cubren de principio a fin la actividad eólica. Tiene una división de ingeniería y diseño de los molinos y los parques, otra de construcción de los aerogeneradores, una tercera para su colocación y una última para el mantenimiento. Además, la cabecera del grupo es Bard Holding, presidida por Heiko Ross. Disponer de uno o incluso una flota de jack ups puede ser una inversión que redondee la actividad.

pionero en Alemania Bard inauguró en octubre de 2008 la primera granja eólica marina de Alemania. Es un referente en la industria offshore, pero también de la terrestre. Su proyección es enorme y está muy ligada a los proyectos del Ejecutivo de Angela Merkel, que pretende instalar más de 12.000 megavatios eólicos en el mar del Norte de aquí a 2014. La cifra habla por sí sola. Las granjas offshore más grandes en proyecto tienen una potencia instalada de 400 MW y han conseguido hacer rentable el negocio. El futuro es prometedor.